El transporte colectivo lleva dos años intentando recuperar los niveles de viajeros transportados previos a la llegada de la pandemia del coronavirus. Desde abril de 2019, cuando se registró la mayor caída de la historia de la movilidad española, los diferentes modos de transporte han ido saliendo del pozo en el que la pandemia les hundió muy poco a poco.
Durante el pasado mes de junio, el conjunto del transporte público consiguió rozar la cota del 90% de los niveles de 2019. Un hito que permitía a la práctica totalidad de los modos de transporte estar en disposición de recuperar la tan ansiada vieja normalidad a lo largo del próximo otoño.
En este contexto, la puesta en marcha de una batería de descuentos y bonificaciones para el transporte público por parte del Gobierno va a adentrar a la movilidad española en una nueva era. Nunca antes el método colectivo más utilizado de transporte había sido gratuito o había contado con descuentos del 50%.
Los responsables de los diferentes operadores de transporte llevan semanas intentando pronosticar cómo afectará al reparto modal esa diferencia de bonificaciones. Y es que, mientras el transporte ferroviario de Cercanías y media distancia será totalmente gratis, el autobús y resto de modos de transporte contará con descuentos del 50% en sus tarifas.
Punto de partida
En lo que se refiere al transporte de Cercanías, categoría interurbana que conecta normalmente capitales con las poblaciones de su alrededor, la recuperación en el ámbito ferroviario y el de carretera ha llegado a cotas diferentes. Durante junio de 2019, año previo al estallido de la pandemia, los servicios ferroviarios registraron 46 millones de desplazamientos por los 44 millones del autobús.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística señalan que al pasar los meses los pesos entre ambas opciones han cambiado. Mientras que los servicios en autobús alcanzaron el pasado mes de junio un 94,8% de los pasajeros transportados en 2019, con 41 millones, los del tren se han quedado en el 86,4%, 40 millones.
Estos ocho puntos de diferencia en la recuperación de uno y otro servicio no corresponden a una cuestión puntual del sexto mes del año. Esta tendencia se ha mantenido desde que en septiembre de 2021 el nivel de recuperación del transporte por carretera superó al ferroviario.
Un sorpaso mantenido que desde el sector explican por diferentes razones. Entre las más destacadas está la flexibilidad del bus frente al tren. Aunque en muchas ocasiones ambas opciones modales siguen rutas similares, los buses realizan más paradas en diferentes puntos de los núcleos urbanos.
Efectos de la pandemia
Del mismo modo, en la diferencia de uso de una y otra alternativa se puede detectar uno de esos efectos colaterales de la pandemia. Desde que los ciudadanos retomaron la capacidad de desplazarse tras los confinamientos de 2019, el autobús se ha visto como un modo de transporte que ha transmitido una sensación de seguridad mayor a los usuarios frente a contagios.
Al prestarse en superficie e ir menos congestionado que el ferrocarril, sobre todo en horas punta, una parte de los usuarios ha optado por esta opción. Tras meses de uso estas tendencias iniciales habrían calado ya en el día a día de los ciudadanos creando nuevos patrones que se reflejan en las estadísticas de uso.
La pregunta ahora es qué pasará a partir del 1 de septiembre cuando los descuentos del Gobierno estén activos. Pese a que, al tratarse de la primera vez que un sistema de transportes de un país que maneja los volúmenes de España opte por esta opción, desde el sector de la movilidad adelantan potenciales efectos.
Trasvase de usuarios
La gratuidad del servicio ferroviario a priori va a hacer que una parte de usuarios que puedan elegir entre las dos opciones apuesten por el ferrocarril. Esto tenía un impacto inicial, ya que desplazaría pasajeros del bus al tren, independientemente de que la medida cree nuevos usuarios de transporte público.
En este aspecto, los responsables de los operadores de transporte se muestran preocupados por la incidencia que esto pueda tener en las horas punta. Actualmente los niveles de utilización en ese periodo sobre todo en las mañanas ya llega a los niveles de 2019 en las rutas más congestionadas.
Si a esto se suman pasajeros que provengan del bus en las horas más complejas del día, el tren no sería capaz de absorber esta nueva demanda, ya que no es posible en estos momentos ni aumentar las circulaciones ni contar con trenes con más capacidad. Una previsión que, en estos momentos, es la señalada por más especialistas.
El próximo 1 de septiembre todas estas predicciones se convertirán en realidades. La puesta en marcha de los descuentos del Gobierno, que ya ha tenido una importante acogida, marcará un antes y un después en la movilidad española, que podría ser aún más profundo si los cuatro meses previstos inicialmente se alargan durante 2023.