Lo que más echaron en falta los españoles durante el estado de alarma, y el confinamiento añadido, fue disponer de una terraza y de más espacio y luminosidad dentro la vivienda. De ahí que la intención de compra apuntase a viviendas más grandes, unifamiliares a ser posible, y preferiblemente en la periferia.
Sin embargo, con la vuelta a lo que vino a denominarse como ‘nueva normalidad’, ha cambiado algunos de estos deseos. Sobre todo en aquellas familias que cuentan con niños a su cargo. “El mercado pide grandes manzanas de viviendas donde haya control sobre los niños”, afirmó David Martínez, CEO de Aedas Homes durante la presentación de Rebuild.
Manzanas de viviendas en la que los niños se diviertan y no puedan salir a la calle, por utilizar una frase popular. Es decir, que cuenten con las infraestructuras necesarias (llámese columpios y otros elementos de entretenimiento). Características que son propias de la vivienda de obra nueva, que además suelen tener espacios comunes como jardines y piscinas. Y suelen contar con terrazas, un elemento que sigue siendo muy demandado.
Más ciudad, menos periferia
Otras características que están siendo demandadas por los compradores de vivienda son que ésta esté en una zona tranquila e incorpore una buena calidad en la construcción. Según el Observatorio Aedas Homes, las cualidades a las que nunca renunciarían quienes buscan su casa perfecta son las siguientes: luz natural, buena orientación, salón y cocina amplios, terraza o jardín, habitaciones grandes y que sea eficiente.
De hecho, la mitad de los españoles estarían dispuestos a pagar 22.600 euros más por una casa que fuese sostenible. Algo que será más accesible para muchas personas ya que una parte de los fondos europeos Next Generation (7.000 millones) tendrán como destino la rehabilitación energética de edificios.
A ello hay que añadir que tenga garaje o facilidad de aparcamiento, que disponga de transporte público a mano, y que esté cerca del colegio o del trabajo. Nunca darían el brazo a torcer respecto al número de habitaciones que tenían previsto.
Lo que ya no es tan necesario para los compradores es que se sitúe en zonas próximas al ocio o la restauración. “La compra ahora es más digital e interactiva”, añade David Martínez. Una compra que apuntaba más a la periferia pero que, un año y medio después del confinamiento, se ha diluido como un azucarillo en un café.
“No estamos viendo un cambio en las localizaciones que buscan los clientes”, indicó Michel Elizalde, CEO de ACR, durante la presentación de su nueva marca. Y añade: “Se ha desinflado esa opinión de que los entornos rurales y las ciudades pequeñas se iban a beneficiar. Eso no se ha visto fuera de las localizaciones normales. Sí en el producto, no en la localización”.
Ciudades como Madrid, que sigue siendo el polo principal. Situación que comparten Barcelona o Valencia en cuanto a inversión inmobiliaria. “La capacidad de atracción es mayor en las grandes ciudades. También se da en las medianas, pero a velocidad más normalita”, especifica Michel Elizalde. Tampoco conviene olvidar que muchos trabajadores están volviendo ya a las oficinas.
Entre las motivaciones que llevan a los ciudadanos a cambiar de casa, destacan dos: que se les ha quedado pequeña, y que ha mejorado su situación económica. Así lo refleja Aedas Homes en su observatorio. En el primero de los casos, se debe a la necesidad de contar con mayor espacio debido a que ha aumentado la familia, por ejemplo.