Los trenes nocturnos están de vuelta. Tanto desde la Unión Europea como desde distintos Gobiernos de países comunitarios esta alternativa de transporte ferroviario está recibiendo un fuerte impulso. ¿La razón? Los objetivos de descarbonización fijados. Los viajes por la noche en tren se han vuelto a ver como una herramienta que permite dar respuesta a ciertas necesidades de movilidad sin generar impacto al medioambiente.
La vocación de eliminar de forma drástica tanto parte del tráfico de pasajeros individual de las carreteras como los vuelos de ciertas distancias, ha provocado que el ferrocarril nocturno gane enteros después de unos años en los que este tipo de servicios fueron desapareciendo. Primero la aparición de las aerolíneas low cost y después las restricciones para controlar la pandemia hicieron casi desaparecer estos servicios en algunos países.
Ahora, la mayor concienciación ciudadana está provocando que los propios consumidores demanden estas alternativas. Empieza a configurarse una masa crítica con volumen suficiente como para que tenga sentido para los operadores ofertar estos servicios. Un tipo de usuario que necesita desplazarse entre un punto y otro sin verse obligado a realizarlo de la forma más rápida y que, además, valora hacerlo generando el menor impacto posible.
Ante este contexto, los países nórdicos y de centro Europa están aumentando su oferta de este tipo de servicios. En cambio, España aún no ha recuperado las pocas circulaciones que tenían en marcha. Una situación que puede cambiar más pronto que tarde y que tanto Renfe como el Gobierno estudian con minuciosidad.
OSP Europa
En estos momentos, Francia es uno de los países que más está apostando por el tren. Tras anunciar la prohibición de los vuelos domésticos que se puedan realizar en tren en menos de 2 horas y media, el país está poniendo toda la carne en el asador para completar su oferta de servicios ferroviarios.
El país galo recuperó esta primavera el tren nocturno de París a Niza y están a punto de inaugurar otro de París a Hendaya. Del mismo modo, han publicado un informe que estudia 20 líneas nocturnas nacionales y cinco líneas internacionales, entre las que se incluye un servicio nocturno entre Barcelona y París y otro entre Madrid y París.
Suecia, por ejemplo, es otro país que subvenciona este tipo de trayectos a través de la compañía estatal SJ. Así, el gobierno asignó 38 millones de euros el pasado año para relanzar las conexiones diarias Estocolmo-Hamburgo y Malmö-Bruselas para 2022.
La rentabilidad...
En España, tras el estado de alarma decretado el 14 de marzo de 2020, Renfe suspendió la circulación de los trenes nocturnos. Desde ese momento, ese tipo de circulaciones nunca se han llegado a recuperar a pesar de que la compañía pública fue poniendo en circulación los diferentes servicios en función de la demanda.
Y es, precisamente, la demanda el principal problema que encuentra este tipo de servicios nocturnos. La competencia del avión e incluso el autobús dificultan poner en marcha servicios que sean atractivos para los usuarios. El principal problema es que la actual estructura de precios de las diferentes alternativas hace que la rentabilidad del tren nocturno esté en duda. En los últimos nueve años Renfe ha perdido 265 millones de euros en la explotación de los trenes nocturnos domésticos. Es decir, cerca de 30 millones al año.
La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, dijo recientemente que la idea de implantar un modelo de tren nocturno en España es un proyecto "interesante" que se está analizando desde el Gobierno. Pero lo cierto es que tiene que encontrar un modelo de gestión que le permita ser rentable. En este sentido, el análisis de las opciones privadas o de servicio público de otros países está siendo clave para encontrar una alternativa.
Historia en España
Con su tren nocturno, Renfe ofrecía una habitación de hotel rodante con las comodidades de un hotel y con todas las ventajas de un tren. Una manera de aprovechar la noche para viajar. Estos trenes tienen distintos tipos de camarotes con camas, o bien plazas de sillón, además de cafetería y restauración.
En 2011, existían en España 12 relaciones de trenes nocturnos, domésticos e internacionales. A partir de ese momento, este tipo de servicios han ido cayendo en decadencia.
En 2013, suprimió la línea nocturna que unía Madrid y Barcelona con París y la Ciudad Condal también se quedó sin viajes a Zúrich y Milán. En esos años, se produjo una gran reforma de conexiones para sanear las cuentas de la empresa ferroviaria. Esta se llevó por delante dos tercios de la oferta de trenes cama disponibles en ese momento.
Antes de que llegara la Covid, sólo se prestaban dos conexiones en España y una internacional. En concreto, los trenes hotel que aún circulaban lo hacían para conectar Madrid con A Coruña, Pontevedra y Ferrol, y Barcelona con A Coruña y Vigo. La única conexión internacional que realiza estos trenes es la de Madrid-Lisboa. Y tras la Covid, el servicio se suspendió y como ya sabemos, no se ha vuelto a reactivar.
Así las cosas, el tren nocturno se presenta como uno de esos fenómenos que parece estará ligado a los consumidores de esta nueva generación. Un perfil que no tendrá que ver tanto con la edad como con unos principios que van a hacerle priorizar unos servicios frente a otros en función a factores antes impensables. Ahora queda saber si estos servicios se adaptarán sólo a una serie de países en los que tanto su posición geográfica como su conciencia social lo permitan o, por el contrario, las vías de toda Europa se llenan de trenes una vez el sol se meta por el horizonte.