Carmen Alonso, responsable de Tikehau Capital para Reino Unido y España.

Carmen Alonso, responsable de Tikehau Capital para Reino Unido y España.

Fondos de inversión

Carmen Alonso (Tikehau): "El capital riesgo seguirá condicionado por las bajadas de tipos en 2024"

La reducción de tipos más lenta del BCE rebaja las expectativas de los fondos sobre una posible reactivación de las operaciones corporativas.

23 junio, 2024 02:06

El sector del capital riesgo esperaba con los brazos abiertos al 2024 porque, presumiblemente, se producirían varias bajadas de tipos y esto permitiría reactivar las operaciones corporativas. Pero, llegados al verano, el Banco Central Europeo (BCE) sólo ha acometido una reducción de 25 puntos básicos y todo parece indicar que la senda bajista no será profunda ni rápida.

En este sentido, Carmen Alonso, responsable de Tikehau Capital para Reino Unido y España, ya atisba un ejercicio relativamente flojo para un sector que en 2023 se desaceleró enormemente. “El 2024 no va a ser tan bonito como se presumía por los tipos de interés”, se teme en conversación con EL ESPAÑOL-Invertia.

“El mercado no se ha abierto tanto. La inflación se ha controlado a grandes rasgos, los tipos deberían bajar más, pero aquí estamos”, lamenta la ejecutiva del fondo francés, uno de los más activos en nuestro país los últimos años. “El sentimiento es más positivo que en 2023, pero la realidad de las operaciones corporativas sigue siendo más o menos la misma”. Los procesos de compraventa donde participan los fondos de capital privado siguen al ralentí.

Hasta la fecha, sobresalen tres transacciones por encima de todas. Y todas ocurrieron en cuestión de dos semanas, en el cambio del primer al segundo trimestre. Primero CVC adquirió la participación en Monbake que ostentaban Ardian, Alantra, Artá y Landon. Luego llegó la gran operación del año.

Liberty Media compró Dorna a Bridgepoint por 4.200 millones de euros para así aunar bajo sus dominios los derechos de F1 y MotoGP. Le siguió la compra de EQT a Permira de una participación mayoritaria en la Universidad Europea. Y ahí se cerró el mercado. Al menos, las operaciones grandes de calado.

“El large cap está congelado. Pero el mid market, como suele ser habitual en España, está más activo”, resume Alonso. Y es aquí donde Tikehau mejor se mueve.

El fondo galo cerró 2023 con 42.800 millones de euros en activos bajo gestión tras recibir entradas netas de dinero de 6.500 millones y haber desplegado 5.900 millones en inversiones. Su hoja de ruta sigue siendo llegar a 2026 con 65.000 millones de euros en activos a nivel mundial.

Agricultura regenerativa y soberanía europea

La firma cumple su 20 aniversario. En este tiempo se ha diversificado por geografías, por tipo de activos (sobre todo, en alternativos como direct lending o deuda privada de secundarios) y por tipología de clientes. Para los próximos 20, mirando a lo lejos, Alonso delinea las dos líneas de actuación que marcarán el plan de negocio de Tikehau: “Acelerar y escalar la estructura y las relaciones que hemos creado, pero siempre innovando y adelantándonos a las posibles megatendencias que surjan”.

Las temáticas que en los mercados privados más está explorando Tikehau son la aeroespacial, la transición energética y la agricultura regenerativa. Todas ellas tienen su reflejo en España.

“La agricultura es una industria clave para España, porque España es la huerta de Europa. La agricultura tradicional tiene que descarbonizarse y regenerarse. Por tanto, donde sí o sí tienen que existir oportunidades de inversión, es en agricultura regenerativa y en España”, confía la ejecutiva regional de Tikehau.

Pero el fondo francés no olvida los mercados públicos o cotizados. Por ejemplo, a principios de año lanzó el fondo Tikehau European Sovereignty, que invierte en una cartera de entre 40 y 50 empresas europeas consideradas de alta calidad y preparadas para capitalizar el aumento de la soberanía europea.

Los recientes eventos globales, incluida la pandemia de Covid-19, las crecientes tensiones geopolíticas y las repercusiones de la globalización excesiva, subrayan la necesidad de fortalecer la resiliencia y autonomía de Europa. Esto requiere reducir la dependencia externa en sectores críticos, reajustarse hacia cadenas de valor localizadas y dirigir la transición ecológica.