El comportamiento de la banca española y en gran medida la mundial en los últimos años supone un resumen casi perfecto de esta crisis financiera que afectó a la economía real y comenzó en 2008. La economía es mucho más fácil de entender de lo que muchos piensan, aunque la cuestión de vaticinio se hace mucho más difícil.
Una de las primeras lecciones de economía que recibí de niño fue en el sorteo del Gordo de Navidad. Entre las botellas de cava de los afortunados que enseñaban sus gigantescas sonrisas y sus boletos premiados aparecían unos señores de los bancos. ¿Qué pintaban allí en medio del jolgorio los directores o apoderados de las sucursales cercanas a la administración de lotería? Lo lógico. Querían el dinero de los afortunados y allí mismo hacían generosas ofertas de tipos.
Así me lo explicaba mi padre entre las imágenes televisivas en blanco y negro y unos tipos de interés que superaban muy generosamente el 10% en eso que llamábamos el MIBOR. Una situación excepcional de tipos altísimos que intentaban contrarrestar unas inflaciones bestiales fruto de nuestros desequilibrios y de un petróleo que acabó con cualquier fiesta económica.
Aquella era una situación anómala pero menos que la actual, en un país acostumbrado a inflaciones muy altas, tipos elevaídisimos y desequilibrios perennes. Pero, más o menos, era casi siempre lo mismo.
Lo ocurrido desde 2008 solo encuentra su explicación en los miedos y valentías del Banco Central Europeo (BCE), en la ortodoxia o en la, tal vez, necesaria heterodoxia para que la crisis no se hiciera más dolorosa. Con unos bancos descapitalizados, con pérdidas y baja solvencia, con alta morosidad, estos acudieron como locos a buscar dinero entre los ahorradores. Incluso de forma algo suicida. Mientras lo único que se atrevía a hacer el BCE era bajar tipos, las entidades financieras españoles pagaban extratipos. El Banco de España puso fin a estos elevadísimos tipos de interés que abonaban a sus clientes por captar dinero, en un inesperado volantazo que contó en exclusiva INVERTIA.
Estos extratipos coincidieron no por casualidad con la sequía total del crédito. Mercado interbancario cerrado, dificultad para hacer emisiones o captar dinero y numerosísimos problemas en el balance con la morosidad como exponente. En aquellos primeros momentos de la crisis los agentes sociales se quejaban de esa falta de recursos para poner en marcha la economía y, sobre todo, para no dejarla caer aún más. Pero era una queja infructuosa. Había demasiada mora, demanda insolvente con el PIB cayendo y se ofrecían otros negocios más seguros a la banca como especular con la curva de tipos o simplemente recoger las plusvalías de la deuda.
De esta sequía, hemos pasado a una inundación de dinero. Los bancos te ofrecen créditos preconcedidos, te obligan a financiar la compra del coche con descuentos difíciles de rechazar, etcétera. Eso sí, si les llevas dinero no lo quieren. Le pasó a un amigo. Quiso hacer un depósito a un año al 0.10% (lo que le ofrecían) y el director de la sucursal le dijo que se fuera con el dinero y con la música a otra parte. Increíble. ¿Qué pasará este año con los premios de la Lotería de Navidad? Toda la política económica y monetaria en una imagen de televisión.