Chamartín: de la estación del "perjuicio" a la parada por la que todos pelearán
2022 quedará en las hemerotecas como el año en el que hubo políticos que pidieron que sus ciudadanos no pararan en la estación del norte de Madrid.
13 marzo, 2022 03:09Noticias relacionadas
Me gustaría comenzar este texto lanzándole una apuesta a usted que me lee. Una simbólica, no está la cosa como para ir jugándose los ethereums por la vida. Dentro de 10 años, varios presidentes de comunidades autónomas y representantes de la oposición pondrán el grito en el cielo si los trenes de su región no paran en la estación ahora conocida como Madrid-Chamartín-Clara Campoamor (no seré yo quien le asegure que durante la próxima década no cambiará varias veces de nombre).
Me juego lo que quiera con usted. En unos años, la o el político de turno, independientemente de las siglas bajo las que ejerza su función, verá como un ultraje a sus ciudadanos que a los trenes que partan de su territorio no se les ofrezca la posibilidad de detenerse en Chamartín.
Estoy completamente seguro de que las quejas que durante los últimos días hemos escuchado por la paulatina llegada de nuevas rutas con origen o destino en la estación de Chamartín se replicarán en sentido contrario. Veremos que se apelará a la necesidad de evaluar "el impacto socioeconómico que represente la decisión" de no parar en la estación del norte de Madrid.
¿Qué me hace estar tan seguro de esto? Una sencilla razón: dentro de una década la estación de Chamartín será un referente a nivel europeo. Ninguna capital del Viejo Continente va a contar con un nodo intermodal como el que ya se está poniendo en marcha en el futuro corazón financiero de la capital de España.
El perjuicio de ir paseando al Bernabéu
Los contrarios a la reorganización de los flujos ferroviarios han proclamado sin rubor que bajarse en Chamartín supone un "perjuicio" para sus ciudadanos. Imagínense las caras de parisinos, berlineses, londinenses o romanos cuando lean que poder ir caminando a una de las cuatro torres que concentran infinidad de empresas y consultoras de primer nivel o a la sede de una de las instituciones educativas mejor valoradas de Europa es un "perjuicio".
Chamartín cuenta con dos líneas de Metro, siete líneas de Cercanías, una conexión con un aeropuerto intercontinental a 20 minutos, cinco conexiones en autobús urbano... Por no entrar a valorar los taxis, VTC u operadores de movilidad compartida que ofrecen sus servicios en la misma puerta. De hecho, esta estación ya conecta con servicios de alta velocidad o media distancia con Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, y Castilla y León.
Pero es que la cosa no termina ahí. 29 minutos a pie se tarda en recorrer la distancia que separa Chamartín del Santiago Bernabéu. 1.740 segundos de garbeo por el Paseo de la Castellana. En Metro se quedan en 15 minutos. Piense en cualquier estadio de Europa. El que quiera: San Siro, Wembley, el Parque de los Príncipes, el Allianz Arena... Abra Google Maps e intente conectarlos con una estación de alta capacidad ferroviaria. Su móvil no se ha roto. En otras ciudades tardan unas buenas minutadas en hacer el mismo desplazamiento.
Pensarán algunos lectores que el autor de este artículo aún sigue ensimismado con la exhibición que Benzema dio el pasado miércoles. Que ya está el merengue de turno dando la turra. Les daré varios datos (unos más empíricos que otros, todo sea dicho): El Bernabéu es el tercer museo más visitado de Madrid y el sexto de España. Más de un millón de personas peregrinan anualmente para ver las orejonas en sus vitrinas.
Añadiré que se puede pensar que el primer gol de Karim fue una falta más grande que la Catedral de Burgos y que el Real Madrid mereció pasar ante el PSG. Los de Pamplona tenemos Fueros. El tema este del miedo escénico o los 11 Juanitos nos impresiona entre poco y nada a los que hemos contemplado el sepulcro de Sancho El Fuerte.
Pero al personal le gusta ir al Bernabéu. Además, cuando en unos meses termine su remodelación, se convertirá en sede de ferias profesionales de primer nivel, infinidad de conciertos y un sinfín de espectáculos deportivos. Los pasajeros que paren en Chamartín tardarán pocos minutos en llegar a este centro de ocio y negocio.
Madrid mira al norte
Volviendo a la movilidad, si algo está decidido es que Madrid va a mirar al norte. La puesta en marcha de la Operación Chamartín va a provocar la transformación más profunda de la historia de la ciudad desde que en 1919 Alfonso XIII inaugurara su primera línea de Metro. La estación de Chamartín va a estar situada en el corazón financiero de la ciudad.
Estamos hablando del desarrollo urbanístico más importante puesto en marcha por una capital europea en la historia reciente. Además de 11.000 nuevas viviendas, las actuales cuatro torres pasarán a ser 10. Cuando el nuevo distrito financiero madrileño esté terminado, 88.000 empleados trabajarán en alguna de sus oficinas. Por lo escuchado durante los últimos días, hay mandatarios políticos a los que no les interesa que estos miles de ejecutivos y ejecutivas se desplacen con facilidad a sus ciudades ya sea por trabajo o para hacer turismo.
En nuestro país hay capitales de provincia que no tienen servicios ferroviarios de media distancia. No ya de alta velocidad. No cuentan con trenes que conecten sus ciudades con otras capitales en tiempos razonables. Líderes políticos de territorios que disfrutan de estas conexiones, de autovías e, incluso, de aeropuertos internacionales "denuncian" que a sus ciudadanos se les está tratando peor que a otros por hacerles bajar en Chamartín.
En 2032 o en 2035 algún habitante de Valencia, de Alicante, de Albacete o de Murcia se encontrará, algoritmo juguetón mediante, con decenas de artículos en los que sus antiguos presidentes autonómicos o alcaldes supuestamente les defendían intentando que los trenes que partían de sus ciudades no pararan en Chamartín.
Leerá que en ese lejano pasado distópico había quien pedía que se buscaran "soluciones razonables". Quien alertaba sobre que "la toma de decisiones en la vida no puede hacerse sólo por razones técnicas". Esos valencianos, albaceteños o murcianos del futuro alucinarán en colores. Durante esos días políticos de otras regiones harán todo lo que esté en sus manos para que sus trenes paren en Chamartín. Llamarán a las masas a manifestarse en el metaverso.
Y yo le habré ganado a usted una apuesta.