Tren descarrilado

Tren descarrilado E.E.

Observatorio de la movilidad

Renfe y Adif retiran el tren que descarriló en un túnel entre Atocha y Chamartín 50 días después del accidente

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Renfe y Adif han despejado totalmente el interior del túnel de Atocha-Chamartín tras retirar el tren descarrilado el pasado 19 de octubre. Lo han hecho sin incidencias ni afectar a los servicios de alta velocidad y trabajando en horario nocturno en una operación que han calificado de “gran complejidad técnica”.

Los trabajos han concluido esta semana. Se han llevado a cabo de manera coordinada entre Renfe, Adif, Alstom y Gescrap, compañía especializada en la gestión logística de residuos metálicos contratada para apoyar los trabajos de retirada del tren. Los restos del tren se han destinado a reaprovechamiento industrial, aprovechamiento tecnológico para Renfe y reciclaje.

El plan de trabajo, que arrancó el 5 de noviembre, se diseñó específicamente para llevarse a cabo en horario nocturno, entre las 00:30 y las 04:30 horas, franja en la que no se registran circulaciones ferroviarias. De este modo, se buscaba garantizar que el tráfico ferroviario de alta velocidad, tanto de Renfe como de otros operadores, no sufriera afectaciones en ningún momento.

Las labores se organizaron en varias etapas diseñadas para seccionar y retirar por piezas el tren accidentado. Durante la primera hora de cada jornada (00:30 – 01:30 horas), los operarios retiraban las lonas protectoras y posicionaban las máquinas necesarias para el corte del tren.

Posteriormente, entre las 01:30 y las 02:30 horas, se procedía al corte de las piezas del tren con maquinaria especializada. En la tercera fase, entre las 02:30 y las 03:30 horas, las piezas cortadas eran desplazadas al exterior del túnel utilizando locomotoras y otros equipos de carga.

Finalmente, en la última hora de la jornada laboral (03:30-04:30 horas), se realizaba la limpieza de la vía, se reubicaban las lonas protectoras y se dejaba todo listo para la reanudación del tráfico ferroviario de alta velocidad al amanecer.

Una vez concluidas las labores en el interior del túnel, las secciones retiradas del tren accidentado fueron trasladadas a los talleres de Fuencarral, donde se procedió a su gestión conforme a los protocolos establecidos. Este proceso incluyó tanto el tratamiento de los residuos metálicos como la evaluación y recuperación de aquellas piezas que se encontraban en condiciones óptimas para su reutilización.

Limitaciones 

“La finalización de esta intervención constituye un hito técnico, dado que se llevó a cabo la retirada de un tren de estas características en un túnel de alta velocidad, un entorno donde las limitaciones estructurales y de espacio hacían inviable el uso de grúas u otro tipo de maquinaria de arrastre convencional”, reconocen desde el Ministerio de Transportes.

Uno de los momentos de mayor complejidad fue la retirada del cuarto coche íntegro del tren accidentado, realizada en la noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre.

Este proceso implicó el traslado de un coche no volcado y en una sola pieza desde el túnel hasta los talleres de Fuencarral. Fue necesario utilizar dos locomotoras coordinadas, una para remolcar el coche y otra para asistir desde la parte trasera, con el fin de asegurar la estabilidad del traslado en todo momento.

Esta operación requirió la dirección de la Brigada de Socorro de Renfe y el uso de equipamiento especializado, con el fin de asegurar la integridad del coche durante todo el trayecto. 

El traslado se realizó a una velocidad controlada, con personal en tierra supervisando cada etapa del recorrido. Finalmente, las locomotoras se estacionaron en el taller de Fuencarral, donde se aseguraron los calces del coche.

Durante los trabajos, el tráfico ferroviario de alta velocidad en la estación de Atocha no sufrió interrupciones. Con esta operación finalizada, el túnel de alta velocidad Atocha-Chamartín ha quedado completamente despejado y listo para continuar operando con normalidad.

En paralelo, continúa la investigación de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), que calificó de “grave” el accidente. Además, se teme que el dispositivo de registro del tren que descarriló no estuviera activado. Hablamos de una especie de caja negra como la de los aviones que permite conocer información como la velocidad o el recorrido realizado por el convoy.