La larga experiencia acumulada desde 1992 en la gestión de infraestructuras ferroviarias de alta velocidad comienza a servir como trampolín para acelerar la expansión internacional de Adif y Renfe. A los proyectos del AVE a La Meca y la alta velocidad texana ahora se puede sumar Polonia, país que va a desarrollar una importante expansión de su red de altas prestaciones durante los próximos años.
En el día de ayer, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, participó en la XII Cumbre Bilateral entre España y Polonia, donde se reunió con su homólogo polaco, Andrzej Adamczyk, y con el viceministro de Infraestructuras, Marcin Horała. El encuentro concluyó con la firma de un memorando de entendimiento sobre el proyecto del Centro de Comunicaciones Solidaridad (CPK, por sus siglas en polaco, Centralny Port Komunikacyjny Solidarność, Solidarity Transport Hub). Un documento que puede ser fuente de grandes oportunidades de negocio para las compañías públicas españolas.
Y es que, el CPK es uno de los proyectos ferroviarios con más potencial de los que hay en marcha actualmente en la Unión Europea. Según explicaron desde el ministerio, el objetivo del memorando es reforzar la cooperación entre ambos países en el desarrollo de la red de alta velocidad ferroviaria en Polonia, donde Adif y su homóloga polaca PKP-PLK trabajan de forma activa desde 2009.
Un acuerdo que llega en un momento clave para el proyecto. El CPK incluye un aeropuerto más un nodo ferroviario que se proyecta construir a 40 kilómetros de Varsovia. Tiene previsto iniciar su construcción en 2023 y entraría en funcionamiento a principios de 2028. Una actuación que nace con el objetivo de dar servicio al tráfico doméstico y convertirse en la puerta centroeuropea hacia los países del Este y Asia.
1.800 kilómetros de alta velocidad
El CPK forma parte de la estrategia polaca para construir una nueva red de alta velocidad de 1.800 kilómetros de extensión y la modernización de 2.400 kilómetros de líneas existentes. A finales de 2034 se instalarán 850 kilómetros de nuevas líneas de alta velocidad, que permitirán alcanzar los 250 kilómetros por hora, que podrían llegar hasta los 350 kilómetros por hora. Un proyecto que supondrá una inversión entre 8.000 y 9.000 millones de euros.
En esta ocasión, Polonia ha optado por un modelo radial para su red ferroviaria. Tendrá su centro en el nodo aeroportuario y se organiza en 10 corredores. En estos momentos el proyecto ha entrado en la fase de realización de los estudios técnicos, económicos y ambientales de distintos tramos ferroviarios.
Desde el sector señalan que Adif puede tener un papel importante en este proyecto en dos ámbitos. El primero de ellos es el de la señalización. España es el país de Europa con más kilómetros de alta velocidad. Un sistema que va a ser la base de las líneas de alta velocidad ferroviarias de todo el continente.
Del mismo modo, el administrador de infraestructuras ferroviarias cuenta con gran experiencia en una singularidad no muy común en otros países europeos que sí tiene Polonia: la convivencia de diferentes anchos de vía. Un elemento clave en las conexiones entre Polonia y Rusia. España ha basado el funcionamiento de los trazados mixtos que utilizan parte de la línea de alta velocidad y parte de la tradicional como pueden ser las líneas Madrid-Pamplona o Madrid-Galicia en sistemas de ancho variable. Una tecnología que permite que los trenes pasen de un tipo de vía a otro sin detenerse.
Licencia polaca Leo Express
En el caso de Renfe, las oportunidades también son varias. La compañía puede aportar su conocimiento en los servicios de comercialización. Un asesoramiento que ya está realizando tanto en el caso del AVE a La Meca como en la futura línea de alta velocidad estadounidense que unirá Dallas y Houston.
Además, Renfe está a punto de cerrar la compra de un porcentaje significativo del operador checo Leo Express, lo que le aportaría una posición estratégica en Polonia. Esta compañía cuenta con licencia para operar en Polonia. Un activo estratégico que permitirá a Renfe operar sin necesidad de pasar los trámites de conseguir este permiso que, en el sector ferroviario, puede llegar a costar años.
Así las cosas Adif y Renfe parten de una posición privilegiada para extender su presencia internacional a tierras polacas. Un mercado incipiente en el que van a abrirse multitud de oportunidades durante la próxima década. En esta ocasión, las compañías españolas podrán aprovechar los años de experiencia y las inversiones realizadas en alta velocidad para atacar un mercado con un potencial tremendo.
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