La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad silenciosa y desconocida para la gran mayoría de la población. Sin embargo, afecta a uno de cada siete adultos. Esto significa que aproximadamente el 15% de la población va a desarrollar esta patología, que consiste en una disminución de la función renal. De hecho, en España es la segunda causa de muerte que más creció en la década 2006-16, con un incremento de un 30%.
Es una patología grave y de carácter progresivo, que se caracteriza por no presentar síntomas evidentes hasta que no se encuentra en estadios avanzados. Por tanto, se trata de una enfermedad tan desconocida como infradiagnosticada.
Ahora, después de dos décadas sin apenas novedad en el tratamiento, el Ministerio de Sanidad ha aprobado una nueva indicación de dapagliflozina. Este es un tratamiento tradicionalmente utilizado para el abordaje de la diabetes tipo 2, que abre un nuevo escenario en el abordaje de la enfermedad renal crónica.
Con este nuevo uso aprobado, dapagliflozina de AstraZeneca se convierte en el primer inhibidor en España para el tratamiento en pacientes con y sin diabetes tipo 2.
Esta opción terapéutica supone un antes y un después para los pacientes por dos motivos principales. Por una lado, retrasa la progresión de la enfermedad. Por el otro, evita la entrada en diálisis.
“Este fármaco puede cambiar el futuro de nuestros pacientes, es un hito para los nefrólogos”, ha comenzado Marian Goicoechea, nefróloga del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. La autorización también supone una significativa repercusión en las arcas del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Y es que, según el último estudio 'Inside CKD', la ERC suponía alrededor del 5,6% del presupuesto sanitario y se prevé que este aumente hasta un 14,95% para 2026. La estimación del tratamiento anual se sitúa en los 50.000 euros por paciente.
Diagnóstico fácil
Esta enfermedad silenciosa supone una pérdida lenta y progresiva de la función de ambos riñones. Esto hace que el paciente permanezca asintomático durante muchos años, presentando únicamente síntomas evidentes en las etapas finales. De ahí la importancia de la prevención.
“Si no diagnosticamos precozmente, los riñones se deterioran y la única opción viable es la terapia renal sustitutiva (como la diálisis)”, ha explicado María Isabel Egocheaga, médico de Familia del Centro de Salud Isla de Oza.
Se trata de una enfermedad fácil de diagnosticar y Atención Primaria se consagra como el área idónea para ello. “Si se confirma el diagnóstico, tenemos con qué tratar la enfermedad frenando su avance”, ha agregado. A este respecto, ha insistido en que los médicos de familia tienen que fijarse cuidadosamente en los resultados de las analíticas y prestar atención a todos los parámetros para su detección.
Por tanto, luchar contra el infradiagnóstico es uno de los retos a los que se enfrentan los profesionales sanitarios en cuanto al futuro de la patología. “Si llevamos a cabo un cribado en pacientes de riesgo podremos saber si tienen enfermedad renal crónica antes de que se manifieste, momento en el que ya se encontraría en estadios muy avanzados”, ha advertido la doctora.
Esta nueva aprobación se basa en los resultados del ensayo de fase III 'DAPA-CKD'. El fármaco demostró reducir la progresión de la enfermedad en un 44% y en un 29% el riesgo de hospitalización. También redujo significativamente la mortalidad en un 31%, en comparación con el de placebo.
Actualmente, la ERC se encuentra entre las diez principales causas de muerte y se espera que esté dentro de las cinco primeras en 2040.