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Con la bolsa y la renta fija viviendo su peor ejercicio en décadas, los activos privados se posicionan como los reyes del mercado para los próximos años. La inversión mundial en los activos no cotizados suponía a cierre del pasado ejercicio 9,3 billones de dólares (o euros, al estar casi en paridad), un volumen que, dentro de cinco años, en 2027, se habrá duplicado.

Para dentro de un lustro, la inversión global en capital riesgo, deuda privada, inmobiliario o infraestructuras alcanzará los 18,3 billones de dólares, según las estimaciones publicadas por Preqin, la principal casa de análisis de activos alternativos a nivel internacional. Esta proyección también incluye a los hedge funds.

No obstante, pese al notable desarrollo que previsiblemente tendrá este nicho de la industria financiera, su ritmo de crecimiento se desaceleraría con respecto a los últimos años. El pronóstico de Preqin pasa por que la tasa de crecimiento anual compuesto se reduzca a un 11,9% en el periodo 2021-2027, desde el 14,9% en 2015-2021.

“Esperamos ver un crecimiento más sostenido en las clases de activos que históricamente han tenido un buen desempeño en mercados más volátiles y que pueden brindar protección contra la inflación, como infraestructuras, recursos naturales y deuda privada”, ha señalado el director ejecutivo de Preqin, Christoph Knaack, en palabras recogidas por ‘Bloomberg’.

Cabe recordar que la variación interanual de precios en las principales regiones desarrolladas bordea los dos dígitos, con la energía y los alimentos tirando al alza aunque en las últimas semanas se ha frenado un poco: el IPC es del 10% en la eurozona, un 9% en lo que respecta a España y un 8,3% en Estados Unidos.

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Preqin espera una disminución del 21,5% en la recaudación de capital por parte de los fondos de capital privado en 2022 después de un desempeño “estelar” de 561.000 millones en 2021. También prevé que la deuda privada crezca a un ritmo más lento, pero alcance un volumen máximo histórico de 2,3 billones de dólares a finales de 2027.

En opinión de la firma de análisis, “los inversores minoristas están destinados a ser un motor para el capital privado”, ya que todavía están infraponderados en estas clases de activos. Los fondos más grandes, como Blackstone o Apollo, ya tienen productos dirigidos a los inversores privados de más alto patrimonio, y no solo para los institucionales como solía ocurrir hasta ahora.

El caso español

Esta tendencia se refleja en España. Desde la semana pasada, la inversión mínima legal para que los minoristas pueden comprar fondos de capital riesgo se ha bajado desde los 100.000 hasta los 10.000 euros, aunque la norma exige dos condiciones: que el cliente sea asesorado por un banco, aseguradora o firma de inversión autorizada, un requisito que ya estaba antes, y que su posición en productos de activos no cotizados no supere el 10% del total de su cartera.

En este sentido, las entidades españolas se están lanzando en masa a por este mercado, especialmente las de banca privada. Sin ir más lejos, ayer presentó Diaphanum el primer servicio de asesoramiento independiente sobre activos alternativos ilíquidos, un modelo de cartera equiparable a los activos tradicionales de acciones, bonos o fondos de inversión líquidos.