"You never give me your money you only give me your funny papers", Paul McCartney, John Lennon
Un Gobierno reformista no debería temer a las reformas. Cuando un gobernante tiene un firme compromiso con los cambios estructurales, la competitividad y el fortalecimiento de la economía, no teme el escrutinio de sus socios ni rechaza acuerdos que revaliden ese compromiso.
El fracaso de la gira europea de Sánchez se enmarca en dos enormes errores: No haber presentado ante los socios a los que quería convencer un plan serio y detallado de estabilidad presupuestaria y negarse a que se monitoricen las ayudas.
¿Qué pretendía el Gobierno, que los países responsables le diesen carta blanca porque sí?
¿A quién se le ocurre ir a una reunión con otros Gobiernos sin una memoria económica, un plan serio y detallado que solvente las dudas sobre nuestra credibilidad?
¿Qué problema puede tener el Ejecutivo en que la Unión Europea monitorice las ayudas si vamos a dirigir los fondos de manera eficaz y transparente?
Lo peor de la gira de Sánchez es que seguramente el presidente y su batería de asesores pensaron que nuestros socios, incluidos los socialdemócratas, pero no despilfarradores suecos, iban a caer rendidos ante el carisma infinito del líder español y cambiar de opinión al recibir la luz del núcleo irradiador.
Seguramente el presidente y su batería de asesores pensaron que nuestros socios iban a caer rendidos ante el carisma infinito del líder español
Un Gobierno serio y comprometido con las reformas estructurales no solo estaría encantado de recibir el escrutinio de otros socios comunitarios, sino que se habría presentado proactivamente con un plan de reformas que cimentara su credibilidad.
Sin embargo, nos encontramos que la postura del Gobierno español es muy diferente. Ofrecerá, como reflejaba Invertia el viernes, tomar una cantidad menor de ayudas a cambio de que no le pregunten para qué se van a usar.
Piénsenlo un momento. Un Ejecutivo que habla de la urgencia de las ayudas y de la importancia de maximizar las mismas se presenta ante los países de la Unión Europea con la maravillosa oferta de recortar los fondos que vamos a recibir los ciudadanos y empresas a cambio de que no le pidan cuentas.
Es mucho más que una irresponsabilidad. Es una inmoralidad.
Es todavía peor. Porque lo que Sánchez intenta es crear el falso argumentario de que están evitando "a la Troika”. Un engaño a todos los contribuyentes cuando en la Unión Europea se están dando todas las facilidades para fortalecer a las economías y mantener el gasto esencial.
Lo que nadie va a aceptar es que un Gobierno que ha disparado el déficit un 24% con ingresos récord y duplicado el gasto gubernamental acuse a sus socios de insolidarios.
Otro de los asuntos que realmente enervan a cualquier contribuyente es la inacción y falta de iniciativa ante los fondos europeos. Se repite una y otra vez que nos va a llover el dinero y, además de ser falso, no se está haciendo nada en cuanto a presentación de proyectos.
Parece que el Gobierno ignore que el Fondo de Recuperación es para el sector privado y público, no solo para el estado, y que hay que presentar proyectos serios y concretos para recibir esos fondos.
Nadie va a aceptar que un Gobierno que ha disparado el déficit un 24% acuse a sus socios de insolidarios.
Al rechazar cualquier escrutinio y auditoría del uso de los fondos europeos, el gobierno reconoce implícitamente que tiene la intención de usar ese dinero para gasto político y clientelar.
Ya avisamos el año pasado del error de fiarlo todo a la política monetaria y al aumento de ingresos eterno. Ambos errores nos llevan a un problema de medio y largo plazo que excede en mucho el episodio de los fondos europeos.
Primero, el Fondo Europeo, incluso si se implementa según lo anunciado, supondría un máximo desembolso para Italia y España de 5.000 millones de euros en 2021 y 22.000 millones en 2022.
Es decir, que en el mejor de los casos no se genera el más mínimo impacto real sobre un déficit desbocado que la propia AiREF ya calcula en el 14,4% del PIB en 2020 y que, en nuestras estimaciones, no bajaría del 8,5% en 2021. Estamos hablando de un déficit esperado entre 2020 y 2022 de mas de 250.000 millones de euros.
Segundo, las subidas de impuestos al trabajo de 2018 y 2019 no solo no han mejorado el déficit en tiempos de bonanza, sino que lo han empeorado durante la crisis.
Pretender "recaudar más"subiendo impuestos es simplemente hilarante cuando los beneficios empresariales de 2022 seguirán por debajo de 2019, cuando SP Ratings alerta de un enorme aumento de los créditos morosos y a la vez se retrasa la recuperación del empleo.
La batería de subidas de impuestos que anuncian solo está poniendo escollos a la recuperación y no recaudarían en el escenario más optimista ni un 5% del déficit anual.
Se van a tener que tomar medidas serias en el gasto rápidamente. Si no recortan el gasto innecesario, subvenciones cuestionables y duplicidades en 2020, nos vamos a encontrar con verdaderos recortes de todo en 2021 o 2022.
La batería de subidas de impuestos que anuncian solo está poniendo escollos a la recuperación
El fracaso de la gira de Sánchez no es un fracaso de Europa. Es la constatación de que el proyecto europeo solo se va a reforzar si se convierte en una unión donde la solidaridad se da con responsabilidad y donde la fuerza viene de la gestión prudente de los mal llamados "frugales"-mejor dicho, responsables- que es lo que tenemos que adoptar todos.
El ejemplo de Suecia al rechazar la irresponsabilidad del Gobierno de España demuestra que la socialdemocracia no es despilfarro y que la solidaridad no es donación.
Habrá Fondo de Recuperación, tendrá condiciones y será bueno que las tenga. Ni el Fondo de Recuperación es la solución a los problemas estructurales españoles ni las condiciones deberían llegar de fuera. Las tendríamos que presentar nosotros, mostrando que somos socios fiables y comprometidos con la estabilidad presupuestaria.