El grupo sanitario HM Hospitales y la Universidad Camilo José Cela anunciaron hace unas semanas la creación de una nueva facultad de Ciencias de la Salud. El nuevo proyecto educativo, pionero al convertir el hospital en el centro de la docencia, empieza andar el próximo curso 2022/2023 bajo la batuta del doctor José Barberán López, médico especialista en Medicina Interna y decano de la Facultad HM Hospitales de Ciencias de la Salud de la UCJC.
Barberán sabe lo importante de que el hospital sea el centro del programa formativo y recibe a EL ESPAÑOL en el HM Montepríncipe, donde el grupo hospitalario tiene la que será una de las estancias educativas del proyecto.
"El médico que aprende es el que toma café con sus compañeros", bromea mientras que deambula por todos los rincones del centro sanitario saludando a cada uno de sus compañeros por nombre y apellidos.
Curtido en las mil batallas del ejercicio clínico y como presidente de la Sociedad Española de Quimioterapia, Barberán sabe que el punto fuerte de un médico es su calor humano y la forma de tratar a las personas. Por eso, cree que esa perspectiva de que el alumno esté dentro del hospital desde "el día uno" es su gran baza para atraer a los mejores médicos del mañana.
Como bromea el internista, "las cualidades humanas y las científicas" deben de ir de la mano en la práctica sanitaria. Ejercicio profesional que, en su caso, además, se completa con una dilatada trayectoria como investigador: supera el centenar de publicaciones en libros y revistas nacionales e internacionales.
¿Qué ofrece el nuevo campus de la Universidad Camilo José Cela y HM Hospitales frente a otras facultades de Ciencias de la Salud que ya existen en Madrid?
Nuestro campus se centra en el hospital, que es donde está el conocimiento, donde están los médicos, los enfermeros y, principalmente, los enfermos. Por eso consideramos que nuestros alumnos deben de ver en los hospitales el eje integral y vertebrador donde adquirir sus conocimientos.
Hay facultades en las que primero es la facultad y, luego, buscan hospitales para hacer la parte práctica. Nosotros hemos ido al revés. Es decir, teníamos un hospital con un claustro de profesores clínicos muy acreditado, con mucha experiencia (en la práctica clínica y en el campo de la docencia) y, a partir de ahí, hemos creado una facultad.
Abre sus puertas en un momento de gran cambio a la hora de hablar del sistema de cuidados. Tenemos una población cada vez más envejecida con enfermedades más cronificadas y comorbilidades. ¿Cómo encaja esto en su forma innovadora de educar?
Vamos a enseñar esta nueva situación a nuestros alumnos y también la presencia de enfermedades agudas en pacientes muy jóvenes. Todo el ámbito clínico. Pero para nosotros el gran reto es formar médicos en un momento de gran necesidad de profesionales.
Ya hay un déficit estructural de médicos y, en los próximos cinco años, se estima que un 30% de los médicos se van a jubilar. Con lo cual necesitamos tener más médicos y con una formación más competencial.
La medicina del futuro es tecnológica, casi futurista. ¿Cómo van a adaptarse a esos cambios?
La medicina del futuro va a ser distinta a la nuestra porque tendremos nuevos procedimientos diagnósticos terapéuticos como, por ejemplo, la medicina molecular. Es una forma de medicina que ya está aquí, pero que va a tener un gran valor en el futuro. No solamente como procedimiento de diagnóstico, sino también como terapéutico de las enfermedades genéticas, por ejemplo.
Luego hay otra parte muy importante y es el conocimiento del dato. Es decir, reunir información del paciente y ser capaz de anticiparse trabajando con ella. Nosotros aquí tenemos una gran red de hospitales informatizados en el que se monitorizan todos los datos de nuestros pacientes.
Con esos datos vamos a poner en evidencia los problemas que tenemos y adelantarnos a lo que pueda ocurrir. Además, como facultad docente e investigadora que somos, vamos a liderar muchos proyectos con datos sanitarios en lo que se ha venido llamando investigación transaccional. Comunicamos a especialistas, como por ejemplo biólogos, problemas clínicos y, con nuestras bases de datos, se intenta buscar la solución.
Hace más de un año se aprobó el Real Decreto de ordenación universitaria por el que se exigía que la creación de nuevas universidades o campus cumpliera una serie de requisitos muy "duros", según los decanos, con un alto grado de participación en investigación y doctorados. ¿Han tenido problemas para cubrir estos parámetros?
No. Tenemos la suerte de partir del trabajo previo realizado por la Universidad Camilo José Cela, que tiene cinco grados instalados con los que vamos a empezar en el próximo curso: Enfermería, Fisioterapia, Nutrición, Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Psicología.
Y, ahora, estamos trabajando con la Comunidad de Madrid para ampliar nuestra oferta formativa para el curso 2023/2024. Ya tenemos dos aprobados que son Odontología e Ingeniería Informática Biomédica y esperemos para el año que viene tener cuatro grados más: Medicina, Biomedicina, Genética Clínica y Farmacia.
Siempre cuesta porque, naturalmente, hay que aportar datos para que el Ministerio y la Comunidad sepan lo que tenemos. Lo bueno es que conocen a ambas instituciones y saben que tenemos un proyecto serio y de futuro, por eso creo que no vamos a tener ningún problema.
Tiene un amplio bagaje como docente de profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense durante más de 10 años y también ha sido profesor titular y vicedecano de la Facultad de Medicina del San Pablo CEU, ¿cómo son los médicos del mañana que forma diariamente?
Son médicos que serán diferentes a los de mi generación porque la sociedad ha cambiado y ellos con ella. Cuando yo empecé la carrera era un mundo totalmente diferente a como la empiezan los alumnos hoy en día.
Hay muchos más procedimientos, de diagnósticos, de herramientas e, incluso, muchos más medicamentos; pero todo eso no nos puede hacer olvidar la parte humanística de nuestros trabajo. Que un médico no pueda dejar de aprender nuevos procesos quirúrgicos no significa que pueda olvidar la parte humanística de la medicina.
Es algo que recalcamos mucho en nuestra facultad: el paciente no es una enfermedad, sino que es un ser humano que tiene una o varias enfermedades. Es por eso por lo que insisto siempre en que el trato humano al paciente es fundamental para la medicina moderna.
El contacto directo y diario con el paciente ha llevado a muchos profesionales sanitarios a lo que se llama el síndrome del sanitario quemado o burn out. ¿Se prepara al alumno para ese estrés laboral y esas situaciones límites, como las agresiones laborales que sufren cada día más sanitarios?
Creo que esas situaciones se derivan de la sociedad en general y no sólo nos afectan a los sanitarios, también a los profesores. La sociedad se ha hecho cada vez más intransigente y todo son derechos, pero nunca tienen deberes…
Aun así, y a nivel formativo, nuestros alumnos están con nosotros desde el primer día aprendiendo del hospital en vivo y en directo. Es ahí cuando van a aprender como lidiar con esas situaciones tan desagradables. No van a necesitar una simulación o esperar a verlo cuando tengan su primer empleo, lo van a saber de primera mano desde el primer día.
Me interesa que hable del paciente porque este hospital es un centro universitario. No sé si considera que ser un centro de estas características les da valor frente a la sociedad o si supone algún problema para el ciudadano que acude.
Alguna vez nos encontramos a un paciente que no quiere que le atienda un estudiante o que esté presente, pero es algo que generalmente no ocurre. Cuando un paciente viene a un hospital universitario sabe que aquí formamos alumnos y que esa formación supone que los alumnos vayan a verlo.
Aun así, nosotros respetamos la intimidad del paciente. Si un paciente no quiere que un alumno le vea, o sobre todo ciertas exploraciones que pueden ser más delicadas, el alumno no entra. O si el paciente quiere hacer una confidencia a su médico particular, pues el alumno abandona la consulta.
Somos respetuosos en eso, pero creo que los hospitales universitarios son hospitales que se intentan superar cada día y eso también es un valor para el paciente. Los médicos que tenemos alumnos tenemos que estar en la vanguardia de las mejores técnicas y los más innovadores procesos clínicos. Eso es muy bueno para el paciente.
En estas aulas a partir del próximo curso se van a formar cientos de estudiantes, esperan llegar a tener más de 5.000 entre grado, postgrado y doctorado. En el caso de Medicina, que se implantará el próximo curso, ¿cuántos alumnos va a haber en la primera promoción?
Vamos a empezar con 80 estudiantes de medicina por curso porque queremos formarlos bien y en calidad. Conforme a cómo avancen los años veremos si vamos aumentando progresivamente este número.
Queremos empezar con 80 y crear dos grupos de 40, para poder tener una formación personalizada y poder hacer a cada alumno una evaluación continuada y un seguimiento único.