Las nuevas exigencias de la UE degradan el ‘rating’ verde de 175.000 millones en fondos
En total 307 fondos de inversión han perdido la etiqueta verde oscuro que da la normativa europea.
Los fondos de inversión siguen perdiendo la máxima calificación sostenible que otorga la normativa europea. Solo en el cuarto trimestre del pasado año 307 de estos vehículos comercializados en el Viejo Continente perdieron dicho rating. En total, contaban con un patrimonio de 175.000 millones de euros.
Así se desprende del informe que este pasado jueves publicó Morningstar. El documento refleja que los mencionados fondos han tenido que modificar su estatus en virtud del reglamento de divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector financiero (SFDR, por sus siglas en inglés).
Las cifras, por lo tanto, dan continuidad a la tendencia bajista iniciada a principios de 2022. Es más, las rebajas tuvieron lugar después de que las autoridades europeas de supervisión hiciesen una serie de aclaraciones sobre cómo aplicar distintos elementos del reglamento, pero antes de que el 1 de enero entrasen en vigor requisitos de información más estrictos.
8 ó 9
La norma divide a los fondos sostenibles en dos categorías principales: fondos artículo 8 (aquellos que promueven inversiones con características ambientales y sociales) y fondos artículo 9 (aquellos que tienen por objeto inversiones sostenibles). En realidad, el reglamento SFDR contempla una tercera división, el artículo 6, para aquellos vehículos “sin objetivos de sostenibilidad”.
Así, los 307 fondos anteriormente mencionados han pasado de contar con la máxima calificación, también conocida como etiqueta verde oscuro, a tener una inferior o etiqueta verde claro.
La reducción del patrimonio de fondos europeos bajo artículo 9 -los 175.00 millones de euros- ha supuesto un agujero del 40% de la categoría. Tras la pérdida de integrantes en Europa hay 891 fondos de inversión de este tipo. Suponen el 3,2% del total.
Frente al descenso de los fondos artículo 9, el número de los artículo 8 aumentó a 9.717. En consecuencia, su cuota de mercado se elevó hasta el 34,6%. De ellos, 108 fondos, con un patrimonio de 27.000 millones de euros, escalaron desde el artículo 6.
Por el contrario, cuatro fondos artículo 8 fueron degradados a artículo 6. Tras todos estos cambios, los activos de los fondos con pasaporte europeo y etiqueta sostenible alcanzaron los 4,6 billones de euros a cierre de 2022, un 7,3% más que un año antes.
En consecuencia, estos fondos suponen un 55,5% del universo de inversión europeo. Entre aquellos artículo 8, el top ventas del cuarto trimestre fue el Mercer Passive Global High Yield Bond, que captó una entrada de unos 2.100 millones de euros.
El fondo, de gestión pasiva, sigue al índice JPMorgan ESG Global High Yield BB-B Rated Liquid Corporate Index, que, además de las exclusiones sectoriales, elimina las compañías con puntuaciones sostenibles bajas. La mayor salida de dinero -1.100 millones de euros- la registró el Nordea Low Duration European Covered Bond, que se vio perjudicado por las subidas de los tipos de interés.
Otro fondo pasivo de Mercer encabezó la lista de los productos artículo 9 más vendidos: el Mercer Passive Sustainable Global Equity CCF, que registró una entrada de 1.100 millones de euros. Las mayores salidas, de casi 600 millones de euros, fueron para el DPAM Bonds Emerging Markets Sustainable.
ASG, verde o social
Tal y como subraya la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el reglamento SFDR define las inversiones sostenibles como “aquellas que se realicen en una actividad económica que contribuya a objetivos de tipo medioambiental o social medidos a través de indicadores clave, siempre y cuando dichas inversiones no perjudiquen significativamente a ninguno de esos objetivos, y las empresas beneficiarias sigan prácticas de buena gobernanza”.
El regulador español también destaca que, entre otros requisitos, términos como “sostenible” y “sostenibilidad” solo se deben usar en la denominación de aquellos fondos artículo 8 ó 9. De la misma forma, el uso del término “impacto” o “inversiones de impacto” sólo debe hacerse por aquellos fondos cuyas inversiones se hagan con la intención de generar impacto social o medioambiental positivo y medible.
Otros términos como “ASG” (ambiental, social y gubernamental), “verde”, “social”, “ético” o similares solo se pueden incluir si está justificado y es consistente con las características y la política de inversión de los fondos.