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"Para que la sostenibilidad se desarrolle, tienes que tenerla en tu ADN y ser valiente". Estas palabras, pronunciadas por Silvia García-Castaño, directora general de Inversiones y Productos de Tressis, dan cuenta del espíritu inconformista que el grupo tiene en torno a la inversión socialmente responsable desde que en 2014 empezara a aplicarla. Su próximo paso podría ser el adelantarse a la Unión Europea (UE) en la introducción del famoso test 'green MiFID', programado para agosto de 2022.

La directiva europea sobre instrumentos financieros (MiFID II) introducirá a partir del 2 de agosto de 2022 un cambio de gran calado para los asesores financieros. Y es que estos deberán preguntar a sus clientes por sus preferencias en materia de sostenibilidad para el denominado test de idoneidad, que es el que determina el perfil de riesgo del inversor.

Por tanto, las firmas de asesoramiento financiero en Europa deberán contar con los conocimientos necesarios sobre factores medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG), así como con una gama adecuada de productos de inversión sostenibles que satisfaga tales preferencias.

En una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia, García-Castaño avanza que en Tressis quieren "hacer las preguntas de sostenibilidad en el test MiFID antes de agosto si es posible". ¿Y cómo van a plantearlas? "Queremos que sea un formulario sencillo de entender para el cliente y cuyas respuestas sean sencillas de interpretar para nosotros", afirma.

Cuando uno se aventura a ser el primero del sector en hacer algo de tan vital importancia para el continente y sus inversores, puede incurrir en el riesgo de no dar con la tecla adecuada y tener que enmendarse con el paso del tiempo. Sin embargo, no es algo que preocupe en Tressis: "La experiencia nos dice que no tendremos rechazo por parte de los clientes", ni a la hora de hacer el test ni en cuanto al grado de respuestas positivas.

El test 'green MiFID'

Básicamente, el cliente decidirá si alguno de los siguientes tipos de productos financieros debe formar parte de su cartera y en qué medida: un producto en el que una proporción mínima se invierta en actividades sostenibles conforme a la taxonomía europea; un producto en el que una proporción mínima se invierta en actividades sostenibles conforme al reglamento de divulgación de finanzas sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés); o un producto que tiene en cuenta las principales incidencias adversas conforme a los elementos cualitativos y cuantitativos seleccionados por el cliente.

Si el producto en cuestión no cumpliera con ninguno de los criterios anteriores, no podría ofrecerse como sostenible.

Normativa en evolución

Con todo, en Tressis son conscientes de que tanto la normativa sobre sostenibilidad como la propia definición y desarrollo de sus componentes están todavía en evolución. Por ejemplo, "en cuanto a biodiversidad, la regulación tiene que concretarse", y la práctica de mercado también se extenderá a otros campos: "El desarrollo de energías limpias va a estar no solo en el lado de las empresas cotizadas, también en las no cotizadas", lo que abre la puerta a fuertes inversiones en activos alternativos.

El último desencuentro en este terreno ha llegado desde el lado de la energía nuclear. La Comisión Europea estudia su declaración como inversión 'verde', aunque no todos los agentes del sector -ni, obviamente, todos los países- están de acuerdo en esta clasificación, que movería los cimientos de la nueva taxonomía europea.

En el caso de Tressis, considera García-Castaño que, para llegar a un 2050 donde la UE sea climáticamente neutra en una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, se necesitan energías de transición dentro del mix energético, por lo que "tiene sentido dar entrada a la nuclear dentro de ese mix". Porque, "además de llegar al objetivo de 2050, también hay que garantizar la seguridad del suministro, así como el desarrollo de la economía que hay por debajo de ese suministro de energía para la población".

En la actualidad, un 30% de las soluciones de inversión que ofrece esta firma independiente de banca privada integra los criterios ASG de partida, esto es, que son productos nacidos y clasificados puramente como sostenibles. Pero es que, en líneas generales, "casi toda nuestra gama integra en la práctica la ASG", en un segundo escalón evolutivo fruto del análisis posterior muy aspiracional: "Tenemos un compromiso como casa, queremos evangelizar sobre la inversión sostenible". El 2022 será el momento de la verdad.

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