Durante estos meses de 2020, Martín Sellés afronta la recta final de su periodo como presidente de Farmaindustria, la patronal del medicamento innovador, cargo del que será relevado en octubre por Juan López Belmonte Encina. Sin embargo, es precisamente ahora cuando le ha tocado lidiar con un reto de proporciones históricas y sin precedentes para la industria farmacéutica: la crisis del Covid-19.
Sin embargo, este veterano directivo valenciano afincado en Madrid, nostálgico de las paellas que ya no puede catar en su anhelada playa de la Malvarrosa, se muestra optimista. En la entrevista telefónica que concede a Invertia, aspira a que el futuro de España pase por volver a la 'vieja' normalidad gracias a los medicamentos y vacunas contra el coronavirus que las compañías farmacéuticas lanzarán, espera, más pronto que tarde. Todo ello a precios asequibles. "En esto, no hay afán de lucro", asegura.
Aspira a que esta crisis haya servido para que España y sus dirigentes se den cuenta de que la reactivación económica debe pasar por sectores con alto valor añadido y que permitan nuevas inversiones en el país. "Hay que decir sí al turismo, sí a la construcción, sí a la industria de la automoción… Pero ya hemos visto que todo eso no es suficiente". En este sentido, el también responsable de Janssen en España, asegura que el sector farmacéutico puede y quier jugar un rol protagonista.
¿Cómo ha abordado la industria farmacéutica española la situación generada por el coronavirus?
Nuestro sector ha sido uno de los esenciales durante esta crisis. Como consecuencia de ello, están siendo semanas intensas con mucho trabajo y responsabilidad. Una de nuestras prioridades ha sido mantener a pleno rendimiento todos los días las 82 plantas de fabricación de medicamentos que tenemos en nuestro país. Y lo hemos conseguido porque teníamos planes de contingencia robustos, incluso en situaciones muy críticas, que nos han permitido ir superando los problemas que iban surgiendo, como la falta de EPI o de test para comprobar si un trabajador estaba infectado.
Ha habido también varias compañías que han sido capaces de adaptar sus fábricas a productos esenciales para el tratamiento del Covid-19, plantas que han producido hidroxicloroquina día y noche, medicamentos necesarios en las UCI y para intubar los pacientes… Y todo ello en perfecta coordinación con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).
Otra prioridad ha sido asegurar que los medicamentos que se producen en el extranjero llegaran a nuestro país adecuadamente y sin retrasos. En un entorno de ‘guerra’ como el actual no podemos dar nada por hecho, nada es fácil. Ha habido países que han intentado aumentar su stock de determinados productos considerablemente. Si eso se hubiera permitido, habría habido países que se hubieran quedado sin producto. Las compañías ahí han sido firmes y han distribuido los fármacos en función de los consumos históricos sin permitir el acopio parte de ningún país.
¿Qué países han protagonizado estos abusos?
Ha sido generalizado. Pero la industria ha sabido explicar bien a las autoridades sanitarias que eso podía ser un desastre para todos. Nadie llegó a hacer esos acopios, afortunadamente. Así, los 25 millones de pacientes españoles que toman medicamentos a diario han tenido sus dosis. Hemos cumplido con ellos.
¿Cómo ha sido la colaboración de los laboratorios con el Ministerio de Sanidad y la Aemps?
De nuevo, ejemplar. Todos los días se ha trabajado, incluidos sábados y domingos, y se han reunido con los responsables de las compañías farmacéuticas que podían ayudar. Los responsables de la Aemps se dedicaban a identificar los problemas que podían acontecer en próximas días y semanas y actuaban para impedirlos. ¿Que podía haber un déficit de hidroxiclorocina o productos en la UCI para intubar pacientes? Comprobábamos qué plantas se podían adaptar para producir este fármaco y se dedicaban ello.
Además, la Agencia y el Ministerio de Sanidad nos han ayudado a evitar que cualquier agente del sistema sanitario hiciera acopio de medicamentos. En un momento determinado hubo hospitales que tuvieron la intención de entregar a sus pacientes tratamiento para dos o tres meses. Pero si se hacía eso, otro paciente se podía quedar sin sus dosis. Fuimos capaces de reconducir esto para que a cada uno se le haya ido dando tratamiento para un mes y que hubiera para todos.
No aspiramos a una nueva normalidad, sino a volver pronto a una normalidad absoluta
¿Está entrando la industria farmacéutica en su propia desescalada tras el esfuerzo ‘extra’ que ha supuesto el Covid-19?
Va volviendo la normalidad. Vamos a ir volviendo a las oficinas de una manera ordenada y progresiva, a seguir retomando la monitorización de los ensayos clínicos en marcha y nuestra gente volverá a establecer el contacto regular con los profesionales sanitarios. Tenemos que seguir trabajando estrechamente con Sanidad y Aemps para que muchos de los ensayos clínicos que se están haciendo y se van a hacer de las vacunas del Covid-19 vengan a nuestro país. Eso ayudará a que muchas personas se empiecen a beneficiar de ellas muy precozmente.
Además, ya estamos trabajando para que nuestro Gobierno entienda que nuestro sector puede ser y quiere ser clave en la reconstrucción y en la reactivación de nuestra economía creando empleo de calidad, incrementando nuestras inversiones productivas en España, aumentando la I+D que se hace en nuestro país y ayudando a prepararnos mejor frente a futuras emergencias sanitarias. Algo para lo que será indispensable una apuesta por la colaboración público-privada, fortaleciendo la investigación en nuestro país.
¿Qué espera en la ‘nueva normalidad’?
Estamos evolucionando hacia ella. Pero nosotros somos ambiciosos. No aspiramos a una nueva normalidad, sino a volver pronto a una normalidad absoluta. Nuestro papel ahí es clave. No será mañana ni pasado mañana y hay que ser prudentes, pero cuando tengamos unos medicamentos que curen el Covid-19 y unas vacunas que eviten que nos infectemos la normalidad será absoluta.
Esto nos tiene que servir para construir un futuro mejor. Y ahí el papel de la industria farmacéutica es clave. Ningún otro sector va a jugar un rol tan importante como el nuestro, tanto en el entorno sanitario o en el económico.
¿Qué necesita la industria farmacéutica para invertir más en España e impulsar esa reconstrucción?
Es el momento de preguntarnos qué España queremos para los próximos años, qué modelo productivo queremos. ¿Queremos reconstruir la economía para volver a donde estábamos antes del Covid-19 o queremos ir más allá? Es el momento de ser más ambiciosos y de ir más allá. Hay que decir sí al turismo, sí a la construcción, sí a la industria de la automoción… Pero ya hemos visto que todo eso no es suficiente. Lo hemos visto y lo hemos sufrido. Es el momento de apostar más por sectores que aportan empleo de calidad, altamente cualificado, equitativo, bien remunerado y que paga unos buenos impuestos y que permite mantener el estado del bienestar. Y uno de esos sectores es el farmacéutico, que se caracteriza por generar ese tipo de empleo en sus centros de investigación básica, en sus grupos de investigación clínica, en sus plantas de producción, en sus departamentos científicos…
Todos los gobiernos quieren atraer las inversiones de la industria farmacéutica a sus países y nosotros tenemos que tener un Gobierno que cree un entorno que nos permita tener argumentos para pelear por esas inversiones. El futuro de verdad está en la biomedicina y nuestro sector trae y puede traer mucha riqueza a nuestro país.
Esta crisis nos tiene que servir para que veamos que no sobra nadie pero también para que nos demos cuenta de que hay que potenciar otros sectores que pueden traer mucha más riqueza
Hay miembros del Gobierno que lo entienden así y cada día más. Entienden que necesitamos que haya un reconocimiento de la innovación, que haya un acceso adecuado a los medicamentos innovadores, que haya un reconocimiento adecuado a las empresas que invierten en nuestro país y que la competencia entre fármacos de marca y genéricos sea justa, que no haya privilegios de unos sobre otros.
Eso es lo que nosotros necesitamos para poder atraer más inversiones de este tipo a nuestro país. Yo veo la crisis como una gran oportunidad para reconducir el camino. A veces nos tienen que golpear muy fuerte para darnos cuenta de que el camino por el que transitábamos no era el adecuado. Esta crisis tiene que servir para que veamos que aquí no sobra nadie pero también para que nos demos cuenta de que hace falta potenciar otros sectores que pueden traer mucha más riqueza.
¿Cómo se puede potenciar la atracción de este tipo de inversiones?
Con un marco estable y predecible para el sector del medicamento. Y que no haya medidas estructurales que le puedan dañar o reducir las inversiones que ya haya. Es importante que la aprobación de nuevos medicamentos sea más rápida y esté más alineada con el ritmo que hay en otros países, como Alemania y Francia. No estoy diciendo que seamos un desastre en esto, España ya está trabajando en esa línea. Simplemente es un área de mejora.
Si además se reconoce con alguna fórmula fiscal a las empresas que en España tienen más plantas de producción o centros de investigación, eso también atraerá inversiones. Y, de hecho, ya está ocurriendo. España, para muchas de nuestras multinacionales, es el segundo país más importante en recursos dedicados a investigación clínica. Tenemos que seguir desarrollando este entorno para hacer todavía más ensayos clínicos en nuestro país y lograr que las comunidades autónomas que aún participan poco en ellos lo hagan más y se pueda incluir a más pacientes.
Eso permite que los hospitales atraigan recursos, genera buena reputación para nuestros clínicos e investigadores y damos a los pacientes acceso a medicamentos innovadores antes incluso de que se comercialicen.
Uno de los recursos estratégicos de los que carece España ante esta pandemia es, precisamente una fábrica de vacunas para humanos. ¿Qué hay que hacer para contar con esta infraestructura en nuestro país y activar medida para atraer una inversión de este tipo?
Pues… Quizá lo que haga falta es que suceda lo que ha sucedido. Ha abierto los ojos a mucha gente que se ha dado cuenta de lo importante que es el sistema sanitario, sus profesionales y los medicamentos y las vacunas, que no son un gasto sino una inversión. Los ciudadanos también se han dado cuenta de que cuantas más plantas de fabricación de medicamentos y de vacunas tengamos en España mejor vamos a afrontar esas emergencias sanitarias que se pueden producir en el futuro. Seguro que las compañías farmacéuticas y el Gobierno vamos a trabajar conjuntamente para que en España se puedan fabricar y producir vacunas.
No estoy hablando de futuribles, sino de gente que ya está trabajando para que esto sea así. Ya ha habido conversaciones con el Gobierno en las que hemos identificado los problemas, las debilidades y estamos seguros de que cuando la situación se tranquilice un poquito más vamos a trabajar conjuntamente para encontrar y aplicar soluciones. Por ejemplo, ya hay conversaciones para que cuando haya vacunas del Covid 19, España tenga accceso a ellas como el resto de los países del mundo.
¿Para cuándo vaticina que puede haber un fármaco y una vacuna contra el Covid-19?
Tenemos que ser muy prudentes cuando hablamos de desarrollo de medicamentos y de vacunas. Las cosas pueden ir muy bien… o muy mal. En condiciones normales desarrollar un nuevo medicamento y una nueva vacuna nos suele llevar entre 10 y 12 años y unos siete u ocho años, respectivamente. Ahora esto lo estamos intentando hacer en unos meses, y esto es extraordinariamente complicado.
Aún así, pensamos que a finales de este año vamos a tener datos muy relevantes sobre sobre qué medicamentos son más eficaces y seguros en el tratamiento del Covid-19. También para esas alturas podremos conocer qué vacunas son más efectivas.
Hay 130 proyectos de desarrollo de vacunas, unas en el campo de lo público, otras de compañías farmacéuticas y otras que son fruto de la colaboración público-privada. Desde el principio hay que entender que hay dos retos: tener una vacuna eficaz y segura y tener capacidad de producción a gran escala para generar miles de millones de dosis.
Las vacunas y los medicamentos contra el Covid-19 se están desarrollando sin ánimo de lucro. Tendrán un precio asequible
Hay toda una serie de grandes compañías farmacéuticas que tienen conocimiento y experiencia en el desarrollo de vacunas y también en su fabricación. Por el know how que tienen acumulado estas compañías y su capacidad de producción a gran escala, creemos que hay altas probabilidades de que esas compañías tengan éxito más bien pronto que tarde.
Ya hay algunas compañías que han comunicado que van a tener la capacidad de producir mil millones de dosis y que van a empezar la producción de la vacuna a riesgo. Esto significa que antes de tener los resultados de los ensayos clínicos van a comenzar a producir en las fábricas esas vacunas para que, en caso de que el producto sea viable, se pueda empezar a vacunar a la gente. Pero si los ensayos clínicos salen mal, todas esas vacunas se tendrán que ir a la basura.
Cabe recordar que esas compañías pueden estar haciendo inversiones en el entorno de los mil millones de euros cada una de ellas. El riesgo que están asumiendo para poder vacunar a millones de personas cuanto antes es muy alto.
¿No puede ser el precio un limitador en el acceso a esta vacuna y a los tratamientos?
La industria farmacéutica ha acordado globalmente que los medicamentos o vacunas frente al Covid-19 tendrán un acceso equitativo y un precio asequible. Se están desarrollando sin ánimo de lucro. El objetivo es que nadie se pueda quedar sin tratamiento o vacuna por no poder pagarlo. Este es un compromiso adquirido por nuestra patronal internacional que seguro que se va a cumplir.
¿Cómo valora la actuación del Gobierno y de las comunidades autónomas durante la crisis?
Creo que los que entendemos un poco de sanidad sabemos que manejar una crisis sanitaria como esta es extraordinariamente complejo. En general, la coordinación entre el Gobierno central y las comunidades autónomas ha sido muy buena. Y nosotros estamos aquí para ayudar. Todo será más fácil para esos gobiernos y esas autoridades sanitarias cuando existan esos medicamentos y esas vacunas. El manejo de la crisis sanitaria y económica será más fácil cuando tengamos esas herramientas terapéuticas.
Una cosa que ha hecho muy bien Sanidad ha sido la priorización de ensayos clínicos del Covid-19. Hay 65 en marcha en España de medicamentos relacionados con el coronavirus. Entre octubre y noviembre vamos a tener los resultados preliminares de estos ensayos clínicos que nos van a dar mucha información de estos fármacos, cuáles son más eficaces y cuál es el momento de la enfermedad más adecuado para usarlos.
Seguramente, no valdrá con un solo medicamento. La solución por ahora va a estar en la asociación de varios, tales como antirretrovirales, que impiden la replicación del virus, con fármacos que modulen la respuesta del sistema inmunológico del paciente. Cuando el virus entra en el organismo, en algunos casos, se da una reacción inmunológica brutal, que provoca una inflamación en las vías respiratorias y el pulmón provocando que el paciente se ahogue.
No podremos curar al paciente en cuatro días, pero vamos a evitar que la enfermedad evolucione a estadios de más gravedad y que la inmensa mayoría ya no tenga que ir a UCI. Y eso lo vamos a tener en octubre o noviembre. Y a finales de año vamos a tener también resultados muy relevantes sobre la eficacia y la seguridad de las vacunas. Y si los resultados son positivos, en el mejor de los escenarios, se podría comenzar a vacunar a la población de riesgo entre el primer y el segundo trimestre de 2021.
Tendremos que buscar con el Gobierno un nuevo marco de entendimiento para compatibilizar el acceso a la innovación con la sosteniblidad del sistema sanitario
¿Qué va a ocurrir con el acuerdo entre el Gobierno y Farmaindustria para limitar el gasto farmacéutico? El PIB, que es el indicador que marca el límite del incremento del gasto anual de las Administraciones Públicas en esta partida, va a sufrir una caída histórica en 2020. En cambio, el gasto en medicamentos se va a mantener e incluso aumentar dada la crisis sanitaria.
Las circunstancias han cambiado. En esta nueva realidad tendremos que buscar juntos un nuevo marco de entendimiento que haga compatible el acceso de los pacientes a la innovación con la sostenibilidad del sistema sanitario. Ese era el objetivo en la época pre-Covid y lo seguirá siendo en la post-Covid. En su momento encontramos la solución adecuada y ahora también la volveremos a encontrar. Y tiene que haber corresponabilidad de todos: de las compañías farmacéuticas que están en Farmaindustria y de las que no están en Farmaindustria, de las compañías innovadoras y de las de genéricos y biosimilares. Estoy seguro de que todos los agentes del sistema entenderán las circunstancias del momento y todos contribuirán a buscar las mejores soluciones.
¿El nuevo contexto que genera el Covid-19 provocará cambios también en cómo se relacionan y negocian las compañías farmacéuticas y las Administraciones Públicas, sobre todo a la hora de decidir los precios de los medicamentos?
En un país en crisis, nuestro sector es parte la solución. El que nos vea como parte del problema está ciego, está haciendo un diagnóstico muy erróneo de la situación. Lo que necesita ahora nuestro país es aumentar la riqueza, mejorar sus empleos, incrementar sus ingresos y poder hacer frente a las demandas sociales. Ahí nuestro sector es clave. Si después de lo que ha pasado no tenemos claro eso, somos unos miopes sin remedio.
Con respecto a los precios de los medicamentos, en España ya tenemos los más bajos de los países de nuestro entorno. Vendemos 550 millones de unidades al año con un precio inferior a 3,5 euros por tratamiento al mes. Es decir, unos céntimos al día.
Por supuesto, hay otros fármacos muy innovadores que son para tratar a pocos pacientes que tienen precios más altos, pero aún así la factura farmacéutica es solo un poco superior a la de hace 10 años. En España dedicamos un euro por habitante al día a los medicamentos. Con eso, cada persona tiene acceso desde un paracetamol hasta un tratamiento con terapia génica. Parece algo más que razonable.
¿Comparte el criterio de la Comisión Europea de que España tiene que reforzar de manera urgente su sistema sanitario?
Dedicar un 6% del PIB al sistema sanitario público es insuficiente. Afortunadamente, los partidos del Gobierno, en su campaña electoral y en su programa, tienen el objetivo de llegar al 7% del PIB. Eso significaría inyectar más de 10.000 millones de euros en los próximos años. Y ahora más que nunca todos hemos entendido que esto es necesario.
Además, hay pocos sectores como el nuestro que dediquen 130.000 millones de euros al año solo en I+D. Y los gobiernos se han dado cuenta de que tienen que atraer el máximo de esas inversiones, porque eso es riqueza para esos países. En los últimos años España ha hecho esto bien, pero desde luego podemos mejorar y tenemos que hacerlo.
Dedicar un 6% del PIB al sistema sanitario público es insuficiente
Por suerte, la inmensa mayoría de las grandes farmacéuticas están dirigidas por españoles, y queremos lo mejor para nuestro país. Vamos a hacer todo lo posible por atraer todavía más inversiones a nuestro país, que es lo que nos va a permitir afrontar esta y futuras crisis económicas.
¿Hay alguna previsión de impacto de la crisis en la facturación de los laboratorios o al ser una debacle por causas sanitarias el negocio se sostiene?
Va a estar en línea con lo que teníamos previsto. Se van a mantener las previsiones. Bajará la utilización de algunos medicamentos porque durante varios meses determinados pacientes no han podido ser tratados y otros por la crisis se han utilizado y se utilizarán más. La cosa quedará bastante equilibrada con respecto a las previsiones. Pero todavía es pronto para decirlo, lo sabremos en verano. Pero no va a haber un cambio importante respecto a los pronósticos que manejábamos.
¿Preocupa en el sector sanitario una eventual falta de liquidez de los pagadores públicos, como ocurrió en la Gran Recesión?
Por ahora no hemos visto ningún deterioro significativo y espero que sigamos así. La liquidez es importante para que las compañías puedan seguir operando, manteniendo el empleo y pagando sus impuestos. Creo que todos podemos entender que se produzcan momentos puntuales de gran dificultad, pero todos confiamos en que sean coyunturales y no estructurales.