Se cumplen diez días del paro convocado por una parte del sector del transporte. Un paro que en principio iba a ser minoritario, pero que ha conseguido dos cosas: poner en jaque al Gobierno paralizando algunas industrias y dividir al sector en tres partes. De ellas, solo una está del lado del Ejecutivo. Gran parte de lo que está pasando se puede explicar viendo lo que ocurrió en 1997, en otro gran paro de camioneros. Estas son las claves.
Arrancamos hace tan solo un par de semanas. Fruto de la escalada imparable del precio del combustible a raíz de la guerra en Ucrania, la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera Nacional e Internacional convocó un paro indefinido desde el 14 de marzo para pedir medidas ante la ruina del sector.
A este, no se sumó el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), órgano que aglutina a patronales y empresas del sector representando a entre un 85% y un 90% del mismo. Además, es el único interlocutor válido para el Ejecutivo. ¿Qué quiere decir eso? Que el Gobierno se niega a reunirse con los convocantes del paro, a los que califica de “radicales de ultraderecha”.
Y aquí hacemos un breve inciso para tirar de hemeroteca. En la huelga de transportistas de 1997, el Gobierno liderado por José María Aznar tuvo que sentarse a negociar con Fedatrans, la federación de asociaciones provinciales que convocó el movimiento de protesta. Pedían subvención para el gasóleo por su elevado coste y jubilación a los 60 años y voluntaria a los 55, entre otras. La primera reivindicación es la misma con el nuevo paro.
El caso es que Fedatrans no estaba en el CNTC, pero se negoció con ellos. ¿Qué quiere decir? Que si el paro se alarga y la situación se tensa, la historia ha demostrado que otro Gobierno tuvo que ceder.
¿Por qué lo hizo en aquella época? Porque el paro, que empezó siendo minoritario (20.000 transportistas), también se radicalizó y la economía empezó a sufrir, tal y como está ocurriendo en estos momentos con parte de la industria del gran consumo obligada a parar su actividad, entre otras afectadas.
Plan del Gobierno
De momento, parece que el Gobierno se niega a reunirse con ellos. Sin embargo, el Ejecutivo se ha encontrado con un problema. El plan de 500 millones de euros en bonificaciones al gasóleo profesional ofrecido no ha convencido al CNTC al completo. Y eso ha provocado la primera gran división: tres de las grandes patronales (Fenadismer, Fetransa y Feintra), en el noveno día de paros, se han sumado a estos.
Consideran el anuncio de dichas medidas “positivo pero insuficiente en la actual situación, con miles de transportistas parados desde hace más de una semana”, señalan.
Tampoco entienden por qué el Gobierno no concreta en qué consistirán las bonificaciones al gasóleo profesional como ya han hecho otros países ni la tardanza en aprobar las medidas. Por ello, secundan desde ayer los paros por primera vez tras haberse negado a hacerlo la semana pasada.
Al lado del Gobierno, en este momento y por “responsabilidad”, se mantiene otra de las grandes patronales: la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM).
Y aquí otro paréntesis para explicar el volumen del sector del transporte por carretera de mercancías. Está formado por 100.000 empresas de transporte, 330.000 camiones y 600.000 empleos directos, según datos aportados por CETM. La gran mayoría son pymes y autónomos, aunque también hay grandes empresas.
Históricamente, siempre ha estado muy dividido, incluso políticamente, según fuentes del sector. Tan dividido que el propio el CNTC amenazó con un cierre patronal las pasadas Navidades. Mientras negociaba con el Gobierno, los sindicatos (CCOO, UGT y USO) también amenazaron con otras movilizaciones. Para estos, los problemas que plantean las patronales no eran los principales del sector, sino la "competencia desleal llevada a cabo entre las propias empresas”.
Finalmente, el Gobierno consiguió llegar a un acuerdo con la patronal comprometiéndose a aprobar una batería de medidas que ahora son insuficientes para paliar el problema del gasóleo. El paro se desconvocó.
Taxis, VTC…
La otra gran pata del sector del transporte por carretera es la de viajeros. Hasta ayer, su participación estaba en un segundo plano. Pero ahora, han tomado protagonismo y lo han hecho de dos formas. La primera es con la convocatoria de una manifestación para el domingo 27 de marzo en Madrid.
En 1997, miles de taxistas convocados por la Confederación del Taxi de España ocuparon el centro de varias ciudades y provocaron atascos de tráfico, según crónicas de los periódicos de la época.
En este caso, la Asociación Nacional del Taxi (Antaxi) es la convocante de la protesta del domingo, al que se suma también el transporte discrecional y, posiblemente, las VTC. Estas lo anunciarán después de la reunión convocada para este miércoles entre el Ministerio de Transportes y el Comité Nacional del Transporte por Carretera de Viajeros.
¿Quién está en el Comité Nacional del Transporte por Carretera de Viajeros? Está representado por taxis, VTC, ambulancias, líneas regulares, transporte urbano y agencias de viajes. ¿Qué piden? Al igual que el resto del transporte por carretera de mercancías, reclaman medidas para hacer frente a la subida del combustible.
No obstante, cada una pide en función de sus necesidades. Por ejemplo, en el autobús urbano e interurbano se considera necesaria, y así se solicita, la creación de un bono combustible por autocar propulsado por gasoil de 835 €/mes, y taxis y VTC requieren de una ayuda concretada como en los demás casos, en un bono combustible, de 350 €/mes por licencia en alta.
Como ocurrió en 1997, esta parte del sector no tiene intención de parar. “Somos dos gremios diferentes y la situación del modelo es distinta”, explican fuentes de una de las patronales del transporte discrecional, Direbus. “No podemos hacer paros porque nuestros servicios afectarían a la gente y ellos no tienen la culpa”, señalan. Estamos hablando, por ejemplo, de una línea de autobús regular o de una ambulancia.
El final del paro
¿Qué ocurrió con el paro de 1997? Después de 14 días de huelga de camioneros, con graves pérdidas para muchos sectores de la economía, se desconvocó el paro "por sentido de la responsabilidad" y sin conseguir la mayoría de sus reivindicaciones. No obstante, el Gobierno se comprometió a seguir reuniéndose para abordar la problemática y hubo acuerdo con la CETM, pero el resto del comité no firmó, según recuerdan en el sector.
Las pérdidas económicas fueron grandes. La organización UPA calculó en 7.000 millones de pesetas las pérdidas (más de 42 millones de euros al tipo de cambio actual) ocasionadas por la huelga en la remolacha. Y Asaja estimó que el sector lácteo perdió diariamente unos 80 millones de pesetas (480.809 euros).
De momento, empresas de gran consumo calculan que el paro de 2022 ya ha provocado pérdidas de 600 millones de euros y creen que peligran más de 100.000 puestos de trabajo.
En definitiva, más de 20 años después la historia parece repetirse con problemas y reivindicaciones parecidas. El desenlace no sabemos si será o no igual, pero lo que está claro es que el sector está dividido, el Gobierno contra las cuerdas y parte de la economía en colapso.
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