¿Puede una empresa del siglo XXI obviar la voz del 50% de sus clientes o posibles clientes? Esta pregunta parece tener una respuesta obvia, "no", y sin embargo algunas empresas no afrontan la solución a un problema real de las organizaciones: la paridad.
Y hablamos de diversidad, de igualdad y de inclusión porque son la clave para la supervivencia de las empresas, no sólo en el futuro sino también del presente. Vivimos en un entorno socioeconómico donde los cambios se producen a una velocidad nunca conocida, tenemos millones de fuentes de información y la competencia es global y brutal.
En este contexto, la atracción del talento, de todo el talento independientemente de su género, marca la diferencia. Parece una paradoja que en la era post digital en la que ya estamos sean las personas las que asuman el protagonismo y, sin embargo, es así. Esta es la razón por la que la diversidad tiene que estar en el ADN de las organizaciones, en el eje de su estrategia. Y en oposición, sólo el 29% de los puestos directivos están ocupados por mujeres en el mundo.
Parece una paradoja que en la era post digital en la que ya estamos sean las personas las que asuman el protagonismo
Y en este sentido, ¿qué podemos hacer? Primero, desde mi punto de vista, tomarnos la cuestión en serio, establecer un diagnóstico y un plan de acción para hacer frente a esta situación. Hoy contamos con estadísticas y datos para acotar el problema, determinar su magnitud, detectar brechas salariales y/o establecer vías críticas para minimizar el riesgo. Si no hacemos este ejercicio pasarán 200 años hasta que, de manera natural, alcancemos la igualdad de género.
Además, los directivos de las compañías podemos y debemos dar un paso adelante para impulsar acciones como el sponsorización y mentoring de mujeres predirectivas con la finalidad de tener un "banco" de mujeres preparadas para dar un siguiente paso. No es aceptable que, en este momento, se oigan argumentos como "no encontramos mujeres para este puesto". Estos programas formativos, al menos desde mi óptica, son imprescindibles.
El entramado empresarial tiene, asimismo, la oportunidad de cambiar las cosas desde nuestra propia actividad empresarial. Y, pongo como ejemplo, la capacidad de inversión que tenemos el sistema financiero. El Grupo AXA tiene un brazo financiero muy potente. Cuenta con casi miles de millones de euros bajo gestión en el mundo y emplea esa capacidad de inversión para dar el mayor retorno a su accionista y, al mismo tiempo, incentivar comportamientos alineados con nuestra política de responsabilidad corporativa. En ese sentido creó hace tiempo los fondos verdes, instrumentos financieros que invertían en empresas o sectores responsables con el medioambiente. Y es en esa misma línea como surge el fondo AXA WF Framlington Women Empowerment.
El objetivo del fondo AXA WF Framlington Women Empowerment es invertir en compañías con buenas prácticas y culturas relacionadas con la diversidad de género, y llegar a compromisos con ellas para mantener y mejorar dichos estándares. Porque las empresas somos parte de la sociedad y debemos impulsar los cambios en nuestras organizaciones y desde nuestras organizaciones.
Sin duda, las empresas tenemos una gran capacidad de maniobra como impulsores del cambio. No puedo acabar este artículo sin hacer un llamamiento a todos y cada uno de lo hombres, sin ellos, sin vosotros, este viaje no tiene sentido. Juntos, hombres y mujeres, tenemos que trabajar en la igualdad de género (ODS número 5 de los objetivos del milenio).
Cojamos el testigo, la responsabilidad y trabajemos por la igualdad.
*** Nuria Fernández París es directora de Cliente Particulares de AXA España, miembro del comité ejecutivo de AXA y champion de la Diversidad en AXA España, una de las empresas más avanzadas en este campo y única gran aseguradora presidida por una mujer.