Hace poco más de un año, Telefónica celebró sin saberlo la que sería su última junta de accionistas de la 'vieja normalidad'. José María Álvarez Pallete enfocó su discurso a explicar la "encrucijada" que afrontaba la compañía y prometió una transformación que impulsaría el valor de la multinacional y por tanto, la acción.
Lejos de haber subido, los títulos de la compañía han caído desde entonces. Pero esta vez, el presidente de Telefónica no recurrió a futuribles para prometer una subida de la acción sino que explicó el papel que la operadora ha jugado durante el confinamiento y va a seguir jugando en esta 'nueva normalidad'.
Según Álvarez-Pallete, "en unas semanas de confinamiento, las sociedades han avanzado en transformación digital lo que hubieran avanzado en un lustro en condiciones de normalidad". Esto significa que Telefónica ha viajado al futuro en cuestión de días para entrar en un escenario que hubiéramos podido imaginar para 2025.
Se vio en el volumen de tráfico para dar soporte al trabajo en remoto, los cumpleaños virtuales o el cine en casa. Un uso intensivo de la infraestructura de las comunicaciones que ha puesto en valor sus redes.
Lo que antes formaba parte de un discurso ha tomado forma ahora. Todo el mundo sabe hoy que España cuenta con la red de fibra más potente de Europa, después de que hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo sacara a relucir en uno de sus mitines para la pandemia de los fines de semana.
Lo cierto es que este país es el primero de Europa y el tercero de la OCDE en cobertura de fibra y el 4G llega a prácticamente la totalidad de la población española.
Esto que para muchos era antes un intangible, es ahora algo palpable. Falta que se lo crea el mercado con la suficiente fuerza como para impulsar la acción.
En esta tarea ha estado la ejecutiva de la compañía en los últimos meses acelerando procesos en tiempos de confinamiento. Desde que el pasado noviembre Telefónica presentó su plan estratégico, el equipo de Álvarez-Pallete se ha puesto en marcha para avanzar en los objetivos que prometió al mercado.
Llegó a la junta de accionistas con hechos. El más importante es la fusión entre O2 y Virgin Media en el Reino Unido, una operación histórica no solo por su valor (36.000 millones de euros) sino también por el handshake virtual con el que se cerró en el peor momento de la crisis del coronavirus.
Esto es algo que el presidente de la operadora quiso poner en valor con la portada que conserva del Financial Times del día siguiente al cierre de la integración y en la que conviven dos noticias: el anuncio de la peor recesión en siglos con su acuerdo con Liberty para esa integración.
La compañía también ha cerrado la venta de torres en Alemania a Telxius, ha organizado su estructura en Latinoamérica en una nueva unidad que ha avanzado para poder proceder a su segregación financiera y ha cerrado un acuerdo con Google y Amazon para avanzar en su negocio Tech, entre otros.
Ahora, solo le queda seguir acelerando esta estrategia y esperar a que el mercado depure las 'distorsiones' que ha generado la pandemia en las bolsas de todo el mundo. La 'nueva normalidad' puede ser una oportunidad para Telefónica y el resto del sector si sigue adelante con sus deberes y fortaleciendo su flujo de caja con el crecimiento que suponen para su negocio, las oportunidades de las nuevas formas de relaciones sociales, de control de aforos a las playas y de trabajar desde casa.
La compañía afronta un 2020 relativamente cómodo en términos financieros porque podrá seguir reduciendo deuda con la venta de activos y no tendrá que pagar por las frecuencias del 5G en Alemania y en España hasta el próximo año.
Y eso es lo que vino a decir Pallete a sus accionistas: "No somos inmunes a esta situación, pero nuestro negocio es más resistente que otros". Veremos si el mercado se lo reconoce.