Antes de que estallara la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del coronavirus, el sector de la movilidad vivía uno de los periodos de mayor disrupción de su historia presente. Ahora, tras el impacto del Covid-19, el nivel de incertidumbre se ha disparado. El papel del transporte público o del coche particular se están redefiniendo a la vez que los usuarios vuelven a poder desplazarse por las ciudades.
Pero no sólo está cambiando el rol de los servicios de movilidad clásicos. Esta crisis también ha golpeado a los nuevos jugadores. Con la puesta en marcha del estado de alarma, el pasado 14 de marzo, los planes y las proyecciones de Cabify saltaron por los aires. La compañía ha tenido que realizar un profundo análisis de la situación durante estas semanas para entender qué parte de los planes previstos tienen sentido en el contexto actual y qué nuevas estrategias debe poner en marcha para adaptarse a la nueva situación.
"Han sido semanas muy intensas. Nadie estaba preparado para algo así pero es cierto que nuestra naturaleza ha hecho que nos adaptáramos muy bien a trabajar en el confinamiento. Al ser una empresa joven, temas como el teletrabajo forman parte de nuestro ADN. En este tiempo hemos trabajado en dos líneas: asegurar que la empresa asimilaba el primer impacto de esta crisis y prepararnos para estar listos cuando la demanda vuelva" señala Mariano Silveyra, vicepresidente de asuntos públicos de Cabify.
Y es que, tras un primer momento de frenazo, la compañía ya está pensando en cómo hacer frente al exceso de demanda que puede llegar. Las restricciones de capacidad impuestas y el temor a contagiarse del virus van a provocar que una parte de los ciudadanos que normalmente utilizan el transporte público deje de hacerlo. Una circunstancia que puede modificar significativamente el mix de movilidad de las ciudades en las que opera Cabify.
"Ya llevamos dos semanas notando un incremento sostenido. Crecemos por encima del 10% semanalmente. Nuestras previsiones dicen que vamos a vivir picos de demanda en cada cambio de fase de las distintas ciudades en las que estamos. Trabajamos con distintos escenarios y algunos señalan que después del verano la demanda se puede disparar. Tenemos que estar listos para que esto no afecte a la calidad de nuestro servicio. Ahora el reto es ver cuánto puede crecer nuestra oferta manteniendo el nivel que queremos dar a nuestros clientes".
Más flexibilidad
En este contexto, las grandes ciudades van a hacer frente durante las próximas semanas al cambio de pesos que pueden sufrir las diferentes ofertas de transporte de las ciudades. "La solución a una potencial bajada de demanda del transporte público no puede ser el coche individual. Es la opción de movilidad menos eficiente. Para que esto no pase, las ciudades tienen que ser más flexibles a la hora de permitir que los ciudadanos tengan el mayor número de opciones posibles para desplazarse".
En este sentido, Silveyra señala la importancia de que todos los involucrados en la movilidad de las ciudades participen de la conceptualización del nuevo modelo necesario para hacer frente a las limitaciones que el transporte público masivo tendrá mientras convivamos con el coronavirus. "Es muy importante que los responsables públicos abran líneas de debate con todos los que estamos involucrados en la movilidad de las ciudades. Con una comunicación fluida estaremos todos mucho mejor capacitados para poner en marcha soluciones que mejoren la calidad de vida de un número mayor de ciudadanos".
Para ello Cabify ya trabaja en adaptar su servicio al nuevo contexto. "Tenemos un gran reto operativo ante nosotros. Por un lado, debemos ser capaces de poner en marcha la máxima oferta de servicios que permitan dar el nivel de calidad que queremos dar. En paralelo, debemos reconfigurar nuestra oferta para ofrecer los mayores niveles de seguridad a nuestros clientes".
Medidas de seguridad
La compañía ha puesto en marcha un plan de inversiones global valorado en un millón de dólares, con alcance en los once países donde opera la compañía para garantizar unos niveles de seguridad. Cabify está entregando equipos de protección individual, mascarillas, guantes o geles de manos para conductores, tanto de VTC como de los taxis que colaboran en la aplicación, y pasajeros.
A este punto se añaden las tareas de limpieza y desinfección de los vehículos, para lo que la compañía entregará productos virucidas adecuados. "Poniendo especial foco en la desinfección de los lugares de contacto más habituales. También se facilitará la utilización de máquinas de ozono en todos aquellos casos que sea posible" señalan desde la empresa.
Para confirmar que todos los vehículos y conductores están adoptando las medidas necesarias determinadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la compañía ha puesto en marcha un proyecto de seguimiento de su uso efectivo tanto presencial como a través tanto de herramientas tecnológicas.
De esta manera, "aquellos conductores autónomos que cumplan con los requisitos, recibirán una nueva entrega de estos materiales cada dos semanas, de forma gratuita para ellos, siendo el coste íntegro asumido por la empresa. En el caso de las empresas colaboradoras, siempre que se cumplan los requisitos, Cabify realizará abonos por el coste de estos elementos" indican en la empresa.
Así las cosas, la compañía de movilidad española afronta durante las próximas semanas uno de los periodos que más van a marcar su futuro inmediato. La actual crisis sanitaria ha hecho saltar por los aires el puzle de la industria del transporte urbano. El futuro cercano será crítico para conocer qué lugar ocupa Cabify en la movilidad poscoronavirus.