España se enfrenta a la situación más critica de nuestra historia reciente. La emergencia sanitaria y las consecuencias económicas están sometiendo a los españoles a una dura prueba que, por desgracia, al menos en el ámbito económico, todavía no ha mostrado su peor cara.
La muerte de más de 22.000 personas y el contagio de más 220.000 es, sin duda, nuestra principal preocupación en este momento en el que la lucha contra la pandemia y la respuesta a la emergencia sanitaria es la prioridad absoluta.
Sin embargo, después de la batalla sanitaria, el paisaje económico y social va a ser desolador. Miles de empresas no podrán superar esta crisis y su cierre afectará a millones de trabajadores.
Las recientes estimaciones publicadas por el Fondo Monetario Internacional, que prevén un desplome del PIB del 8% este año y una escalada de la tasa de paro hasta el entorno del 21%, han venido a constatar lo que ya sospechábamos: que nos encontramos ante una situación dramática.
La fase en la que nos hallamos ahora, cuando se cumple la sexta semana del estado de alarma, continúa siendo de supervivencia, tanto en el ámbito sanitario como en el económico.
Miles de empresas no podrán superar esta crisis y su cierre afectará a millones de trabajadores
Pero nuestra mirada tiene que dirigirse al medio plazo, es decir, a la etapa de recuperación cuando dobleguemos la curva de la enfermedad, y al largo plazo, o sea, a la necesaria reconstrucción económica y social de España.
Va a ser una tarea titánica porque la destrucción económica que esta pandemia lleva aparejada es de una dimensión y calado nunca vistos, que requerirá del esfuerzo conjunto de toda la sociedad española.
Por eso, desde la Cámara de Comercio de España hemos apoyado desde el primer momento la necesidad de alcanzar un gran Pacto Nacional de Recuperación y para la Reconstrucción basado en tres premisas: confianza, contundencia y colaboración público-privada. Con afán constructivo y sentido común, por supuesto. Y con la participación, no solo de los partidos políticos, sino de los agentes económicos y sociales, y representantes de la sociedad civil.
El foco de ese Pacto debe estar puesto en la empresa, que ha de ser el centro de las políticas de recuperación y reconstrucción, ya que es la pieza clave de nuestro sistema económico, generadora de empleo y riqueza para el conjunto de la sociedad.
Hemos apoyado desde el primer momento la necesidad de alcanzar un necesario un gran Pacto Nacional de Recuperación y para la Reconstrucción
Es, asimismo, esencial que, a la hora de diseñar esas políticas, el Gobierno escuche la voz de los empresarios puesto que son quienes mejor conocen las necesidades del tejido productivo. Por ello, las diferentes comisiones de la Cámara de España están ya trabajando en una batería de propuestas, que remitiremos al Gobierno, desde la perspectiva del interés general y desde el profundo conocimiento de cada uno de los sectores.
La crisis de 2008 provocó un cambio en nuestro modelo de crecimiento, que en estos doce años ha pasado de depender casi en exclusiva de la demanda interna y muy particularmente de la construcción, a abrirse al mundo y convertir al sector exterior en una palanca potentísima para el crecimiento económico.
Esta nueva crisis debe servirnos para volver a revisar nuestros patrones y reforzar la innovación y la transformación digital, la formación y la internacionalización, los tres ejes sobre los que debe pivotar nuestra economía para hacerla más resiliente y sostenible.
Esta nueva crisis debe servirnos para volver a revisar nuestros patrones y reforzar la innovación y la transformación digital, la formación y la internacionalización
La unidad de acción a la que apelo debe darse, no solo en el ámbito nacional, sino también en el internacional y muy particularmente en el europeo. Desde la Cámara de España hemos apoyado la contundencia del Gobierno de España ante la Unión Europea y hemos promovido dentro de Eurocámaras la exigencia de una respuesta europea a la altura del desafío al que nos enfrentamos.
Si en el momento más complicado para Europa desde la Segunda Guerra Mundial, las instituciones comunitarias no brindan todo su apoyo a las empresas y los ciudadanos europeos, estos darán la espalda al proyecto europeo.
Solo desde la unidad y la colaboración entre los poderes públicos y el sector privado nacionales e internacionales seremos capaces de superar esta dura prueba. Una situación totalmente excepcional que requiere una respuesta igualmente excepcional.
*** José Luis Bonet es presidente de la Cámara de Comercio de España.