Una de las principales consecuencias de la pirámide de población invertida fruto del envejecimiento demográfico es que la ratio entre el número de cotizantes y pensionistas se sitúa en el 2,24, la cifra más baja de las últimas décadas. Y todo apunta a que esta proporción seguirá disminuyendo en los próximos años, lo que dificultará el mantenimiento del sistema público de pensiones y puede empujar a la sociedad a pensar en alternativas adicionales para mantener la calidad de vida una vez alcanzada la edad de jubilación.
En este contexto, los planes de pensiones se han ido convirtiendo en una fórmula de complementación a la jubilación cada vez más presente en el ahorro de los españoles. A pesar de ello, el peso del patrimonio de los fondos de pensiones sobre el PIB español es tan solo del 9,6%, frente a una media ponderada del 82,4% entre los países de la OCDE. Esta cifra nos indica que aún nos queda un largo camino por recorrer en este sentido.
Plantear alternativas de ahorro de cara a la jubilación y hacer pedagogía de ello es precisamente uno de los objetivos que se propone Bankinter. Los planes de pensiones, en general, tienen unas comisiones relativamente bajas en comparación con otros productos financieros.
Además, al igual que ocurre con los fondos de inversión, los clientes pueden cambiar de planes de pensiones sin tener que pagar impuestos, ya que solo se tributa cuando efectivamente se produce el rescate de dicho plan. Actualmente, existen en el mercado importantes bonificaciones para aquellos que se decidan a traspasarlos desde otras entidades financieras.
Otra gran ventaja estriba en que no es necesario poseer un enorme capital inicial para contratar un plan de pensiones respecto a otras inversiones que sí requieren de una cuantía mayor. En el caso de Bankinter, ofrece una amplia gama de planes de pensiones que se complementa con los planes de su gestor digital de inversiones, Popcoin.
Sin embargo, el aspecto que suele ser más valorado por los inversores que se decantan por los planes de pensiones es el importante ahorro fiscal que suponen en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Bajo la legislación actual, las cantidades anuales aportadas a un plan de pensiones reducen la base imponible en el IRPF con una desgravación máxima equivalente a 8.000 euros o al 30% de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas. En caso de exceder este límite de desgravación, se puede disfrutar de un diferimiento en la declaración de la renta de los cinco ejercicios posteriores.
Añadiría un elemento más, como es el hecho de que un plan de pensiones ayuda al inversor a plantearse un ahorro periódico, costumbre que, a la luz de encuestas y estadísticas, aún cuesta que prenda raíces entre los ahorradores españoles. Ahorrar para la jubilación, y mejor a edades tempranas, es un buen comienzo.
* Julia Vicario, directora de negocios de inversión de Bankinter