La imagen de las colas de gente esperando para coger la comida que reparten varias ONG en España desmiente el discurso social del Gobierno. El coronavirus ha empobrecido a toda la sociedad española y mientras aumenta el ruido de las caceroladas de los barrios en los que vive la clase media que "más tiene", crece el número de personas que se acerca a distintos puntos de ayuda en busca de una bolsa con leche, patatas, cereales, zumos y galletas.
El Gobierno no quiere responder a la pregunta de cuándo recuperaremos la riqueza perdida en los últimos dos meses, pero un estudio de Freemarket Corporate Intelligence retrasa ese momento hasta finales de 2023.
La magnitud del desplome económico que ha provocado el confinamiento es impactante. Según estima el citado documento, en el segundo trimestre de este año, la economía española ha perdido todo lo ganado en los últimos 16 años, tras haber caído al mismo nivel del primer trimestre de 2004.
Se trata de un desplome que se mitigará con la reapertura parcial de los negocios y la industria, pero que dejará corta la estimación del Ejecutivo de que el PIB caerá en 2020 un 9,2%. La consultora que preside Bernaldo Lorenzo de Quirós considera que el hundimiento alcanzará el 14,2% este año. Y explica que ese cálculo está elaborado "de acuerdo con la propia metodología empleada por el Gobierno y utilizando sus propias proyecciones", que difieren de lo que se incluyó en el cuadro macroeconómico enviado hace ya casi tres semanas a Bruselas.
Según avanzan los días, el escenario macroeconómico se ensombrece más. Solo hay una cosa positiva: los economistas consideran que lo peor en términos de destrucción del PIB ya lo pasamos en abril, puesto que si hay una segunda o tercera ola de contagios los gobiernos y los sistemas sanitarios estarán más preparados para evitar que la pandemia vuelva a su punto de partida. Pero no por ello, el paisaje es menos preocupante.
Cada vez son más los economistas que consideran que las medidas de choque económico que ha puesto en marcha el Gobierno no van a ser suficientes para sostener la economía. Cuando en las primeras semanas de confinamiento, el Ejecutivo aprobó su línea de avales, la cifra inicial que Pedro Sánchez puso sobre la mesa fueron hasta 50.000 millones de euros.
Como buenos conocedores de los mercados y de las pymes y autónomos (sus clientes), fueron los bancos los que presionaron para aumentar esa cantidad hasta los 100.000 millones aprobados. A 19 de mayo, ya se han habilitado 84.000 millones de euros y no se descarta que sean necesarias nuevas líneas.
Las medidas de choque económico que ha puesto en marcha el Gobierno no van a ser suficientes para sostener la economía
No es descabellado pensar en que ese plan de choque económico que puso en marcha el Gobierno quede sobrepasado por la realidad, igual que ha ocurrido con las moratorias del pago de impuestos. Precisamente, una de las medidas que pactó el Ejecutivo con Ciudadanos este martes fue ampliar a cuatro meses ese aplazamiento.
Los avales del ICO forman parte del polvorín financiero que, junto con el social, amenaza con desencadenar esta crisis. El Banco de España ya ha pedido "prudencia" a la hora de financiar a las empresas sabedor de que muchas no superarán esta crisis. También se espera que la morosidad se dispare del 4,8% al 6%.
El temor a que esta crisis acabe convirtiéndose en un problema para la estabilidad financiera es cada vez más grande. No se puede olvidar que el riesgo del "rescate" a las pymes y los autónomos se comparte entre bancos -20%- y Estado -80%-.
En este sentido, Freemarket advierte que "España es junto a Italia el único Estado de la UE en el que la demanda de crédito ha caído".
Con la deuda pública encaminándose a superar el 120% del PIB y el déficit una vez más desbordado, la consultora llega a plantear un "horizonte en el que puede estar en cuestión la solvencia del Estado".
Y es que sin ingresos fiscales por el desplome de la recaudación en todos sus grandes tramos, España está cada vez más cerca de tener que pedir una ayuda europea que estará condicionada. Esta vez, no vendrán los hombres de negro a imponer "recortes". Ahora, los 'funcionarios tecnócratas' podrían llamarse las damas de blanco y traerán "una agenda de reformas". Pero no nos engañemos, serán dolorosas e implicarán recortes en muchas partidas. La factura de esta crisis habrá que pagarla y el esfuerzo será titánico por no haber acabado los deberes que quedaron pendientes con la última crisis.