¿Entendiste el mensaje Mariano?
Una de las frases de las noches postelectorales que más se me ha quedado grabada en la memoria es «he entendido el mensaje de los electores». La pronunció Felipe González allá por 1993 en su última pirueta presidencial y, creo recordar, que Aznar también la dijo en su primera y única minoría, tan alabada hasta por sus menos amigos políticos. Le faltó decirla a Rajoy en esta última noche de confusión y balcón genovés.
28 junio, 2016 17:02Para los que ven a Mariano Rajoy como un cenizo, se equivocan de lado a lado. Ha tenido una gran suerte, una respuesta emocionante del pueblo español que después de seis meses sin hacer nada le ha regalado otros 14 escaños. Las islas y la península ¿con las excepciones consabidas- se han pintado del color azul celeste de su partido. Sorpresón.
Puede achacarse este nuevo triunfo a un plan sabiamente urdido que tiene como principal argumento el miedo. Pero no es menos cierto que el pueblo español ha mostrado sabiduría y sacrificio. Está claro que las andanzas del partido de Rajoy y las suyas propias no son merecedoras de un respaldo agigantado. Sin embargo, la gente ha dicho claramente y con más firmeza lo que no quiere. Lo explicaba al poco de terminar estas elecciones una voz anónima en la radio: ¿teníamos que escoger entre resfriado, cáncer o neumonía y hemos optado por el resfriado¿.
Este es, a mi entender, el mensaje del pueblo español a Rajoy y al resto de partidos políticos. No somos unos imbéciles que votemos a favor de la corrupción, de la falta de sensibilidad en muchos temas sociales o de unas políticas tan tibias que carecen de cualquier intención y están al dictado de intereses supranacionales. Votamos por una cierta seriedad, unas políticas no extremistas, por una España unida y, sobre todo, porque lo demás nos parece peor y no queremos arriesgar. Deberán los políticos de la oposición hacer su propia crítica para que en momento tan favorable por la situación del rival, ellos se muestran poco atractivos. Lo siento mucho por los que lo creen, pero aquí no hay 7.7 millones de gilipollas. Es imposible sacar este cálculo ni con la mágica estadística de las encuestas.
El impasible presidente en funciones, Mariano Rajoy, está obligado a llorar de emoción con este resultado y a dar gracias infinitas al Destino o la Providencia, según guste. Los españoles le han dado un gran apoyo, aún a sabiendas de que no lo merece del todo. Una ocasión fantástica para dejarse la piel por ellos y devolverles como sea ese favor y esa lealtad inesperada. Acordar, pactar y gobernar de cara al conjunto de los españoles. Limpiar el partido, mejorar la economía y acometer reformas para que la gente prospere y viva en paz y con dignidad.
Este es el mensaje que, a mi modo de ver, ha lanzado el pueblo español en las últimas elecciones del 26-J. Y lo ha hecho con valentía, sin complejos ni tics. Si el presidente o su círculo del partido creen que los votos nacen de su pericia en campaña, de sus continuos aciertos al frente del Gobierno, o de su estudiada parálisis durante los últimos seis meses de Cortes fallidas, se equivocan. Los españoles el pasado 26-J han sido extremadamente generosos, sensatos e inteligentes. La pena será, como ya ocurrió con otros mandatarios que no se entienda este mensaje y solo se escuche el puñetero ego. ¿Lo entendiste tú, Mariano?