No contaba el Gobierno de coalición de izquierdas con que de la moción de censura saldría un Congreso más moderado. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acudieron a escuchar el 'chaparrón' de errores que han cometido en la gestión de la pandemia con la idea de salir del Hemiciclo con un escenario de crispación que fortaleciera su alianza. Pero el giro inesperado del PP ha golpeado su estrategia de confrontación.
Digan lo que digan quienes han querido ver en el "no" a Vox un "sí" a Sánchez, el presidente del Gobierno tiene que medir ahora más sus guiños a la izquierda si no quiere abandonar ya del todo el centro político que decantará las primeras elecciones generales de la 'nueva normalidad'.
Es en este inesperado escenario político, en el que el Gobierno de coalición tendrá que mostrar la próxima semana sus cartas para los Presupuestos. El proyecto de Ley que en la 'vieja normalidad' marcaba el destino de una legislatura, debería estar listo en los próximos días, si esta vez se cumplen los planes del Gobierno.
Sin embargo, las conversaciones para los últimos flecos de la negociación presupuestaria entre PSOE y Unidas Podemos han topado con la España de la moderación.
"Las conversaciones para los últimos flecos de la negociación presupuestaria entre PSOE y UP han topado con la España de la moderación"
Con Pablo Casado virando al centro derecha e Inés Arrimadas entregada al 'voto útil', la idea de Iglesias de presentar un Presupuesto a la medida de los socios de investidura y con múltiples guiños a su electorado tiene menos posibilidades de triunfar que hace una semana.
Habrá subida a las rentas más altas en el IRPF, pero se complican otros planes de Nacho Álvarez, como la subida del IPREM (indicador público de renta de efectos múltiples) que se utiliza como indicador para la concesión de ayudas y subvenciones. Y por tanto, lleva aparejado un considerable aumento del gasto.
También es hoy más difícil que Sánchez ceda en otra de las aspiraciones de Iglesias: utilizar la negociación de estas cuentas públicas para sacar adelante su ansiado control de los precios del alquiler.
Frente a la política de vivienda que el partido morado ha implantado ya en Cataluña y quiere exportar al resto de España, Casado recordó en el Congreso su idea de proteger la propiedad privada. Algo que no es baladí en un país en el que el 99% de los arrendatarios son particulares (votantes) y el 76% de la ciudadanía tiene una vivienda en propiedad.
Por si esto fuera poco, la lupa con la que la Unión Europea mirará estas cuentas tras el tirón de orejas a Sánchez por su frustrada reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) hará que María Jesús Montero tenga que ceñirse más a la ortodoxia. Su suerte es que ser "ortodoxo" ahora no pasa por reducir el gasto para controlar el déficit.
La advertencia de Salvador Illa de que nos esperan meses muy duros por delante en el terreno sanitario, puede extrapolarse a la economía.
Tras la fuerte caída del PIB que sufriremos en 2020, las proyecciones para el próximo año no son optimistas ante la dureza con la que está golpeando el virus. Tanto es así que BBVA Research ha sido el primer organismo en revisar a la baja sus expectativas para 2021 con un avance del PIB de entre el 5 y 6%.
La economía marcará la agenda electoral de los próximos meses. Y los españoles no están para experimentos.