El Gobierno prepara un PERTE aeroespacial. Con este se pretende financiar actividades de I+D+I que generen un efecto de arrastre sobre toda la cadena de valor, desde los fabricantes hasta las aerolíneas. Estas últimas llevan todo el año preparándose para lanzar proyectos o simplemente adaptándose a una aviación más sostenible en un futuro con vuelos con hidrógeno.
El proyecto más ambicioso es el del consorcio formado por Volotea, Air Nostrum y Dante Aeronautical que presentaron en marzo al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) un plan de electrificación de flota en el contexto del Programa de Apoyo al Transporte Sostenible y Digital del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El proyecto propone la reconversión y electrificación de flotas de aeronaves en servicio para transformarlas en 100% eléctricas.
El alcance incluye el diseño, ingeniería e implementación de las modificaciones necesarias para la adaptación de aeronaves convencionales de pequeña capacidad (entre 9 y 19 pasajeros) y la inversión en el desarrollo de tecnologías para propulsión con energías alternativas con el objetivo de minimizar las emisiones en vuelo.
La certificación del primer avión está prevista para 2024. A este hito le seguirá un periodo de industrialización y puesta en servicio que culminará con versiones de varios aviones totalmente operativos en 2026.
Vuelos con hidrógeno
Por otro lado, el hidrógeno es una de las grandes apuestas de la política energética del Gobierno, y también de la aviación tan señalada en los últimos años por la contaminación que suponen sus operaciones.
En este sentido, en noviembre Repsol e Iberia realizaron el primer vuelo con biocombustible producido en España a partir de residuos. En concreto, el biojet utilizado pertenece al lote producido el pasado agosto en la refinería de Petronor, que se encuentra cerca de Bilbao y pertenece al Grupo Repsol.
¿Qué se consigue con este tipo de vuelos? Este vuelo ha logrado reducir la emisión de 1,4 toneladas de CO2 a la atmósfera, gracias a la mejora de la eficiencia en el consumo que aporta el avión, unida al uso del biocombustible sostenible. Además, para el repostaje se ha utilizado un vehículo de suministro de combustible de aviación de propulsión eléctrica con cero emisiones.
Días después, Vueling también realizó un vuelo con combustible sostenible para aviación en colaboración con Repsol. Una prueba piloto con el objetivo de operar un 10% de los vuelos con combustible sostenible para el 2030.
Además, es preciso destacar que el pasado 14 de julio la Comisión Europea presentó el paquete de medidas Fit for 55, que incluye la iniciativa RefuelEU Aviation, cuyo objetivo es impulsar la oferta y demanda de combustibles de aviación sostenibles en la Unión Europea, alcanzando un uso del 2% en 2025, del 5% en 2030 y del 63% en el año 2050.
De este modo, se reduce la huella ambiental de la aviación, al tiempo que contribuye a la consecución de los objetivos climáticos de la Unión Europea.
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