Aunque la mayor parte de los focos en la industria del automóvil alumbran al proceso de electrificación, no es la única mutación que está sufriendo este negocio. De una forma más sigilosa, el coche está dejando de ser un producto puro a medida que crecen las opciones que tienen los usuarios de acceder a él en forma de servicio. Un fenómeno que no es nuevo, pero que esta vez parece que puede llegar a una base mayor de clientes.
Desde hace años, el rol del automóvil está transformándose sustancialmente. Los cambios demográficos, las restricciones de la movilidad en algunas ciudades para intentar limitar las emisiones o el menor poder adquisitivo de los jóvenes está modificando el lugar que el coche ocupa en el día a día de muchas personas. Un cambio que es más profundo cuanto más jóvenes son los usuarios.
El modelo clásico en el que la llegada a la mayoría edad era sinónimo de sacarse el carné de conducir y de acceder al primer vehículo ha cambiado, sobre todo, en el ámbito urbano. A medida que pasan los años, aumenta la edad media a la que los ciudadanos se sacan el carné de conducir.
Según los datos de la DGT, en 2008 se expidieron 859.000 carnés de conducir de tipo B, el más común. Si lo comparamos con 2019, los datos de 2020 están afectados por los cierres de esta actividad durante meses por culpa de la pandemia, sólo fueron 568.000, un 34% menos. Una reducción que tiene un impacto directo en el número de coches vendidos.
Los fabricantes de automóviles conocen bien este fenómeno por lo que están desarrollando diferentes propuestas para que los usuarios tengan acceso a un vehículo sin necesidad de comprarlo. Al avance del modelo tradicional del renting, más asociado en el pasado a profesionales y autónomos, ahora se suma la suscripción. Una opción aún más flexible que permite ajustar tanto el tiempo de uso como el coste de tener acceso a un vehículo.
Bajo este modelo, tanto marcas de forma directa como compañías de base tecnológica de nueva creación, están explorando diferentes opciones para que los usuarios puedan disfrutar de un vehículo, sólo en los periodos de tiempo que lo necesitan. Además, desde la industria se señala también a la incertidumbre que están provocando las cambiantes restricciones de movilidad para reducir las emisiones también favorece a estas opciones.
Experiencias pasadas
El modelo de suscripción no es un desconocido para el mundo del automóvil. Durante las dos últimas décadas, muchas marcas han puesto en marcha iniciativas dentro de este segmento. La gran diferencia con los servicios que empiezan a proliferar hoy la encontramos en el target al que están dirigidos.
La suscripción a este tipo de servicios hasta el momento ha sido probada, sobre todo, con el segmento premium. En este caso lo que se le ofrecía al usuario no era tanto contar con un vehículo en el momento en el que lo necesitaran como estar a la última. El reclamo de estas experiencias era que los usuarios que disfrutaran estos servicios pudieran estrenar los últimos modelos sin necesidad de comprarlos.
Con el pago de mensualidades que podían oscilar entre los 1.000 euros a más de 3.000, diferentes marcas han ofrecido la posibilidad a sus clientes de disfrutar de los últimos modelos. BMW, Audi, Ford, Cadillac o Mercedes-Benz, Porche o Volvo han puesto a disposición de sus clientes estas opciones en algún momento. Unas experiencias que en algunos casos no han terminado de cuajar y han provocado que muchos de estos servicios dejaran de funcionar.
Nuevos modelos de suscripción
Desde este punto de partida los modelos de suscripción están evolucionando en dos vías. Reducir al mínimo el periodo de tiempo por el que los usuarios pueden optar a este servicio y, del mismo modo, flexibilizar tanto las tarifas como los servicios asociados con las ofertas que ponen a disposición de sus clientes.
En este sentido, la semana pasada Hyundai ha sido la última en anunciar la puesta en marcha de un servicio de estas características. La marca coreana ha elegido Barcelona como ciudad para estrenar una iniciativa que ofrece planes personalizados con compromisos que comienzan en los seis meses. Un periodo de tiempo mucho más corto que el de otros planes de suscripción que arrancan en 12 meses y que, mayoritarimante, requieren de un mínimo de 24 a 36 meses de permanencia.
La propuesta de Hyundai añade que todos los modelos de la marca están disponibles en sus diferentes tecnologías (diésel, gasolina, híbridos o eléctricos) y los precios para los citados servicios de seis meses rondan los 300 euros. Una tarifa que no cuenta con ningún tipo de entrada e incluye seguro, parte del mantenimiento e impuestos.
Una manera de acercar los modelos eléctricos
La compañía coreana no ha sido la única que ha anunciado una propuesta de este tipo en los últimos días. Durante el acto en el que Cupra celebró su tercer año como marca independiente de Seat, la compañía presentó el Cupra Born, el primer modelo 100% eléctrico de la marca. Durante la puesta de largo del modelo, Wayne Griffith, presidente de Seat, anunció que el Born llegaría con un modelo suscripción de la mano.
Desde la compañía señalan que, el contrato de suscripción de este modelo incluirá la instalación del Wallbox allí donde se requiera en la vivienda. Un elemento que busca facilitar la carga eléctrica en el domicilio de los usuarios de este servicio de suscripción.
Esta fórmula no es totalmente nueva dentro de la marca. La Seat Mo eScooter 125, que ha supuesto la entrada del grupo en el segmento de las motocicletas, comenzó el año con el lanzamiento de un nuevo modelo de suscripción flexible. Por 70 euros a la semana o 150 euros al mes los usuarios pueden tener un vehículo a su disposición. Una suscripción que incluye seguro a todo riesgo desde los 18 años, asistencia en carretera, servicio de atención al cliente las 24 horas y la posibilidad de uso del vehículo a todo el núcleo familiar dentro de la misma cuota.
Así las cosas, desde el sector señalan que este será el año en el que veremos proliferar multitud de iniciativas de este tipo. Unos servicios que pretenden acercar la oferta de las marcas de automóviles a usuarios que, bien por capacidad económica o por la incertidumbre que existe respecto al futuro de ciertas motorizaciones, no están dispuestos a comprar un coche en estos momentos pero sí tienen necesidades puntuales de movilidad que se alinean con lo que les ofrece la suscripción.
Todo parece señalar que, además del despegue de la electrificación, 2021 quedará en los almanaques como el año en el que el coche mutó, definitivamente, de producto a servicio.