El mercado inmobiliario ya se ha consolidado. En los dos últimos años, solo las grandes como Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga tiraban del mercado. Ahora ya hay nuevas zonas y se está volviendo a producir vivienda nueva. Un ejemplo de ellos son ciudades como Burgos o Valladolid. Pero no solamente en las capitales de provincia. En la costa, especialmente en el Mediterráneo, está aumentando la oferta, tras años en dique seco.
Pero esto no indica que tiremos la casa por la ventana. Durante este año, las subidas de precios serán menores y las ventas por promoción también disminuirán. El motivo es la estabilización de la demanda.
Durante 2018 ha habido mucha demanda embalsada que ha salido al mercado. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) prevén cifras récord de compraventas en 2018, que podrían superar las 520.000 operaciones. Pero buena parte de estas cifras proceden de clientes repositores, que lógicamente se va reduciendo. A la vez, los jóvenes siguen teniendo muchas dificultades para acceder al mercado. Sueldos bajos y precios al alza, una combinación difícil.
"Los promotores deberían comprar suelo para vender hoy, no pensando en revalorizaciones futuras"
Y esto no indica ser pesimista, simplemente busquemos un mercado estable, con oscilaciones lógicas y no pendulares. Analicemos quiénes son los futuros clientes y hasta dónde llega su capacidad adquisitiva. No vaya ser que pongamos promociones en el mercado donde el potencial comprador no puede llegar por ingresos, ni tampoco puede acceder al préstamo hipotecario. Porque en 2018 los costes de construcción también han tenido en jaque al mercado, provocando aumento de precios. Afortunadamente parece que comienzan a autorregularse.
Las grandes inmobiliarias prevén un ciclo sólido durante unos años. Pero hay un reto muy importante y que no debemos olvidar. Las decisiones de inversión que se tomen ahora y se basen en incrementos de los precios del 10% anual sin duda fracasarán. Los promotores deberían comprar suelo para vender hoy, no pensando en revalorizaciones futuras. Eso nos evitaría el riesgo de una nueva burbuja y repetir situaciones pasadas.
Además, no olvidemos la inestabilidad política en Europa, el Brexit y otras circunstancias externas que pueden amenazar el crecimiento económico.
*Carlos Smerdou, CEO de Foro Consultores Inmobiliarios