El BCE no deja margen para la duda
El Banco Central Europeo (BCE) sigue determinado a ampliar sus estímulos tanto como haga falta para evitar tensiones en los mercados de crédito y de deuda pública. En su reunión del 4 de junio anunció un incremento de su Programa de Compras en la Emergencia Pandémica (PEPP) de 600.000 millones de euros, con lo que lo dota con 1,35 billones hasta junio de 2021. Reiteró además que lo utilizará de forma flexible en calendario, activos y jurisdicciones y dejó la puerta abierta a aumentar su cuantía tanto como sea necesario y durante el tiempo que sea necesario.
En la práctica, lo que pretende el BCE es retirar de circulación toda la deuda que se emita en 2020 y 2021 para financiar los inmensos déficits en los que están incurriendo los gobiernos por la caída de la recaudación tributaria y por el aumento del gasto y los subsidios.
Si al PEPP se suman las distintas partidas de su programa ordinario de Expansión Cuantitativa (APP), la autoridad monetaria ha anunciado hasta ahora que comprará más de 1,8 billones de euros de deuda corporativa, titulizaciones hipotecarias y bonos gubernamentales entre 2020 y el primer semestre de 2021.
El BCE pretende retirar de circulación toda la deuda que se emita en 2020 y 2021 para financiar los inmensos déficits
Destinará al menos un billón y medio a comprar deuda pública, en proporción al peso de cada economía. A la de España le corresponden unos 180.000 millones, cerca del 15% del PIB, en línea con el déficit estimado en 2020 y 2021. Mientras tanto, el Tesoro se sigue financiando holgadamente y puede (y debe) hacer uso de las facilidades de liquidez de la UE y del MEDE con la única condición de destinarlo a subsidios de desempleo y gastos sanitarios.
El resultado es que el banco central acabará retirando mucha más deuda neta que la que emita el Tesoro, presionando a la baja la prima de riesgo y disipando los temores a otra crisis del euro.
De esta forma, el BCE –que ya poseía casi 260.000 millones de bonos españoles a final de 2019, una cuarta parte del total- acabará 2020 con cerca de un tercio del 115%-120% de deuda sobre el PIB. En este sentido, la zona euro se está "japonizando", con una inmensa deuda pública que se acumula en el banco central y se refinancia a tipos de interés cada vez más bajos. En tanto que el déficit no se desboque estructuralmente, el nivel de deuda deja así de ser una amenaza inminente para la sostenibilidad fiscal.
La zona euro se está "japonizando", con una inmensa deuda pública que se acumula en el banco central
Es más, UBS prevé que el BCE reinvertirá indefinidamente intereses y vencimientos de su inmensa cartera además de mantener los tipos negativos o próximos al 0% a perpetuidad.
Un gigantesco esquema de transferencia silenciosa de rentas de los ahorradores a los deudores (a modo de "impuesto invisible sobre las fortunas") como única forma de hacer sostenibles la deuda pública y el estado de bienestar en economías tan débiles y envejecidas.
Tras la polémica sentencia de la Corte Constitucional de Alemania, la presidenta Lagarde defendió enfáticamente la necesidad y proporcionalidad de la Expansión Cuantitativa y la independencia del BCE. No perdió la oportunidad para dar la bienvenida al Fondo de Recuperación de la UE.
El BCE lleva varios años clamando que no le corresponde la política fiscal y que hace falta un esfuerzo coordinado que haga compatible la disciplina presupuestaria a nivel nacional y acometer las imprescindibles reformas e inversiones para elevar el potencial de crecimiento. Ya tiene lo que pedía.
Visto con perspectiva, está crisis está permitiendo, una vez más, que la Unión Europea avance rompiendo tabúes, inercias y resistencias. A falta de eurobonos, el BCE se aplica en la misión de "anestesiar" el problema de la deuda, absorbiendo la que se emita en periodos de crisis.
La UE por fin se dota de mayores recursos y capacidad de gasto, adoptando un papel más relevante en la política fiscal para impulsar la recuperación y revitalizar la inversión. Los estados quedan cada vez más como gestores del gasto corriente, obligados a mantener el déficit bajo control pero no a reducir obsesivamente la deuda. Ya se hace cargo de ella el BCE, que no está dejando margen para la duda.
*** Roberto Scholtes Ruiz es director de Estrategia de UBS en España.