Hace un par de años, los sistemas de movilidad de muchas ciudades españolas comenzaron a contar con nuevos participantes. De la noche a la mañana, cientos de patinetes eléctricos aparecieron en sus calles y, con su llegada, abrieron la puerta a un buen número de debates: ¿Qué papel debían jugar estos vehículos en la movilidad de las ciudades? ¿A qué regulación debían someterse? ¿Cuál era el mejor modelo de licencias para ordenar su actividad?
Álvaro Salvat, director general de Lime en España, compañía de micromovilidad con presencia en Madrid y Málaga, protagoniza un nuevo capítulo de nuestro podcast 'En Movimiento' en el que nos explica su experiencia en primera línea del sector de los patinetes compartidos. Unos años que han servido para que este servicio de movilidad urbana se consolide como un complemento al resto de opciones que los ciudadanos tienen para desplazarse por las ciudades españolas.
Como para el resto de la industria de la movilidad, 2020 está siendo un año lleno de retos para Lime. Un periodo en el que la Covid-19 ha supuesto un antes y un después en la compañía pero en el que, por primera vez, han conseguido alcanzar Ebitda positivo en un trimestre.
Tras unos meses de boom de información sobre patinetes, parece que llegamos un momento de estabilización. ¿Cómo fueron los inicios de la compañía? ¿En qué momento se encuentra ahora mismo?
Lime nace en 2017 con dos objetivos: descongestionar las ciudades y mitigar la contaminación. Sobre estos pilares arrancó un proyecto en San Francisco con bicicletas normales. Una vez tuvimos acceso a cómo los usuarios se movían entendimos que, con los vehículos eléctricos, el uso era mucho mayor y pivotamos al negocio de los patinetes.
Con esta propuesta desembarcamos en Europa. En el caso de España, en agosto de 2018 y fuimos el primer operador en operar. Esto generó mucho ruido por ser la primera vez que tuvimos acceso a un vehículo compartido de este tipo en las ciudades españolas.
El arranque de este sector en España fue un poco caótico...
La falta de regulación es perjudicial para todo el mundo. El no saber por dónde se podía circular generó confusión. Al arrancar teníamos un marco gris. Trabajamos con las administraciones para evolucionar la regulación. A día de hoy ya contamos, desde hace un par de semanas, con una norma que nos permite saber por dónde pueden circular los patinetes en el marco nacional. Ahora sólo queda que los ayuntamientos decidan dónde pueden aparcar estos vehículos.
Los consistorios han tenido que soportar mucho peso de la carga regulatoria, con normas opuestas en diferentes ciudades. Con la nueva normativa esto desaparece. La parte del aparcamiento va a ser distinta en cada ciudad porque no todas tienen la misma infraestructura. Queremos entender las necesidades de los ayuntamientos y, después, hacerles una propuesta.
Parece que tras un inicio en el que se multiplicaban los operadores hemos llegado a un punto de concentración. ¿Tiene ya este mercado el número de operadores adecuado?
Personalmente creo que aún veremos alguna sorpresa más durante los últimos meses del año. La Covid ha acelerado la consolidación de un sector que es muy intensivo en el uso del capital. Las operaciones tienen que estar muy ajustadas, hace falta inversión… No es que hayan sobrevivido los más fuertes, han salido adelante los que mejor se han adaptado.
Vemos usos muy distintos a la fase previa a la pandemia. Tras estar parados en casi todas las ciudades durante meses, aprovechamos para entender cómo podíamos ser más eficientes. Ajustamos nuestras operaciones buscando márgenes que nos llevaran a la rentabilidad y, gracias a ello, nos convertimos en la primera empresa en tener resultado positivo en un trimestre.
Había muchas dudas sobre el potencial de rentabilidad de este negocio. ¿Cómo lo han conseguido?
La clave ha sido jugar un control de costes férreo. Al principio, lo que buscábamos era poder operar. Ahora estamos centrados en conseguir ser rentables. Lo importante no es sólo expandirnos como compañía, sino tener los resultados que nos permitan perdurar en el tiempo.
Además, como te decía, tras el confinamiento vemos comportamientos distintos. Sobre todo en lo que tiene que ver con viajes más extensos. Parece que tras estos meses la gente tiene más ganas de estar al aire libre y de desplazarse por las ciudades. Las personas quieren disfrutar del aire fresco.
¿Ha ayudado para conseguir este objetivo que estén desapareciendo competidores?
Creo que tanto las administraciones como las empresas que entraban de esta forma se han dado cuenta de que esto es un negocio complejo. Se han puesto trabas a este tipo de movimientos especulativos necesarios porque, la clave, es que los que estén en este mercado tienen que hacerlo para operar y mejorar la movilidad no para especular. Queremos competir con los mejores para mejorar.
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