Bruselas

"La pandemia global de Covid-19 no ha terminado. La vigilancia y la preparación siguen siendo esenciales". La Comisión Europea ha aprobado este miércoles una nueva estrategia para la gestión de la próxima fase de la pandemia, cuyo objetivo es detectar y frenar a tiempo el posible aumento de contagios o la aparición de nuevas variantes de riesgo a partir del otoño.

"Mi mensaje hoy a los Estados miembros es muy claro: no debemos bajar la guardia. De cómo nos preparemos ahora para la siguiente fase dependerá el curso de la pandemia en los próximos meses y años", ha dicho la comisaria de Sanidad, la chipriota Stella Kyriakides.

En la actualidad, aunque el número de casos sigue siendo elevado en casi toda Europa, el incremento de contagios no se traduce en enfermedad grave o muerte con tanta frecuencia como antes gracias a la alta tasa de vacunación y a la inmunidad natural. Además, la variante ómicron ahora dominante es menos grave que las cepas anteriores. 

Sin embargo, Bruselas avisa de que sigue habiendo millones de infecciones en todo el mundo y todavía son muchas las personas que sufren enfermedad grave o muerte por Covid-19. Además, en algunos países como en China se continúan aplicando confinamientos estrictos.

"La disminución de la inmunidad contra la infección y la posible estacionalidad invernal también aumentan el riesgo de que surjan y se propaguen nuevas variantes del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19", destaca el Ejecutivo comunitario. 

Por todo ello, Bruselas reclama a los Gobiernos europeos que aprovechen la fase actual para acelerar los preparativos de cara al otoño y al invierno. En primer lugar, todos los Estados miembros deben crear un sistema de vigilancia integrado para la Covid-19 y el resto de enfermedades respiratorias.

Un sistema que ya no debe basarse en la identificación y notificación de todos los casos de Covid-19, sino más bien en la obtención de estimaciones fiables y representativas. Los Gobiernos deben utilizar además sistemas de vigilancia complementarios, como el análisis de las aguas residuales, para detectar a tiempo repuntes de contagios.

Bruselas recomienda además continuar analizando y secuenciando un número suficiente de muestras, con el fin de estimar con precisión la circulación de variantes y detectar a tiempo la aparición de nuevas cepas.

En materia de vacunación, la Agencia Europa del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ya ha dicho que sólo ve necesaria una cuarta dosis para los mayores de 80 años y las personas inmunodeprimidas. La prioridad para los Estados miembros debe ser llegar a las personas que todavía no se han vacunado: un total de 90 millones en toda la UE, de los que 9 millones son mayores de 60 años. También deben impulsarse las dosis de refuerzo, que ahora sólo cubren al 64% de la población adulta.

Los Gobiernos tienen que empezar a preparar ya sus estrategias de vacunación de cara al otoño, teniendo en cuenta la circulación simultánea de la Covid-19 y la gripe. "Esto deberá tener en cuenta las evidencias que surjan sobre la disminución de la protección que confieren las vacunas y la infección natural, la situación epidemiológica y la emergencia de nuevas variantes, así como el desarrollo de nuevas vacunas y su efecto en la infección y la transmisión", dice la estrategia. 

Sin embargo, Bruselas admite que todavía hay muchas incógnitas sobre si ya habrá para el otoño o el invierno nuevas vacunas adaptadas. Kyriakides ha dicho que no espera ninguna autorización antes de finales del verano. La prioridad para la Comisión es el desarrollo de una nueva generación de vacunas multivariantes que ofrezcan una protección más duradera.

Finalmente, El Ejecutivo comunitario pide a los Gobiernos que aprovechen los meses del verano para mejorar la resiliencia de los sistemas sanitarios, de forma que estén preparados para un nuevo incremento de casos de Covid. Eso incluye aumentar la capacidad hospitalaria y la capacidad para desplegar de nuevo una estrategia de tests generales si es necesario.

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