Un reloj en una ilustración de 'pánico'.

Un reloj en una ilustración de 'pánico'. litherland, Flickr.

Fondos de inversión

La fondos de Bankinter se dotan con el escudo antivolatilidad de la Covid por si la guerra se recrudece

La banca prefiere prevenir que curar y analiza la posible reinstauración del 'swing pricing', con la finalidad de proteger a los pequeños inversores.

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El mecanismo del swing pricing, tan popular durante los primeros compases de la pandemia, podría volver a la vida de los fondos de inversión a causa de la guerra en Ucrania. Esta herramienta para mitigar la volatilidad en el precio de los fondos y proteger a los inversores minoristas es con la que se ha dotado Bankinter para más de una treintena de sus vehículos por si la guerra se recrudece, y podría dar el pistoletazo de salida para su reinstauración en el resto de entidades.

Bankinter Gestión de Activos ha comunicado que podrá utilizar mecanismos de ajuste del valor liquidativo (swing pricing) destinados a contrarrestar impactos significativos en el precio de los fondos incluidos bajo esta medida, “en caso de producirse fuertes volúmenes de entradas y/o salidas de inversiones”.

Entre los fondos blindados, se encuentran algunos como el Bk Bolsa España, Bk Eficiencia Energética y Medioambiente, Bk Renta Fija Largo Plazo, Bk Pequeñas Compañías Europa, Bk Mixto Flexible, Bk Tecnología o el Bk Multi-Asset Investment. Este último es el que ha lanzado el banco recientemente para trasvasar a sus clientes de sicavs sin peaje fiscal.

El propósito de este ‘escudo’ es ofrecer protección a los partícipes a largo plazo existentes en un fondo frente a las grandes compras o ventas realizadas por otros inversores en el mismo fondo, que normalmente son los grandes inversores, trasladándoles a estos los costes de negociación derivados de dicha entrada o salida, que pueden ser elevados durante una coyuntura de mercado volátil o cuando hay una liquidez de mercado reducida.

Las gestoras internacionales han utilizado este procedimiento a lo largo de los años para periodos de estrés en el mercado, y las firmas españolas se unieron a esta práctica con el estallido de la Covid-19. Bestinver fue la primera en implementarlo en mayo de 2020, y luego otras se subieron a un tren del que incluso la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se mostró favorable con tal de proteger a los pequeños inversores. Ahora el patrón podría ser el mismo.

El VIX se duplica, pero lejos de máximos

Estas medidas de ajuste en el valor liquidativo “no requieren ninguna actuación por parte de los inversores, ni tienen ningún impacto sobre la política de inversión, el perfil de riesgo/rentabilidad, ni sobre los costes de las instituciones de inversión colectiva a las que resulte de aplicación”, tranquiliza Bankinter que, en todo caso, advierte que este mecanismo por ahora no ha sido puesto en práctica.

Según Bankinter, ahora la CNMV pide que se incorpore explícitamente en el folleto de los fondos, que “es lo que hemos hecho, al igual que otras gestoras”. “Pero no hay ningún cambio de actuación por nuestra parte”, añade. Pero de necesitarlo, ya lo tendría habilitado.

La invasión rusa de Ucrania ha sumido a las bolsas en una montaña rusa de tendencia por ahora bajista y ha traído las pérdidas a los bonos. Por ejemplo, el Ibex 35 cede un -4,4% desde el inicio de la guerra. Si bien ha registrado dos sesiones consecutivas de remontada, ayer volvió a caer para instalarse en los 8.069 puntos. En lo que va de año, el selectivo español de referencia pierde un -7,9%.

Por su parte, el principal índice que mide la volatilidad del mercado, el VIX (que cuantifica el sentimiento de miedo a través de la volatilidad implícita de las opciones con vencimiento a 30 días sobre el S&P 500), está en niveles de 32 puntos.

Aunque se ha incrementado en un 94,5% -casi el doble- desde enero, cuando partía de los 17 puntos, lo cierto es que aún sigue lejos de los picos que vivió el 24 de octubre de 2008, cuando se disparó hasta los 79 puntos, su máximo histórico, o el 27 de marzo de 2020, momento en el que rozó los 66 puntos. No obstante, la banca prefiere prevenir que curar.