La fuerza invisible del sistema sanitario
La advertencia de los organismos internacionales sobre el riesgo de una emergencia mundial causada por una enfermedad infecciosa no ha podido evitar el colapso del llamado Estado del Bienestar, desbordado ante una situación de crisis sin precedentes.
Un virus de apenas 160 nanómetros de diámetro ha puesto en jaque al planeta y forzado la privación de movimiento de millones de personas, un parón con durísimas secuelas económicas y sociales.
La pandemia ha removido nuestras vidas, obligando a la vieja Europa a idear a marchas forzadas soluciones para compensar las insuficiencias de los sistemas de salud, que aún están asimilando el boom demográfico y los niveles históricos de pacientes crónicos y dependientes.
Uno de los primeros países en darse cuenta de ello ha sido Francia. Con una población de 70 millones de habitantes, golpeada por el mix demográfico descrito, el Gobierno ya lanzó el pasado año una campaña para inmunizar masivamente a la población desde las farmacias.
Portugal ha abierto un grupo de trabajo gubernamental para analizar la experiencia sobre el reparto de medicamentos en la crisis, enfocada a las preferencias de los pacientes
Una forma rápida y con garantías sanitarias de desviar tráfico de los centros de salud. El éxito de respuesta ha sido tal que la farmacia ya forma parte de la estrategia nacional de salud, y las autoridades avisan de que tendrá nuevos cometidos.
Alemania también ha movido ficha. A partir de julio de 2021, todos los ciudadanos contarán con una app móvil, desde la que podrán asignar su historial médico -incluidos resultados de pruebas - a una farmacia, dando por hecho la plena colaboración entre médicos y farmacéuticos. Una solución que trae beneficios a gran escala como la posibilidad de renovar recetas sin necesidad de una visita física al consultorio, y el seguimiento continuo del tratamiento.
Más cerca de España, nuestros vecinos portugueses nos siguen dando lecciones de cómo maximizar recursos. Con tensiones demográficas mucho menores a las de los gigantes europeos, Portugal ha abierto un grupo de trabajo gubernamental para analizar la experiencia sobre el reparto de medicamentos en la crisis, enfocada a las preferencias de los pacientes.
Tras este análisis, implementarán en su sistema de salud protocolos para acercar la medicación hospitalaria a los ciudadanos, a través de las boticas. Nuevamente, un ejemplo de ahorro de costes y desplazamientos.
Europa camina hacia un sistema integral de atención sanitaria, basado en el intercambio transparente de información de todos los agentes que proporcionan atención sanitaria a los pacientes
En Reino Unido la pandemia ha revitalizado a la farmacia, y ha quedado claro que no es lo mismo comprar unos analgésicos en un supermercado (está permitida la venta de medicamentos genéricos en estos establecimientos), que hacerlo en una farmacia.
Para el 89% de los británicos (encuesta de la National Pharmacy Association NPA) las boticas han tenido un “papel crucial” en la pandemia, ofreciendo claridad sobre las medidas de prevención y solucionando problemas de salud del día a día. Su rol asistencial es tan claro que el Gobierno ha anunciado un plan de inversiones para evitar cierres generalizados a consecuencia de la crisis.
La oposición ha cerrado filas sobre este asunto, tildando de “vergüenza nacional”, en palabras del conservador Bob Seely, si las farmacias se vieran obligadas a cerrar después de haber permanecido abiertas para servir al público durante la crisis Covid-19.
Europa camina hacia un sistema integral de atención sanitaria, basado en el intercambio transparente de información de todos los agentes que proporcionan atención sanitaria a los pacientes. Este modo de abordar la salud es el único que garantiza juicios sanitarios basados en la evidencia y sistemas públicos sostenibles.
*** Eduardo Pastor es presidente de Cofares