Opinión

El dinero no se invierte, deambula

Bolsa, renta fija, divisas e incluso productos de ahorro como depósitos bancarios no permiten al inversor/ahorrador hacer una mínima apuesta en firme, seria. Si usted coloca su dinero y está desconcertado no se preocupe, no se trata de un mal singular sino que afecta también al resto. Llevamos meses acostumbrándonos a este paisaje difuminado en el que el ahorro no se invierte sino que deambula como un zombi.

27 enero, 2016 19:00

Parece que lo único sensato sería invertir a la baja en la tendencia del petróleo, en las materias primas. También parece más que cantado que el dólar debería seguir fortaleciéndose frente al dólar aunque últimamente en la Reserva Federal Estadounidense (FED) surgen voces críticas sobre la conveniencia de hacer cuatro subidas de tipos en este 2016 tal y como anunciaron en la reciente alza. Prácticamente estas son las únicas hipótesis posibles de inversión y eso que, como corresponde, no son seguras.

Unas economías con tipos de interés cero llevan al total desconcierto al ahorrador a la vez que las intervenciones monetarias en los mercados hacen que estos se encuentren totalmente intervenidos, manipulados. La deuda está dopada en todo el mundo por los programas de compras de activos donde lo único inesperado es saber si se amplían y en qué cuantía. En poco más de una semana el bono a 10 años español ha pasado de superar el 1.8% en su rentabilidad a situarse en el 1.6%. ¿Hay alguna razón económica o fundamental que lo explique? No, únicamente que Draghi promete para marzo ser más generoso sin saber muy bien si cumplirá con esta promesa ambiguamente expresada.

 Meter el dinero en los bonos en estos niveles y hacer una apuesta al alza o baja de los mismos es prácticamente como jugar a la ruleta rusa. Esto sucede en un contexto económico muy confuso en el que no acaba de estar claro si las economías continúan con su recuperación o se vuelve a dar pasos hacia atrás.

Y qué decir de las Bolsas. Las deudas siguen acogotando a muchas compañías y ni la elevadísima liquidez fomentada por los bancos centrales convierte al mercado de acciones en un refugio en el que encontrar algo de rentabilidad. Valores muy concretos, historias de éxito empresarial que continuarán pero ninguna tendencia esperada, siquiera intuida. En los mercados de acciones puede ocurrir cualquier cosa y tras este complicado comienzo de año todo apunta a que no será bueno. La volatilidad como esencia de la compraventa de acciones.

Es un mercado dirigido por profesionales, por órdenes automáticas por el trading. Si no, vean ustedes el comportamiento en Bolsa en una sesión donde el simple virar la mirada hace que el mercado pase de subir el 1% a caer el 0.5% sin ninguna noticia ni expectativa que medie. Es puro juego de soportes y resistencias donde los jornaleros del segundo buscan arañar unos céntimos de euro. Unos mercados que hasta hace bien poco también han estado dopados por la liquidez de los bancos centrales (supongo que de forma indirecta) y por unos tipos cero que hacen favorable cualquier comparación hacia la Bolsa.

En cuanto al ahorro no hay mucho que decir. Meter el dinero en tipos de interés cero con total desgana a la espera de que no pierda valor gracias a unas inflaciones también en cero o negativas. Simple reposo para el dinero que esté dentro del sistema financiero y no acompañando al colchón y el canapé de la cama.

Casi nunca estuvieron las cosas tan difíciles. Parece que hemos llegado a un puerto después de una travesía de mercados intervenidos y ahora echamos en falta ese oleaje. En este nuevo paraje que apea a las grandes bolsas mundiales de sus máximos históricos (no a la española) y que deja a los bonos sin ninguna capacidad de maniobra al alza, nada parece recomendable. Simplemente estar poco tiempo en algo y esperar a que vuelva alguna idea de tendencia.

Lamentablemente no puedo ofrecer a los lectores ninguna pista de inversión más que la prudencia. Elegí ser periodista para hacerme preguntas y no analista para responderlas. Suerte.