La inflación se ha convertido en uno de los grandes protagonistas de debates económicos y de inversión en los últimos meses. No hay gestor que no tenga en cuenta las previsiones y evolución de este indicador a la hora de tomar sus decisiones de inversión. Los precios están creciendo casi un 7% en EEUU y un 5% en la UE, un hecho que impacta sobre el poder adquisitivo y sobre los activos financieros, que tienen más complicado superar esta tasa para ofrecer rentabilidad real positiva a los inversores. La mayor parte de los bancos centrales han reconocido que ya no es un fenómeno transitorio, a pesar de que esperan que tienda a la baja este año. La gran duda es despejar si será o no así.
En Mutuactivos, la gestora de Mutua Madrileña, apuntan precisamente a que la inflación es una de las grandes incertidumbres que les preocupa. La gestora señala que, en las últimas décadas, el trabajo de los bancos centrales probablemente se hizo más fácil por una serie de tendencias estructurales.
“La globalización redujo los costes de producción y el poder de negociación de los trabajadores, reprimiendo el crecimiento de los salarios. Y el envejecimiento progresivo de la población hizo que el ahorro creciese. Además, a partir de los años 90, los avances tecnológicos fueron muy deflacionistas”, comentan.
Pero los últimos años la globalización ha dado, al menos temporalmente, paso a desglobalización (las empresas manufactureras quieren tener a sus proveedores más cerca) y el envejecimiento de la población se está compensando con la paulatina desaparición de los “baby boomers” y una elevada escasez de mano de obra en algunos países.
“En 2020 el Covid provocó la rotura de las cadenas de suministro, lo que, junto con los elevados precios de la energía, ha impulsado al alza los precios. Además, los bancos centrales han tenido que inyectar enormes cantidades de dinero en el sistema financiero y los gobiernos han emprendido programas de gasto nunca vistos en periodos de paz (el déficit presupuestario del gobierno de Estados Unidos superó el 12% del PIB, tanto en 2020 como en 2021)”, comentan los expertos de Mutuactivos.
Fuerzas que alimentan los precios
Otros dos factores que les preocupan son la evolución del sector inmobiliario americano y los “efectos de segunda ronda”. El precio del alquiler está empezando a subir en EEUU, y típicamente se ha trasladado al precio del alquiler con una demora de 18 meses. Dado que este componente pesa más de un 20% en el IPC americano, es una variable que hay que vigilar.
Además, la inflación puede también alimentarse a sí misma: a medida que las personas se acostumbran a aumentos de precios mayores y más frecuentes, empiezan a demandar salarios más altos, lo que se conoce como efectos de segunda ronda que, en caso de cristalizarse, serían muy difíciles de apagar al desanclarse las expectativas.
Con la mirada puesta en primavera
Por todo lo anterior, los bancos centrales han empezado a endurecer sus políticas monetarias, lo que ya está teniendo un impacto en las expectativas de inflación a largo plazo y, con seguridad, ayudará a reducir la demanda y su impacto en los precios. Además, según los expertos de la gestora, los factores estructurales que arrastraron la inflación a la baja los últimos años permanecen en su lugar.
“La población continúa envejeciendo y, a pesar de las presiones sobre el suministro mundial, hay pocos signos de un amplio retroceso en la globalización”, apuntan. Con todo, en Mutuactivos consideran que los precios deberían estabilizarse y empezar a caer en la primavera gracias al restablecimiento de las cadenas de suministro, a la relajación de la demanda de energía por el fin de la temporada de frío, al aumento de la producción de combustible, a la reducción del presupuesto de los hogares y al efecto de la política monetaria.
Mutuactivos tuvo una elevada exposición a inflación en 2021, que materializó en sus carteras mediante la compra de swaps y que generó un excelente resultado en sus fondos de renta fija. Sin embargo y con coherencia con su visión de que los precios tenderán a la baja, en los últimos meses los gestores han ido reduciendo paulatinamente la exposición al activo y ya no tienen coberturas contra la subida de los precios.