Mi tuit del viernes era éste: “Está todo el mundo como loco porque se decidió parar la economía española y el PIB cayó un 18,5% en el 2º trimestre. Pero, ¿es que alguien esperaba otra cosa? Claro que Alemania, -10,1% y EEUU, -9,5%. Pero es que cerraron menos tiempo. Y están aplicando más estímulos. ¡Ay! Si cuando el aviso del Mobile...”
Es verdad que Alemania y EEUU son países más ricos, pero todo el mundo sabe que cuando no se tienen los recursos que tienen otros, hay que aguzar el ingenio. Y, a veces, ni siquiera el ingenio tiene que ser excesivo: si todo el mundo de las nuevas tecnologías pone pies en polvorosa a mediados de febrero pasado, y no como decisión precipitada, sino tras muchas cavilaciones y cálculos de los costes que para organizadores y participantes tendría esa decisión, difícilmente se puede decir que “nadie lo vio venir”. El Mobile lo vio venir.
Y si, además, la decisión de los organizadores libera al gobierno de tener que tomarla él e incurrir en los costes asociados, solo puede pensarse que el Ángel de la Guarda de España (no Marcelo, que es el ángel de la guarda del exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sino el de España toda) estaba alerta mientras los dirigentes dormían. Y si alguien duda de que ese Ángel de la Guarda existe, solo tiene que pensar en que, si el “Comité de Expertos” existió y ha desaparecido, no hay razón para pensar que al Ángel de la Guarda no le haya podido pasar lo mismo.
Al fin y al cabo, que todo eso sucediera cabe dentro de la interpretación materialista de la historia, ya que el propio Carlos Marx decía que “todo lo que es sólido se desvanece en el aire”. Aunque, como no sabemos si la naturaleza de ángeles y expertos era sólida, finalmente, Marx, tan útil a veces, no nos sirve de gran ayuda en esta ocasión.
El caso es que la caída del PIB del 18,5% en el segundo trimestre nos pilla sin ángeles y sin expertos. Sin Feria y sin escudella.
Mientras yo enviaba mi inocente tuit, un malvado anglosajón, también en Twitter, enviaba otro realmente malintencionado: “El PIB de España cae un 18,5% trimestral que es una caída de un 55% anualizado. Es decir, cae hasta los niveles de 2002”.
Hay que recordar que la caída anualizada del PIB de EEUU en el segundo trimestre fue del 33% y para los de Alemania o Francia salen cifras igual de disparatadas: la caída del PIB de Francia se sitúa en 13,8% trimestral, cifra que, anualizada, tampoco se queda corta.
Pero eso de anualizar las oscilaciones del PIB es una costumbre americana que en Europa nadie suele seguir, salvo que quiera titulares escandalosos. Como si fuera poco una caída trimestral del 18,5%... O del 22% si añadimos la caída del primer trimestre.
Así, podríamos seguir asuntándonos vanamente por hechos del pasado que se pudieron evitar en buena medida, pero a los que las mentes preclaras de la mayor parte de los gobiernos prefirieron cerrar los ojos confiando en que no se cumpliera el conocido dicho de Philip K. Dick de que "la realidad es eso que, cuando dejas de creer en ello, no desaparece". Probablemente la soberbia de los que mandan les lleva a otra conclusión del mismo autor: "el mundo en que vivimos no está a la altura de mis estándares".
Ahora solo queda repetir lo dicho aquí muchas veces. Dado que la temporada turística está perdida y eso hará que la V española vaya a ir con mucho retraso, solo queda hacerle al sector la cuenta de resultados de este trimestre desde las Administraciones Públicas y salvarlo de ese modo de estar reducido, cuando se inicie la temporada turística de 2021, a un 85% de lo que era en 2019.
Y hay muchas maneras de ejecutar eso. Alguna de ellas, a la desesperada. Por ejemplo, reembolsando los gastos de hotel y avión a quienes mantengan su reserva de vacaciones en España, sean británicos o no. Igual ya no serviría de mucho a estas alturas, pero mantendría el pabellón del turismo español erguido y dispuesto a seguir ocupando el segundo lugar del mundo en ese terreno, como antes.
Y es que a veces parece que no se piensa en el futuro. Esta semana, con muy buen criterio, una señora inglesa con muchos años de residencia en España y ligada al sector del turismo decía en la televisión: “lo peor de que alguien haga sus vacaciones en otro lugar este año es que, probablemente, querrá repetir en ese otro lugar el año que viene, si la experiencia ha sido buena”.
Es la lucha por la vida. Quien lo dude que pregunte en Grecia donde están barajando bajar al 7% el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas a los jubilados británicos que establezcan allí su residencia. Mientras tanto, aquí todos quejándose del “dumping fiscal” de otros países, incluso del de alguna comunidad autónoma…
El panorama se ha vuelto un poco más sombrío para la creación de empleo en EEUU. Con los datos de los primeros 17 días de julio el número de personas que cobran la prestación por desempleo se ha incrementado en casi un millón, lo que hace que, desde primeros de mayo, solo haya bajado en siete, y no ocho, millones el número de personas desempleadas que se puede detectar por esa vía.
Pero tampoco hay que alarmarse demasiado. A pesar de que el oro haya subido mucho de precio y de que el precio de la plata se haya disparatado, también. No hay que creerse que sean activo refugio ni nada por el estilo. Al menos, no en estas circunstancias.
Normalmente los argumentos que explican por qué el oro o la plata suben de precio siempre son “ad hoc” y no tienen un carácter general ya que están plagados de contraejemplos. Las Bolsas, con todas las dudas que plantean, son, por ahora un argumento mucho más fiable: han subido y se mantienen a la espera de que los datos futuros confirmen las valoraciones a las que han llegado.
En algún caso, como en el de los índices de las empresas tecnológicas, ya sabemos que descuentan un hecho cierto: la pandemia ha acelerado en extremo la conversión de las economías al “todo digital”. Y, como todo va a ser digital, alguna de las ideas que circulan por las digitales redes sociales habría que cazarlas al vuelo.
Al menos un empresario de éxito se le ha convertido él solito al Gobierno en todo un “comité de expertos” unipersonal y le ha recomendado que dé incentivos fiscales a quien se establezca para teletrabajar desde España. Se trata de Martin Varsavsky, que vive en Menorca y afirma, metafóricamente, que paga por una buena vivienda aquí lo que tendría que pagar en Londres solo por un cuarto de baño pequeño.
Otro empresario, Jesús Encinar, fundador del Idealista, aporta parecidas y constructivas ideas. Con la ventaja de que, como ambos se expresan en las redes sociales, son expertos digitalizados y casi desmaterializados. Ideales a la hora de hacerlos volatilizarse. Ideales para un mundo sólido que se desvanece en el aire.