De las FAANG a las FAANG 2.0: cómo invertir en el nuevo tablero geopolítico
Los mejores fondos para invertir en combustibles, defensa, agricultura, nuclear, renovables, oro o minerales.
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El acrónimo más famoso de los últimos años cobra una nueva vida. FAANG ya no es solo sinónimo de las grandes tecnológicas americanas Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google (Alphabet). Las FAANG 2.0 son todas aquellas empresas que se desarrollan en el nuevo tablero geopolítico mundial al calor de una inflación desbocada, la guerra entre Rusia y Ucrania, los problemas en la cadena de suministro y la transición energética.
FAANG 2.0 incluye una serie de temáticas de inversión en respuesta a los cambios que se están produciendo en el mundo, relacionadas con factores como los riesgos geopolíticos o el incremento en el consumo de ciertos recursos: combustibles (fuel, en inglés); aeroespacial y defensa (aerospace); agricultura (agriculture); nuclear y renovables (nuclear), y oro, metales y minerales (gold).
Las firmas de inversión y los expertos ya se afanan en dar respuesta a los clientes que llegan preguntando cómo invertir en estos sectores aprovechándose de la coyuntura actual. La triple apuesta de Victoria Torre, directora de Oferta Digital de Productos de Inversión de Self Bank (Singular Bank), son los fondos RobecoSAM Smart Energy Equities, PIMCO Commodity Real Return y DWS Invest Global Agribusiness.
En una comunicación enviada a los inversores del banco, Torre recuerda que las tensiones geopolíticas, la fuerte demanda y la escasez de suministros son algunos de los aspectos que influyen en los precios al alza de los combustibles. Unas tensiones derivadas del conflicto en el este de Europa que también implicarán un mayor gasto en defensa.
Los tres fondos seleccionados por Self Bank tienen que ver con: la producción y distribución de energías limpias, infraestructuras de gestión de la energía y eficiencia energética en el caso de Robeco; la exposición eficiente a un índice de materias primas que abarca energía, industrial, metales preciosos, ganadería y agricultura, mediante derivados que están garantizados por una cartera de deuda pública mundial indexada a la inflación y con baja duración en cuanto a PIMCO; o el sector agrícola (empresas dedicadas al cultivo, cosecha, planificación, producción, procesamiento o distribución) en lo referente a DWS.
Daniel Pérez, analista y selector de fondos, aporta varios ejemplos más de inversión: el fondo español Panda Agriculture & Water Fund, gestionado por Marc Garrigasait, o los internacionales BNP Paribas Aqua y Pictet Water. “Tanto por los esfuerzos globales por incrementar y mejorar la alimentación, como por segmentos relacionados como el acceso y eficiencia en el consumo del agua, la agricultura se postula como una inversión ASG temática con grandes vientos de cola”, explica. Los tres tienen en común que ‘beben’ de una mayor concienciación medioambiental.
Y es que “el planeta necesitará producir más alimentos en las próximas cuatro décadas que en los anteriores 8.000 años”, pone en contexto Torre, de Self Bank. A eso se añaden otros retos importantes, como los climatológicos o la demanda procedente de la creciente clase media de los mercados emergentes.
La transición energética
A tenor de los acontecimientos en la parte oriental del viejo continente, la energía es lo que más preocupa a la población europea. Conseguir una economía más verde es el objetivo final para 2050, pero la nuclear ha sido validada como energía de transición para rebajar los precios.
“Es innegable que este conflicto ha puesto en jaque a los países dependientes de las materias primas energéticas, lo que acelerará la inversión en las energías tradicionales y limpias como medida proteccionista”, augura Pérez. Para saber desenvolverse en esta transición energética, por el lado de las nuevas energías escoge fondos como el RobecoSAM Smart Energy, BNP Paribas Energy Transition o el Pictet-Clean Energy.
En el lado opuesto, destaca productos como el BlackRock World Energy o el Schroder Global Energy, así como “cualquier fondo que se enfoque en invertir en materias primas relacionadas con los combustibles”.
De su lado, el oro es tradicionalmente considerado como activo refugio, mientras que el uso de ciertos minerales se ha intensificado. Por ejemplo, para el vehículo eléctrico se requieren seis veces más componentes minerales que para el coche tradicional. “El uso intensivo de minerales requerido para las baterías podría multiplicar por 40 la actual demanda de litio de aquí a 2040”, resalta Torre.
Más defensa
En última instancia, la guerra trae consigo un mayor gasto público en defensa. Pérez se decanta por el fondo cotizado de la famosa gestora Cathy Wood, ARK Space Exploration & Innovation ETF. Aunque trata de invertir en las empresas que explotan la temática de la exploración espacial y la innovación "más allá de la Tierra", este vehículo también se podría considerar una inversión en defensa, ya que muchas de sus posiciones también tienen tecnologías y verticales de negocio enfocados a inteligencia y defensa militar.