En España hay un problema de acceso a la vivienda, sobre todo para los jóvenes. Coinciden políticos, economistas, promotores y, en primera persona, todos aquellos menores de 35 años que quieren tener una casa en propiedad y lo sufren.
Para escarbar en ese genérico “problema”, Aedas Homes ha elaborado el estudio ‘Jóvenes y Vivienda 2020’, donde se han identificado las cinco principales barreras con las que chocan los jóvenes que desean comprar una vivienda, una intención que mantienen intacta a pesar de la pandemia.
El gran problema de los jóvenes que quieren comprar una vivienda, y que disponen de capacidad de pago para hacer frente a una hipoteca, es la falta de ahorro previo para la entrada que representa el 20% aproximadamente del precio. Casi la mitad, el 46,4%, de los que buscan una casa apunta a esta cuestión como el principal escollo, según el estudio de la promotora.
El director de Data y Transformación Digital de Aedas Homes, Jorge Valero, destaca del estudio que “los jóvenes que quieren comprar una vivienda disponen de capacidad de pago mes a mes, pero no de ahorro, puesto que tienen destinar buena parte de sus ingresos a las rentas del alquiler”.
Completan este Top-5 elaborado por Aedas no contar con suficiente estabilidad económica o no tener trabajo (18,1%); la incertidumbre económica (16%); la creencia de que los precios van a bajar en los próximos meses (10,5%); y para terminar no tener claro qué casa necesita o en qué zona (9%).
Los más y menos ahorradores
De media, los jóvenes que están pensando en adquirir una casa en España han conseguido ahorrar 12.758 euros, un importe que supone solo el 37% del importe necesario para el pago de la entrada media de 34.194 euros, según el valor medio de la vivienda que publica el Gobierno a través del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Por comunidades autónomas, los jóvenes aragoneses son los mejor preparados para hacer frente a la entrada. Disponen de 17.245 euros de los 26.162 euros necesarios (66%). Tras ellos, se sitúan los asturianos (14.648 de 23.766) y valencianos (13.768 de 24.798), según el estudio elaborado por Aedas Homes.
Por el contrario, los que tienen menos ahorros respecto a la entrada necesaria son los jóvenes de Baleares, con 14.150 de los 64.732 euros que requieren (22%), seguidos de los riojanos (5.929 de 26.191) y vascos (10.625 de 44.303).
El estudio también señala el escaso nivel de ahorro disponible entre los jóvenes que desean comprar una vivienda en función de su modo de vida. Así, los que residen de alquiler con su pareja tienen 15.901 euros ahorrados de media; los que viven con sus padres, 9.848 euros; los que comparten piso con amigos, 9.199 euros; y los que viven solos de alquiler, 8.825 euros.
Cuando un joven no tiene ahorros o necesita dinero, el primer banco al que acude son los padres. No obstante, dada la situación económica del país, el 59,7% de los encuestados admite que su familia no podría ayudarle.
Entre los que sí podrían disponer de este respaldo, a un 16,8% le podrían ayudar con hasta 10.000 euros; a un 15,6%, con entre 10.000 y 30.000; y a un 7,9%, con más de 30.000 euros, según el estudio de Aedas Homes.
Ganas hay
No piensen que los jóvenes siguen en casa de sus padres por comodidad. Haberlos, haylos, pero no son mayoría. De hecho, el estudio de Aedas Homes muestra que siete de cada diez jóvenes que buscan su primera vivienda siguen con sus intenciones de comprar una casa durante la segunda ola de la pandemia, una cifra que se eleva a ocho de cada diez entre los ya propietarios que quieren cambiarse a una vivienda mejor.
Según el estudio elaborado en noviembre a más 1.000 personas de 25 a 34 años, hasta un 69,2% de los entrevistados que está buscando una primera vivienda afirma que la segunda ola de la pandemia no ha paralizado sus intenciones de comprar una casa. Por el contrario, tan solo un 23,2% reconoce haber parado la decisión de comprar y un 7,6% contesta no saber qué hacer.
En este sentido, Jorge Valero explica que “los jóvenes ya se vieron obligados a cambiar sus planes de vida en 2008”. Entonces, la crisis financiera truncó el acceso a una vivienda de la mayoría. Ahora, más de diez años después, “parece que están dispuestos a sobreponerse a la inesperada crisis sanitaria y no amedrentarse”, concluye.