Isabel Pardo de Vera (Lugo, 1975) es el ejemplo de servidora pública que ha llegado donde ha llegado sin necesidad de comulgar con las siglas de un partido político concreto. Su perfil técnico y su profesionalidad ha gustado tanto en las filas del PP como en las del PSOE siendo promocionada en Adif por varios de los ministros que han pasado por el Ministerio de Fomento.
O mejor dicho, del ahora llamado Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y que en pocos días se convertirá en su nueva casa. Será la secretaria general del mismo, la mano derecha de la nueva ministra, Raquel Sánchez. Para el anterior, José Luis Ábalos, ya fue la gran apuesta para liderar el reto de la liberalización ferroviaria. Y mucho antes, con Ana Pastor, pasó algo parecido en el Gobierno de Mariano Rajoy. De ello se deduce que es un valor seguro para cualquier político.
La clave de su éxito es un perfil técnico que convence a todos y que comenzó a labrar en la Universidad de A Coruña, donde se licenció como ingeniera de Caminos, Canales y Puertos. Además ha completado su formación en programas de desarrollo directivo en escuelas de negocios y gestión de infraestructuras.
Carrera en Adif
Prácticamente toda su carrera ha estado ligada al gestor de infraestructuras. Es más, no extrañaría que su escalada ascendente la llevara incluso a ocupar el puesto de ministra en un futuro.
Pero en realidad, su perfil técnico y de constante trabajo -a veces criticado y no del gusto de todos- no encajaría en una persona que huye del 'postureo' y solo usa los focos mediáticos para vender su libro, que en su caso ha sido el trabajo llevado a cabo para preparar a España para la liberalización.
Por eso no dudó en sentarse con la prensa hace dos meses en el viaje inaugural del tren francés Ouigo para contar los planes de Adif o, incluso, en participar en foros como los que ha hecho este medio sobre Movilidad para recordar que este es “el año y el siglo del ferrocarril español”. En la cercanía también reside parte de su prestigio como gestora.
Todo ello sin afán de llenar portadas por llenarlas. Y eso que su hermana, Ana, es periodista y llegó a dirigir el diario ‘Público’. De hecho, Ana también hizo sus pinitos en política. Fue asesora de Comunicación en los Ministerios de Defensa, Industria, Turismo y Comercio y Política Territorial en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Algo que igual les viene de familia. Su padre, Gerardo Pardo de Vera, fue elegido alcalde de Becerreá por la Coalición Democrática en las primeras elecciones democráticas de este país.
De vuelta al currículum de la protagonista de estas líneas, Pardo de Vera ingresó en Adif a través de la oferta de empleo público en el año 2007. Ha desempeñado puestos de dirección de Obra y jefa de Infraestructura y gerente de área en la construcción de la línea de Alta Velocidad Madrid-Galicia. En 2015, pidió una excedencia. Se fue de Adif pero no cambió su vocación ya que pasó a ser directora de Movilidad e Infraestructuras de la Diputación de Pontevedra.
Solo estuvo un año fuera. En junio del año 2016, se reincorporó al ente ferroviario con el cargo de directora general de Explotación y Construcción de Adif. Solo un poco más tarde (en 2018) se convirtió en presidenta de Adif Alta Velocidad. O mejor dicho, en la primera mujer en presidir Adif. Hecho que dice mucho de una mujer que ha roto barreras en el mundo de la empresa pública.
Y ahora, como buena gallega, emigra al Ministerio de Transportes. Pero no se irá de Adif del todo, al menos su esencia se quedará. Lo lógico y lo previsible es que las riendas del gestor público las tome alguien de confianza de Pardo de Vera para seguir sus pasos y alinearse con la Secretaría de Estado. Este cargo no es como el premio de presidir Paradores -que, por cierto, es para Pedro Saura, a quien curiosamente sustituye Isabel en el Ministerio-.
Otros retos
De hecho, el cambio de Saura por Pardo de Vera se notará bastante, según personas cercanas al ministerio. La ingeniera tiene un perfil más decidido y comprometido con el servicio público. No le temblará la mano en acometer cambios de calado si es preciso. Y lo hará sin miedo. Sea en la rama de transportes, en vivienda o en lo que se tercie.
Porque ahora tiene que abrir más la mente, ya que no todo será liberalización ferroviaria. Tendrá que asumir el futuro de los peajes en autovías, los planes de fomento a la vivienda y la posible limitación de precios al alquiler, entre otros.
En este último punto, el Gobierno está dividido. Las posturas de Podemos y del PSOE chocan e Isabel tendrá que gestionar este enfrentamiento. Quizás, incluso, tome partido y su posicionamiento puede sorprender. Ya sabemos que la gallega no se casa con ninguna formación política.
Pero su gran desafío ya sonaba en su cabeza en ese viaje en tren rodeada de periodistas en el que reconocía el momento tan importante que vivía España con la llegada de los fondos europeos. Y es que el Ministerio de Transportes es uno de los que gestionará más dinero del que llegue de Europa.
Y como si ella misma lo previera, preparó a Adif para esta ocasión. “Tenemos desde hace tiempo una cartera de proyectos infinita disponibles para cuando llegara la inversión”, aseguraba en petit comité.
Y no solo llegarán esos millones, sino que un perfil técnico y con vocación de servicio público como el de Pardo de Vera será quien los gestione para tranquilidad de la sociedad. Pero también del Gobierno de turno.