El coronavirus ha dejado al turismo español en la UCI. El virus no ha atacado por igual a todas las empresas. Algunas contaban con más defensas y tienen mejor pronóstico. Pero otras están en estado de extrema gravedad y llevan ya ocho días esperando a que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se pongan de acuerdo para ponerles un respirador.
A falta de unas horas para el Consejo de Ministros del martes no está del todo claro que el Gobierno vaya a echar el resto para salvar al paciente. Medidas habrá, eso nadie lo duda, pero el retraso en el anuncio, la decepción que generó el primer plan de choque económico del jueves y el espectáculo de la bronca entre los miembros de la coalición del sábado ha generado desánimo en un enfermo en situación agónica.
Es difícil de entender que el Gobierno todavía no haya presentado un plan económico serio ante la emergencia económica del coronavirus. Es verdad que, en este caso, la pandemia se ha topado con un médico cuya salud no es boyante (deuda pública desorbitada, sin Presupuestos para 2019...). Pero también que ha recibido una buena dosis de vitaminas -en forma de flexibilización del déficit- desde Bruselas para que actúe ya. Es incomprensible que Sánchez todavía no haya aclarado con qué recursos cuenta para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica. Esperemos que este martes lo anuncie, pero de momento, lo que se comenta en el entorno de Nadia Calviño es que la Comisión Europea ha dicho que se gaste lo que haga falta.
Mientras, decenas de miles de españoles esperan en vilo soluciones porque han recibido -o están a la espera de hacerlo- la comunicación de un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Y los empresarios asisten desesperados a una situación sobrevenida para la que cuentan con el apoyo de Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT) y las buenas palabras -de momento, casi vacías- del Ejecutivo.
No hace falta decir que esta crisis está siendo especialmente dura para el Turismo. Un sector al que Sánchez anunció una línea de liquidez del ICO del 400 millones de euros el pasado jueves y resultó que la mitad de esa cuantía eran parte de las ayudas por la quiebra de la británica Thomas Cook.
En este contexto, Air Europa ha entrado en estado crítico. Para la compañía de los Hidalgo el coronavirus no ha podido llegar en peor momento. Hace pocos meses que Javier Hidalgo se frotaba las manos con la venta de su aerolínea a IAG por nada menos que 1.000 millones de euros en una operación que todavía está pendiente de aprobación por parte de las autoridades de Competencia europeas.
Poco después, el hijo de Juan José Hidalgo completaba su jugada al anunciar un acuerdo de fusión al 50% con el grupo de Simón Pedro Barceló. En este caso, el matrimonio depende del visto bueno de José María Marín Quemada (CNMC).
Atrapada en sus fusiones, la paralización de rutas como consecuencia del coronavirus impidió a Air Europa la pasada semana modificar sus vuelos para tratar de compensar los cierres graduales que se fueron produciendo en los días previos al decreto del estado de alarma.
Hacer cualquier modificación en sus rutas hubiera supuesto romper con los requisitos para su fusión con la aerolínea del grupo que preside Luis Gallego. Una operación que, además, podría verse golpeada por una pregunta evidente: ¿cuánto vale ahora Air Europa tras el desplome del sector aéreo en bolsa y la situación crítica de las aerolíneas a nivel global?
El problema es que si no sale adelante la operación, el hub de Barajas puede quedar tocado, argumento con el que Globalia se ha movilizado para pedir que se agilicen los plazos para la autorización de las dos operaciones. Puede ser cuestión de vida o muerte.
Por lo pronto, Air Europa -al igual que Iberia- ha tenido que anunciar un ERTE. Toda su plantilla de unos 3.000 trabajadores se ha visto afectada por la medida. Un drama social y económico extensible al resto del sector y para el que los agentes sociales han planteado una solución al Gobierno que, si todo va bien, se aprobará este martes y esperemos que sea con carácter retroactivo.
Junto a esa medida y el resto de las que se han puesto sobre la mesa por Antonio Garamendi (CEOE), Gerardo Cuerva (Cepyme) y Lorenzo Amor (ATA) [una línea de liquidez, el aplazamiento de los pagos, la supresión de las cotizaciones sociales, las devoluciones tributarias o los avales públicos para las pymes], hay otra que sería de Justicia en este momento crítico: que las Administraciones Públicas salden sus deudas con las empresas.
Son cientos de millones los que el Gobierno debe a Air Europa y sus rivales por los descuentos a residentes en los vuelos a las islas que se aprobaron por decreto en 2018 por iniciativa de José Luis Ábalos. Y otro tanto, lo que se debe a Viajes Halcón por el programa CORA (Contrato centralizado de servicio de agencia de viajes de la Administración General del Estado).
Como demostró Cristóbal Montoro en 2012 un buen plan de proveedores es una receta clave para que el sector privado se sostenga cobrando a tiempo por su trabajo.
ATENTOS A...
El cuadro macroeconómico del Gobierno ha quedado en papel mojado por el coronavirus. La imposibilidad de saber cuánto durará la cuarentena para combatir el virus complicará la elaboración de unas nuevas cuentas. Esto no será un obstáculo para poner todos los recursos que sean necesarios para frenar la pandemia al servicio del ministro de Sanidad, Salvador Illa. Pero sí será un problema para que María Jesús Montero pueda terminar de elaborar las ya de por sí desequilibradas cuentas de la economía española cuando se derrote el Covid-19.
La OCDE, que hace unos días auguró una recesión en la eurozona, ya se dispone a incluir a España entre los países que sufrirán esa crisis. Lo profunda que sea la caída en V de la economía dependerá del tiempo que se tarde en contener la expansión de la contagiosa pandemia. Algo imposible de determinar a día de hoy, pero que podría prolongarse al menos durante un mes.
Decía el domingo Luis Garicano, en un vídeo grabado desde su casa, que hemos metido la economía en el congelador y pedía medidas para que aguante este golpe. Esperemos que con todo el poder sobre la mesa del presidente del Gobierno, se garantice el 'suministro de luz' para que cuando acabe la cuarentena el contenido de esa cámara esté intacto y la recuperación en V nos permita pasar pronto esta dramática página.