La electrificación de la industria de la automoción va a ser, sin ninguna duda, el mayor reto que el sector secundario europeo va a afrontar en la próxima década. A la necesaria transformación que requieren las plantas para modificar las actuales plataformas sobre las que se ensamblan los vehículos de nueva generación, ahora se suma un nuevo reto: que los profesionales tengan las capacidades necesarias.
El informe Talento en la Industria de la Automoción, elaborado por Hays y Sernauto, señala que el 87% de las compañías del sector tiene problemas para encontrar talento cualificado. El estudio, realizado a través de las respuestas de casi 400 compañías del sector, señala que el principal escollo para encontrar este talento es la falta de profesionales con las habilidades idóneas (56%), seguido por la falta de profesionales con las cualificaciones adecuadas (33%).
Los perfiles concretos más demandados, dentro del segmento industrial, destacan el de ingeniero de procesos (22%), operaciones (18%), informáticos (16%) e ingenieros de I+D (16%).
Por otro lado, en el segmento de distribución y servicios, los perfiles cambian hacia los comerciales cualificados (43%), marketing y ecommerce (19%), informáticos (18%) y operaciones (9%). De todas estas posiciones, el 70% de empresas demandarán juniors, mientras que el 64% contratará profesionales más seniors.
La digitalización se destaca como el principal elemento diferenciador entre los empleados del pasado y los necesarios para el futuro. Una situación sin precedentes en la industria de la automoción ya que, en estos momentos, ni las fuentes de formación son capaces de formar al volumen de trabajadores necesario ni esta industria puede fichar esos perfiles en otras.
Supervisar robots
La llegada del vehículo eléctrico va a acelerar una mutación que ya lleva más de una década recorriendo las plantas de manufactura de automóviles. El rol de operario está cambiando de forma muy profunda. Si en el pasado los trabajos manuales protagonizaban una parte importante de los puestos en la cadena de montaje, en el futuro esas posiciones, prácticamente, desaparecerán.
El avance de la automatización de procesos ya está provocando que cada vez menos de esas tareas corran por cuenta de los operarios para dejar pasos a los robots. ¿Esto implicará que esos puestos de trabajo desaparezcan? No en esta etapa.
Los empleados de estas plantas de producción pasarán a realizar tareas de supervisión de las máquinas destinadas a realizar estos trabajos. Unos procesos que, además, deberían tener un efecto positivo: la reducción de las bajas laborales.
Una parte importante del absentismo laboral en la cadena de montaje tiene detrás lesiones provocadas por la repetición de movimientos. Pese a que la rotación de puestos y la mejora en las ergonomías han avanzado mucho en los últimos años, la modernización de las líneas de montaje promete reducir aún más las bajas laborales.
Problema europeo
La escasez de perfiles especializados no es un problema que solo esté afectando a las plantas españolas. El reto de contar con las capacitaciones necesarias es común en toda Europa. Países como Alemania y Francia están viviendo situaciones aún más complejas que en nuestro país.
Y no sólo es un problema de los fabricantes tradicionales. La propia Tesla está afrontando dificultades en este sentido en su planta de Berlín. La compañía liderada por Elon Musk sólo ha conseguido contratar a 7.000 empleados frente a los 12.000 planificados para 2022.
La escasez de personal ya se está notando en la producción de vehículos. Según los primeros anuncios realizados a comienzos de 2022, el objetivo para la planta era manufacturar 5.000 vehículos a la semana a finales de año. Unos niveles que todo parece indicar no se alcanzarán.
El último dato oficializado por la compañía hace unas semanas indicaba que se están fabricando 2.000 unidades, menos de la mitad del volumen fijado.
Así las cosas, la pelea por el talento en el sector de la automoción se presenta como el principal quebradero de cabeza de los fabricantes de automóviles durante los próximos años. Una batalla que promete ser muy intensa y que pone una parte importante de la presión en los centros formativos que, más que nunca, deberán estar conectados con las necesidades reales de los fabricantes. Una tarea pendiente durante años que ahora deberá resolverse.