El desacuerdo entre patronal y Gobierno obliga a empresas a adelantar pedidos ante la huelga de transportistas
Las compañías trabajan en planes de contingencia para avanzar la recepción de mercancías antes del 20 de diciembre.
15 diciembre, 2021 04:03Noticias relacionadas
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Dicen los expertos consultados por este medio que si a una semana de que se produzca la huelga de transportistas no se ha llegado a un acuerdo ya es difícil que se pare. Aunque no es imposible porque patronal y Gobierno volverán a reunirse tras cerrar la reunión de ayer con pocos avances. El problema es que no hay acuerdo y queda menos de una semana para el 20 de diciembre y las empresas del país se preparan ante el paro de tres días.
En concreto, algunas empresas de transportes, esta semana han decidido adelantar pedidos y cambiar turnos de los camioneros, incluyendo repartos en fin de semana, según fuentes del sector.
Cambios motivados a petición de las compañías clientes (cargadores) que también han aumentado la producción en sus fábricas para evitar al máximo posible el desabastecimiento en esos tres días. De hecho, algunas grandes fábricas valoran parar su producción durante los días de huelga, según ha podido saber este medio.
Hay que tener en cuenta que se trata de unas fechas complicadas: 20, 21 y 22 de diciembre. En plena Navidad. “La campaña de Navidad es uno de los momentos de consumo clave del año, por lo que el paro de la patronal de los transportistas llega en una semana crítica”, señalan fuentes de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc).
Desde el momento en que se anunció, aseguran que las empresas empezaron a trabajar en planes de contingencia para avanzar la recepción de mercancías -excepto en el caso de los productos frescos- y minimizar así el posible impacto del paro, en caso de que finalmente se lleve a cabo.
No obstante, cada día que pasa los costes y las complicaciones se intensifican y, por ello, desde Aecoc remarcan la necesidad de mantener el diálogo.
“Tras un período complicadísimo en que el sector, gracias al esfuerzo de todos los profesionales de la cadena logística, ha conseguido garantizar el suministro de todo tipo de productos a miles de hogares, ahora la sociedad no va a entender que la cadena de suministro se pare voluntariamente e impida que algunos de los productos estrella lleguen a los hogares en unos días tan señalados”.
Colapso en tres días
Los mismos expertos que creen que habrá huelga también dicen que la elección de tres días no ha sido al azar, sino que tiene una razón de ser: el colapso en plenas Navidades. Son 72 horas en las que se produce una rotura de la cadena logística que afecta a todos los sectores de la economía, aunque algunos se ven más dañados, como la alimentación.
De ahí que, históricamente, en las huelgas de transporte se realice este tipo de planteamientos, explican fuentes del sector. Por ejemplo, en la última huelga de camioneros, que se llevó a cabo entre el 9 y el 15 de junio de 2008, Mercamadrid anunció que a partir del día 12 de junio comenzarían a notarse los efectos del desabastecimiento.
Pero un día antes, cuando se cumplían esos tres días, ya se confirmaba la falta de alimentos en comercios pequeños y grandes superficies. El desabastecimiento fue tal que muchos comerciantes decidieron transportar la mercancía comprada en sus propios vehículos.
Eso en tres días. Pero, ¿qué pasaría si fueran más? Esta opción está abierta porque los sindicatos amenazan con convocar nuevos paros si el Ministerio de Transportes y las grandes empresas no atienden sus reivindicaciones. Hablamos de paros distintos y de una amenaza que no hace más que ejemplificar la división dentro del propio sector.
El primer aviso está en Murcia. CCOO, junto con UGT y USO, ya ha convocado una huelga en la región entre el 23 de diciembre y el 2 de enero por la falta de acuerdo en las negociaciones del nuevo convenio colectivo. Estamos hablando de una huelga que arrancaría tras la de la patronal si finalmente no la consigue parar el Gobierno. Los sindicatos advierten de que se podrá trasladar a otras comunidades incluso.
De consumarse, el impacto en la economía española sería devastador. El colapso y el desabastecimiento -no solo de alimentación- sería mucho mayor. Esto se sumaría a la actual crisis de suministro y retrasos en las entregas, generando un grave problema. Un problema para el que la cuenta atrás ya ha empezado a correr.