302.365 parados más registrados y 834.000 afiliados menos a la seguridad social son datos oficiales. Pero poco creíbles. Los parados son muchos más. Las oficinas de empleo no han registrado todas las solicitudes por falta de medios y los ERTES andan pululando en el limbo de las estadísticas. Por eso estas cifras, que son coyunturales, no son creíbles.
Si acaso sería más realista la de la baja de afiliación que la del paro registrado. En pocos días los 3,5 millones de paro registrado aumentarán de manera significativa. El 14,2% sobre población activa de desempleados registrados superará el 20% con facilidad en abril. Porque nadie espera que el 26 de este mes acabe el confinamiento. Si finaliza en mayo, será una suerte.
La primera consecuencia de este cambio es el aumento de los gastos de desempleo. La ministra aseguraba nada más conocerse el dato que sería sobre los 1.200 millones de euros. Si a ello le añadimos que el consumo está bajando (reducción de recaudación de IVA) y las subidas aprobadas en enero de las pensiones y los salarios públicos, más los necesarios gastos sanitarios de estos meses, el déficit de la Administración se va a disparar. Eso es lo que temen los europeos que ya en febrero de este año, antes del efecto coronavirus, detectaron una desviación importante respecto a la vía de contención acordada entre España y la UE.
Ya en febrero, antes del efecto coronavirus, los europeos detectaron una desviación importante respecto a lo acordado con España
El Gobierno español, junto con el italiano, ha pedido árnica para financiarse. Su objetivo es la creación de coronabonos, mutualizando la deuda europea de manera que todos los Estados que la componen respondan de ella. También acudiendo al MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), que puede prestar hasta 500.000 millones de euros con un capital desembolsado de 750.000.
En el primer caso se supone que el dinero se repartiría entre los Estados incondicionalmente, sin restricciones. En el segundo caso se negocia un Memorándum de Entendimiento o MoU (Memoradum of Understanding, en inglés). En él se establecen las medidas que se exigen al Gobierno de turno para recibir el dinero. Medidas relativas a la contención del déficit público, es decir de sus gastos. Por ejemplo, reducción de salarios públicos, inversiones y prestaciones sociales como la jubilación… Es lo que se llamó en la crisis financiera de 2008: “el rescate”.
El argumento alemán, holandés… es que tanto el gobierno de Italia, como el de España, no son fiables en sus medidas fiscales. Por eso prefieren un sistema de financiación extraordinario que les permita ahormar sus políticas fiscales. En román paladino: que permita hacer el presupuesto del Estado de España o Italia a las instituciones europeas.
Si a ello le añadimos un endeudamiento del sector público español del 100% del PIB, que hace poco viable el financiarse de manera autónoma, las condiciones del rescate están cerca. ¿Es inevitable? Nada lo es. Cuando Mariano Rajoy llegó a la Moncloa lo parecía, pero en unos meses se alejó su posibilidad. ¿Cómo? Aplicando de manera voluntaria lo que la troika (UE, FMI y BCE) quería: se redujeron y congelaron salarios públicos, inversiones, subvenciones, se reestructuraron las Administraciones… y se aumentó los impuestos a la clase media fundamentalmente.
Rajoy alejó el rescate aplicando de manera voluntaria lo que la 'troika' (UE, FMI y BCE) quería
El rescate quedó limitado al sector financiero, principalmente a Bankia y otras cajas de ahorros. La pregunta sería: ¿Estará dispuesto el Gobierno Sánchez con sus coaligados populistas a hacer lo mismo? Si no lo hace, tarde o temprano vendrán desde Europa a hacerlo.
En conclusión: el coronavirus nos ha pillado de sorpresa y los nubarrones que amenazaban en el horizonte en 2009 vuelven a aparecer. Todo por no hacer los deberes a tiempo. Tener unas cuentas públicas saneadas sirve para atender contingencias inesperadas. Como el ahorro de una familia sirve cuando vienen situaciones malas, por ejemplo, de enfermedad.
*** José Ramón Pin Arboledas es profesor del IESE.