“Si todo el mundo piensa igual, entonces alguien no está pensando” (George Patton).
Tener miedo es muy humano. El siguiente nivel es el pánico. La RAE lo define como terror extremo muy intenso que a menudo es colectivo y contagioso. Debemos reconocerlo sin permitir que nos controle. Tenemos que pensar racionalmente. Y aquí es donde las finanzas conductuales (behavioural finance) pueden ayudarnos.
Una parte del cerebro, el sistema límbico, es muy rápido y emocional. Aquí se origina el instinto. La otra parte, llamada neocorteza, es más lenta y está a cargo del pensamiento racional. Nuestro cerebro sigue la lógica evolutiva: los rasgos que se requerían para la supervivencia se desarrollaron primero para huir. La lógica surgió mucho más tarde.
Si bien es importante confiar en nuestra intuición, también lo es pensar racionalmente
Durante una crisis, el centro del miedo es el primero en entrar en acción. Cuando detecta peligro, el sistema límbico entra en juego rápidamente, se basa en patrones para escapar de la zona sin razonamiento consciente. Si bien es importante confiar en nuestra intuición, también lo es pensar racionalmente para evitar una reacción exagerada.
La anomalía conductual más conocida es la aversión a las pérdidas. El dolor que sentimos por perder 100 euros es mayor que el placer que obtenemos por ganarlos. Atribuimos mayor importancia a las pérdidas actuales en los mercados que a las ganancias anteriores (y que pueden haberse acumulado durante muchos años). Este gráfico de Allianz Global Investors refleja muy bien esta asimetría:
Otra anomalía importante es el sesgo de encuadre. En la situación actual, nos centramos en todas las noticias negativas sobre el coronavirus, pero ¿también tenemos en cuenta las medidas que ya se han tomado o que es probable que se tomen? De hecho, se está haciendo mucho en términos de política monetaria y fiscal, y podemos esperar que se haga más en el futuro.
Si los bancos centrales de todo el mundo inundan los mercados con liquidez y reanudan las compras de bonos, se puede esperar que el entorno de tipos bajos o negativos persista. Para los inversores que buscan rentas, esto agravará el problema.
Al igual que Ulises se ataba al mástil para evitar sucumbir a la canción de las sirenas, los inversores deben comprometerse con una estrategia: ¿cuánto puedo soportar perder?, ¿qué beneficio espero y en qué horizonte temporal?, ¿cuáles son mis expectativas para el futuro?
Estamos en el momento adecuado para pensar en una asignación estratégica integral de activos financieros, bienes raíces, seguros, pensiones e incluso tu propio trabajo, ya que todos generan flujos de ingresos. Este segundo gráfico demuestra que es mejor ahorrar desde pronto y poco a poco que tarde y con mucha cantidad:
En este sentido, me alegra enormemente saber que los millennials se están lanzando a invertir, tal y como se desprende de este gráfico de la CNBC. Algunos de los principales brokers online de EEUU, como Charles Schwab y Robinhood, vieron crecer las nuevas cuentas hasta un 170% en el primer trimestre cuando las acciones experimentaron el mercado bajista más rápido y el peor primer trimestre de la historia:
Es importante contar con un abogado del diablo: alguien que discuta tus pensamientos contigo, los cuestione y te ayude a ampliar el enfoque con el que observas el mundo. También debes buscar información confiable y análisis que vayan más allá de la corriente principal y de las noticias diarias.
Como dice Ray Dalio: "Para tener éxito, debes apostar en contra del consenso y tienes que acertar".