2021 aunó muchos ingredientes para convertirse en un punto de inflexión para la industria aeronáutica. Aunque el nivel de incertidumbre aún es grande para la aviación comercial, los datos de pedidos y entregas de Airbus y Boeing indican que los fabricantes de aeronaves han podido doblar el Cabo de las Tormentas del coronavirus tras dos años muy complejos.
Entre ambas compañías acumularon 1.042 pedidos netos y 951 entregas. Pese a que las cifras están aún lejos de los récords acumulados por ambas empresas en la pasada década, suponen un importante paso adelante respecto a 2020. El pasado año sólo alcanzaron los 86 encargos netos y los 723 aviones puestos en manos de sus clientes.
Si se comparan las cifras de 2021 con las de 2018, los datos de 2019 de Boeing quedaron desvirtuados por la crisis del 737 MAX, los registros dejan claro que a esta industria aún le queda camino por recorrer. En lo que respecta a los pedidos netos, el pasado año se alcanzó un 64% de las 1.628 aeronaves demandadas en 2018. Del mismo modo, durante ese año los dos gigantes aeronáuticos entregaron 1.606 aeronaves, lo que hace que el resultado de 2021 suponga un 59% del máximo histórico.
Boeing consigue más pedidos
El desempeño de ambas empresas durante el pasado año señala diferencias en su comportamiento operativo y comercial. Boeing consiguió imponerse en lo que respecta a saciar el apetito del mercado. La estadounidense consiguió 535 solicitudes netas frente a las 507 conseguidas por la europea.
Boeing alcanzó los 909 pedidos brutos a los que hubo que restar 479 cancelaciones y modificaciones de contratos. Airbus por su parte se quedó en 771 compromisos comerciales y 264 cancelaciones.
Es aquí donde ambas empresas encuentran el punto más negativo de 2021. Las 743 cancelaciones suponen un máximo histórico superando incluso a las 739 del 2020. Una cifra que hace evidente la maltrecha situación económica y operativa que atravesaron las aerolíneas durante el pasado ejercicio.
Entre los modelos más pedidos no hay sorpresas. El 737 MAX de Boeing consiguió 749 solicitudes brutas. Un registro con mucho valor ya que, de esta manera, deja definitivamente atrás la crisis que originaron los dos accidentes mortales que sufrió este modelo causado por un fallo en su software. Por su parte, la familia A320 de Airbus acumuló 661 compromisos en firme.
Airbus reina en las entregas
En lo que respecta a las entregas, el grupo europeo consiguió imponerse con claridad el pasado año. Airbus puso 611 aeronaves en manos de sus clientes. Boeing sigue teniendo en este punto su talón de Aquiles. La empresa estadounidense se quedó en los 340 aviones entregados.
La cifra de Airbus supone un aumento del 8% frente a 2020. Además, la europea recupera tres cuartas partes en comparación a la meta de las 863 unidades del ejercicio 2019. Máximo histórico de la empresa al que pretende acercarse durante el ejercicio 2023 si sus capacidades productivas siguen mejorando al ritmo actual.
Boeing, por su parte, consiguió multiplicar por dos las entregas de 2020 pasando de 157 a 340. Un aumento importante pero que aún le deja un 60% por debajo de las 806 unidades, nivel al que la empresa aún no ha pronosticado cuándo estará en disposición de volver a llegar.
Remontada bursátil
En lo que se refiere al desempeño en Bolsa, Airbus también consiguió imponerse a Boeing. El ejercicio de la europea convenció a los inversores lo que le permitió que el valor de su acción avanzara un 24% a lo largo de 2021 hasta cerrar el año en los 112 euros por acción. De esta manera, el grupo quedó con una capitalización bursátil por encima a los 90.000 millones de euros.
El ejercicio de Boeing en lo que al parqué se refiere no fue muy positivo. Las acciones de la estadounidense retrocedieron un 6% durante el pasado año. Un desempeño con el que los títulos de la compañía quedaron en los 201 dólares por acción. Pese a ello, el valor de Boeing se situó por encima de los 130.000 millones de dólares.
Así las cosas, Airbus y Boeing dejaron atrás un 2021 con más luces que sombras para ambas. Un año en el que gran parte de los indicadores invitan a mirar al futuro de la industria aeronáutica con optimismo.
Pese a ello, el nivel de incertidumbre sigue siendo altísimo en esta industria. De la duración de las grandes incógnitas que la acechan dependerá, en gran medida, que 2022 se confirme como un paso adelante definitivo o que, por el contrario, este negocio aún tenga que esperar para poder dar por concluida la que, sin duda, ha sido la crisis más intensa de la historia del negocio de fabricar y vender aviones.