"Este año habrá que tomar importantes decisiones si queremos fabricar coches eléctricos en Martorell en 2025". Así de contundente se mostró ayer Wayne Griffiths, presidente de Seat, a la hora de valorar la importancia que va a tener 2021 en colocar los pilares de la estrategia de su compañía para los próximos años. Y es que, el calendario aprieta y el fabricante de vehículos necesita que todos los involucrados en el proyecto pisen el acelerador.
El plan, denominado Future Fast Forward, en el que también participan otras 15 empresas entre las que destacan Iberdrola, Telefónica o CaixaBank, pretende generar todos los cambios en el ecosistema automovilístico nacional para asegurar que en nuestro país se produzca un vehículo eléctrico conectado 100% español. Un ambicioso proyecto que tendría como primera meta que se produzcan vehículos eléctricos de nueva generación en Martorell en 2025.
Este proyecto cuenta con el respaldo del Gobierno como demostró la visita de Pedro Sánchez y Felipe VI a la planta de Seat en Martorell la primera semana de marzo. Pero de ese apoyo se esperan más que palabras. Si todo sigue el plan previsto, Future Fast Forward se convertirá en el primer PERTE español que se presente ante Bruselas.
Según el calendario del proyecto, el consorcio entre los distintos involucrados debería cerrarse a lo largo de abril. Una vez cumplido este trámite, el objetivo es que Bruselas dé su visto bueno en el mes de junio. Una fecha clave ya que se pretende que todas las partes del plan arranquen, como tarde, a la vuelta del verano.
Los trabajos necesarios, tanto en la electrificación de la planta de Martorell como en la puesta en marcha de la fábrica de baterías, no pueden retrasarse. 2021 tiene que ser un año hábil para que Future Fast Forward cumpla los objetivos que se ha marcado. Y eso incluye que el emplazamiento de la fábrica de baterías quede también decidido y comiencen los procesos para arrancar su puesta en marcha.
Tres fases con 2030 en el horizonte
Por mucho que el calendario apremie, el proyecto planteado por Seat es a largo plazo. La prisa por pisar el acelerador durante los próximos meses viene provocada por la necesidad de recuperar terreno respecto a otros países que ya tienen lanzada su estrategia de electrificación.
Future Fast Forward cuenta con tres etapas claramente diferenciadas entre 2021 y 2030. El primer tramo comprende el periodo 2021-2023. Durante estos tres años el objetivo sería preparar el ecosistema automovilístico para entrar en la nueva era. Para ello, la clave reside en lanzar definitivamente la demanda de vehículos electrificados.
España ocupa el vagón de cola de los países europeos en lo que se refiere a la compra de vehículos electrificados. Esto hace necesario un plan de choque que permita colocar el mercado español a otro nivel. En este punto el objetivo es que las ventas de automóviles electrificados supongan, al menos, un 10% del total durante 2021.
El otro pilar de esta primera fase tiene que ver con la infraestructura de carga. Actualmente España cuenta con 8.000 puntos de carga, lo que hace que el ratio punto de carga por habitante sea de los más bajos de Europa. En este sentido, el objetivo es que 2021 termine con 20.000 nuevas instalaciones. Una meta que, viendo los planes anunciados por las principales compañías eléctricas, es factible.
2023, el despegue
Si la primera parte de este plan se cumple, España llegaría a 2023 con todas las capacidades listas para convertirse en un 'hub' de movilidad eléctrica del mismo nivel que actualmente lo es en motorizaciones tradicionales. Este sería el año en el que las plantas españolas ya comenzarían a trabajar en los prototipos y primeras pruebas que permitirían ir engrasando la maquinaria para que en 2025 se fabricarán coches 100% eléctricos en el país.
Para ello, será necesario que España cuente con capacidad de generar la energía limpia que garantice tanto las capacidades productivas como las de las estaciones de carga. Un objetivo para el que acuerdos como el anunciado entre Iberdrola, Volkswagen y Seat permiten avanzar en la dirección adecuada. 2023 también sería el año en el que la fábrica de baterías se convertiría en realidad y comenzaría a poner en marcha los primeros componentes que permitirán arrancar las pruebas de concepto en las líneas de montaje y fabricación.
De esta forma, 2023 se convertiría en el año del despegue efectivo del proyecto que permitiría que una planta como Martorell tuviera capacidades para convertirse en una referencia de la movilidad eléctrica en 2025. Ayer mismo Griffiths señaló que ese año espera ser capaz de producir medio millón de unidades de vehículos electrificados. Cifra que coincide con las capacidades de la planta lo que haría que la práctica totalidad de su producción fuera de vehículos eléctricos.
Los objetivos del 'Green Deal'
Llegado a este punto, se habrían cumplido las partes más críticas del Future Fast Forward y el proyecto encararía la recta final. En este punto la clave sería la escala para colocar a todos los involucrados a plena potencia. Según los objetivos marcados por Europa, para 2030 las emisiones de CO₂ deben reducirse un 55%. Uno de los pilares clave de este paso será contar con 30 millones de vehículos cero emisiones en las carreteras.
A nivel España, la producción de automóviles electrificados debería acercarse a los 1,5 millones de unidades en caso de que el conjunto de la industria consiguiera dar el paso a la electrificación. Se espera que la demanda de este tipo de vehículos crezca exponencialmente hasta 2027, fecha en la cual se dispararía para poder cumplir con lo marcado por Bruselas. Unos objetivos que, en un principio, eran vistos como excesivamente ambiciosos por los fabricantes pero que, ahora, han abrazado.
Así las cosas, durante los próximos tres meses el Future Fast Forward de Seat se juega el todo o nada para cumplir las metas que se ha marcado. 90 días en los que se deben tomar las decisiones que permitirán a la industria automovilística española encarar el cambio de era camino del coche eléctrico y conectado.