Fueron India y Sudáfrica los países que pusieron encima de la mesa la liberación de las patentes de las vacunas contra la Covid-19. Un debate que se ha alimentado en las últimas semanas, sobre todo desde que Estados Unidos anunció su cambio de postura: apoyar la suspensión temporal de la propiedad intelectual de los antígenos. Para los economistas de la salud, esta iniciativa "tiene mucho de brindis al sol" y proponen tres alternativas que los países de la Organización Mundial del Comercio deberían tener en cuenta.
En un informe elaborado por los profesores e investigadores, Beatriz González (Universidad de Las Palmas), Vicente Ortún (Universitat Pompeu Fabra – CRES) y Salvador Peiró (Centro Superior de Investigación en Salud Pública) y publicado por la Asociación de Economía de la Salud (AES), los autores ponen de manifiesto los posibles efectos negativos que tendría liberar las patentes y que están vinculados a la innovación.
En conversación con Invertia, Peiró ha señalado que el problema actual "pasa por la expansión de la capacidad productiva de dosis", pero "este no depende de la liberación de patentes, al menos, en el momento actual y con el propósito que se persigue", ha reconocido. De hecho, tal y como ha apuntado este experto: "Los fabricantes ya están intentando ampliar la fabricación a través de licencias voluntarias con otras compañías".
Las alternativas
Los autores del informe parten de la unanimidad de acelerar la disponibilidad de vacunas para todos los países del mundo, aunque no creen que la exención de patentes sea la herramienta más acertada. Por esta razón, proponen hasta tres alternativas.
En primer lugar, la adquisición de la patente por parte de los Gobiernos. "Se basa en que el producto salga en subasta pública a un precio que los gobiernos puedan comprar y que recompense la innovación como forma de incentivar al fabricante", ha explicado Peiró.
"Es una alternativa interesante y es equivalente a dar un premio, un modo antiguo de incentivar la innovación", ha añadido. Sin embargo, esta alternativa tiene el problema de que requeriría una gran coordinación entre gobiernos.
Las otras dos opciones que plantean los autores del informe son los acuerdos de compra anticipada e incentivar la cooperación de los fabricantes para que otorguen licencias voluntarias. Se trata de dos iniciativas que se están llevando a cabo ya.
Sobre la cooperación entre compañías, la publicación explica que se trata de acuerdos que los desarrolladores celebran con los productores de genéricos. Los fabricantes de genéricos obtienen permiso, conocimientos técnicos y asistencia del titular de la patente para producir la vacuna y venderla en mercados específicos.
A cambio, el titular de la patente puede garantizar la calidad del producto genérico y puede recibir regalías sobre sus ventas, que generalmente representan menos del 10% del valor de las ventas. Además, los acuerdos de licencias voluntarios ofrecen una nueva fuente de ingresos que de otro modo sería capturado por los competidores, sin mencionar la buena publicidad que proporcionan.
"Los acuerdos de licencias voluntarias de AstraZeneca y Novavax ya están facilitando la producción a gran escala en India, Japón y Corea del Sur; muchas de las vacunas resultantes están destinadas a países de bajos ingresos a través de Covax", explican los expertos en el informe publicado por la AES.
En lo referente a los acuerdos de compra anticipada, han sido la solución de los países ricos. Esta alternativa permite compartir riesgos con la farmacéutica y priorizar el suministro de vacunas a sus poblaciones.
Reformar el sistema de patentes
A pesar de que los autores del informe no crean que suspender temporalmente las patentes de las vacunas contra la Covid sea la mejor opción para acelerar el acceso a los antígenos, sí están de acuerdo en que el sistema de propiedad intelectual necesita una reforma.
Y es que, en opinión de Peiró, el asunto de las patentes "es un tema de fondo que tiene pros y contras". En su opinión, la normativa de propiedad intelectual "debe mejorarse de tal forma que siga incentivando la innovación, pero permitiendo el acceso al conocimiento para generar más innovación".
La reforma debe pasar, según Peiró, por "estimular las innovaciones sin poner en riesgo los sistemas sanitarios por los altos precios que pueden alcanzar los medicamentos bajo el monopolio de la patente".
El experto ha insistido en la necesidad de un sistema de patentes porque sin él "no habríamos sido capaces de desarrollar las vacunas en tan poco tiempo". Ahora el reto es "incrementar el acceso por ética y por egoísmo, porque hasta que todo el mundo esté vacunado no habrá acabado la pandemia", ha concluido.