Los avances en la lucha contra el cáncer son casi de ciencia-ficción. En los últimos años, la evolución de las inmunoterapias, los medicamentos dirigidos y la identificación de los tumores han permitido curar y tratar dolencias oncológicas antaño impensables. Pero eso también ha tenido una coste y ha repercutido en un importante incremento de las ventas de medicamentos con cargo a la financiación pública.
Según los datos de la consultora Iqvia, un 31% del mercado farmacéutico hospitalario español, que depende en su gran mayoría de las Administraciones Públicas, es de productos oncológicos.
La facturación de los laboratorios por este área terapéutica ha aumentado un 21% en 2019 (por encima de la media mundial), hasta sumar unas ventas totales del 3.582 millones de euros, de los que un 43% corresponde a lanzamientos realizados en los últimos cinco años.
El impacto de la innovación farmáceutica y de los nuevos productos en este incremento es notable. Y no solo en 2019. Hay que tener en cuenta que el mercado de medicamentos oncológicos en España era de solo 1.679 millones en 2015 y en él solo el 1% eran fármacos protegidos por patente, es decir, innovadores.
Desde entonces y hasta 2019 se han lanzado al mercado unos 52 nuevos productos oncológicos y los números de su impacto son aplastantes. La facturación de medicamentos contra el cáncer ha aumentado más de un 113% en cuatro años, un incremento en el que casi todos los argumentos los han puesto los nuevos medicamentos.
Más lanzamientos
La perspectiva es que este ‘tsunami’ de innovación continúe en los próximos años. Hay unos 62 medicamentos en cáncer que están a punto de llegar al mercado. A ellos se suman unas 66 nuevas indicaciones para productos innovadores que ya están en el mercado.
Como ya contó este medio, el Ministerio de Sanidad busca fórmulas para que el sistema de financiación pública aguante la incorporación de toda esta innovación y siga siendo sostenible. Parte de esta estrategia pasa por la reducción de los precios de determinados productos que, con la llegada de los nuevos productos, por fin tienen competencia.
Otra parte pasa por los medicamentos biosimilares, que son productos biológicos de alta complejidad que ‘copian’ la indicación terapéutica y el efecto de un fármaco ya en el mercado y lo hacen a un precio menor. Desde Iqvia consideran que será necesaria la incentivación de estos medicamentos para poder asumir más gastos en la farmacia hospitalaria española. Y es que cabe recordar que, hasta noviembre, esta partida presupuestaria pública había aumentado más de un 7%.
Estudio de la AIReF
De hecho, esta cuestión forma parte de los análisis del gasto público que está haciendo la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), en el marco del Spending Review del que ya ha entregado un avance y del que se darán a conocer las conclusiones completas en julio.
En el caso de los hospitales, la Autoridad está analizando unos 7.400 millones de euros anuales que se van a farmacia hospitalaria y a bienes de equipo. El 55% del trabajo ya está hecho.
Y es que los estudios, tanto de gasto público como de mercado, demuestran que el medicamento dispensado de las boticas de calle ya no es un problema financiero para las Administraciones Públicas o, al menos, no uno tan grave como el de los hospitales. El gasto en recetas solo sube un 2,3% mientras que las ventas generales de productos por las farmacias aumentó un escaso 1,3% en 2019, según los datos de Iqvia.