Adina Valean, comisaria de transportes europea, y su equipo quieren que la revolución verde llegue a la movilidad comunitaria lo antes posible. Para ello han presentado un ambicioso plan que pretende tener un profundo impacto en los sistemas de transporte de la Unión Europea durante las próximas tres décadas.
Pero lejos de poner la meta en 2050, el plan presentado señala que el grueso de los cambios llegará entre 2030 y 2035. Unos objetivos que van a modificar sustancialmente las políticas en materia de transportes de los estados y que marcarán la utilización de gran parte de los fondos del plan de reconstrucción de la Unión Europea.
El plan denominado "Estrategia de movilidad inteligente y sostenible" señala 82 iniciativas. Una estrategia que pretende sentar las bases de cómo el sistema de transporte de la UE puede lograr su transformación verde y digital y ser más resistente a crisis futuras. Unos objetivos enmarcados en el Green Deal que persigue reducir el 90% en las emisiones para 2050.
La estrategia persigue que todos los modos de transporte se vuelvan más sostenibles, cuenten con alternativas ecológicas ampliamente disponibles y que se establezcan los incentivos adecuados para impulsar esta transición. Un plan que cuentan con una serie de hitos concretos que marcarán el camino del sistema de transporte europeo.
En concreto, entre los objetivos destaca que para 2030 se estipula que, al menos 30 millones de coches de cero emisiones estén en funcionamiento en las carreteras europeas. En la misma fecha, 100 ciudades deberán ser climáticamente neutrales. Del mismo modo, el tráfico ferroviario de alta velocidad deberá duplicarse en Europa. Un punto a lo que ayudará otro de los objetivos que marca que los viajes colectivos programados de menos de 500 kilómetros deberán ser neutros en carbono.
Además, las metas marcadas para 2030 señalan que la movilidad automatizada deberá implementarse a gran escala o que los buques marinos de emisión cero estarán listos para el mercado.
Sólo cinco años después, en 2035 el plan de movilidad de la UE señala uno de los objetivos más ambiciosos. Los aviones de cero emisiones deberán estar listos para llegar al mercado. Una meta que coincide con la estrategia fijada por Airbus de cara a este mismo periodo.
En lo que tiene que ver con 2050, el proyecto señala que los automóviles, camionetas, autobuses, así como los nuevos vehículos pesados, tendrán cero emisiones. Del mismo modo, el tráfico de mercancías por ferrocarril se duplicará. En este punto desempeñará un papel clave la necesidad de contar con una red transeuropea de transporte que sea multimodal y que esté plenamente operativa para un transporte sostenible e inteligente con conectividad de alta velocidad.
10 áreas clave de acción
Para hacer realidad estos objetivos, la estrategia ha identificado un total de 82 iniciativas repartidas por 10 áreas clave de acción. En este punto, el plan diferencia tres dimensiones: la sostenibilidad, la inteligencia y la resiliencia.
La puesta en práctica de estas áreas de actuación señala, en primer lugar, a la adopción de vehículos, embarcaciones y aviones de cero emisiones. Para ello será clave la utilización de combustibles renovables y contar con la infraestructura necesaria. En este punto el plan marca el objetivo de instalar tres millones de puntos de recarga públicos para 2030.
En segundo lugar, el proyecto hace hincapié en la necesidad de crear aeropuertos y puertos con cero emisiones. Algo en lo que será clave la puesta en marcha de iniciativas para promover combustibles marítimos y de aviación sostenibles. Un punto en el que el hidrógeno va a jugar un papel crítico.
Del mismo modo, el plan señala a la necesidad de hacer que la movilidad interurbana y urbana sea "saludable y sostenible". Un punto en el que se enmarca la meta de duplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad o el desarrollo de una infraestructura ciclista adicional a la actual durante los próximos 10 años.
La cuarta área de acción apuesta por el impulso del transporte de mercancías ecológico. Para ello, el plan identifica la necesidad de duplicar el tráfico de mercancías por ferrocarril para 2050.
La última de las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad señala la necesidad de ofrecer mejores incentivos a los usuarios en el transporte. Para ello, la estrategia comunitaria marca un conjunto de medidas que pretenden ofrecer precios justos y eficientes en todo el transporte.
Más inteligencia y resiliencia
En lo referente a dotar de una capa de inteligencia a la movilidad, el plan apuesta por impulsar la innovación y la digitalización para hacer realidad la movilidad multimodal conectada y automatizada. En este punto se pretende hacer posible que los pasajeros compren billetes para viajes multimodales sin problemas entre modos de transporte.
La octava área de acción trata de acelerar la innovación y el uso de datos e inteligencia artificial para una movilidad más inteligente. En este punto desempeñarán un papel clave el despliegue de drones y aviones no tripulados y otras acciones para construir un espacio europeo común de datos de movilidad.
En el campo de la resiliencia, el plan recuerda que "el sector del transporte ha sido uno de los más afectados por la pandemia de la Covid-19. Ello ha provocado que muchas empresas experimenten inmensas dificultades operativas y financieras". Esto ha provocado que la Comisión trabaje en tres áreas.
La primera tiene que ver con reforzar el mercado único, aumentando los esfuerzos y las inversiones para completar la denominada como Red Transeuropea de Transporte para 2030 y ayudar al sector a reconstruirse mejor mediante mayores inversiones, tanto públicas como privadas, en la modernización de flotas en todos los modos.
Además, el proyecto persigue "hacer que la movilidad sea justa para todos, por ejemplo, haciendo que la nueva movilidad sea asequible y accesible en todas las regiones y para todos los pasajeros, incluidos aquellos con movilidad reducida, y haciendo que el sector sea más atractivo para los trabajadores".
Por último, el proyecto indica la necesidad de intensificar la seguridad del transporte en todos los modos, marcándose un objetivo que supondría un antes y un después: "reducir el número de muertos a cero para 2050".
Un profundo cambio
Durante la presentación del plan, Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo del Pacto Verde Europeo, ha explicado que "para alcanzar nuestros objetivos climáticos, las emisiones del sector del transporte deben tener una clara tendencia a la baja. La estrategia actual cambiará la forma en que las personas y las mercancías se mueven en Europa y facilitará la combinación de diferentes modos de transporte en un solo viaje. Hemos establecido objetivos ambiciosos para todo el sistema de transporte a fin de garantizar un retorno sostenible, inteligente y resistente de la crisis de la Covid-19".
Por su parte, la comisaria de Transportes, Adina Vălean, comentó que la "columna vertebral que conecta a los ciudadanos y las empresas europeos, el transporte nos importa a todos. No tenemos tiempo que perder para ponerlo en forma para el futuro. Necesitamos proporcionar a las empresas un camino claro para las inversiones ecológicas que deberán realizar en las próximas décadas. A través de la implementación de esta estrategia, crearemos un cambio irreversible hacia la movilidad de cero emisiones al tiempo que hacemos que nuestro sistema de transporte sea más eficiente y resistente".
En el actual contexto, la puesta en marcha de un plan de este calado va a fijar las prioridades de la política de movilidad comunitaria durante décadas. Un proyecto elaborado en poco más de un año pero que, de cumplir sus objetivos, tendrá el mayor impacto jamás conseguido por alguna política europea, además, en una de las cuestiones más presentes en el día a día de los ciudadanos: cómo se desplazan dentro y fuera de sus ciudades.
Para su cumplimiento no sólo harán falta ingentes cantidades de dinero y un desarrollo vertiginoso de algunas tecnologías aún incipientes. El factor que marcará el éxito o el fracaso de este plan no será otro que el compromiso político de los estados miembros. Ellos serán los responsables de articular la regulación que permita hacer tantos cambios en tan poco tiempo. Una cosa está clara: durante la próxima década habrá poco tiempo para el aburrimiento en el sector de la movilidad.