Hace algunas semanas, en estas mismas páginas, hacía un balance del mes de septiembre, calificándolo como “septiembre negro” y vaticinando un nuevo mes caótico. Ya se me han acabado los colores para poder calificar al mes de octubre. No sólo por los datos objetivos de la pandemia, que paso a continuación a describir, sino por el conjunto de sensaciones y sentimientos que parecen haberse acumulado en torno a la evolución de la pandemia.
1. Situación mundial
En la "Tabla 1" presento, para el mundo y para un conjunto de países relevantes, el balance del mes de octubre comparándolo con agosto, un mal mes que confirmaba la segunda ola en muchos países y con ese “septiembre negro”, que para muchos iba a marcar el “pico” de la segunda ola y el inicio de una desescalada, aunque fuera gradual.
Utilizo el día 30 de octubre para que los datos sean homogéneos en todos los países. España, por ejemplo, solo tiene registros hasta el día 30 porque se mantiene la mala constumbre, iniciada en verano, de no porporcionar los datos del fin de semana, pese a que la gravedad de la situación actual requeriría una monitorización diaria.
Lo primero que llama la atención es que, el mundo en su conjunto, ha sufrido en octubre un notable deterioro, con cerca de 12 millones de casos nuevos, 3 millones y medio más que en septiembre.
Ello supone que, en media en octubre, en el mundo ha habido casi 400.000 casos diarios nuevos. Y, lo que es peor, la situación ha ido de menos a más, pues en los últimos días del mes se ha superado ampliamente el medio millón diario.
Si consideramos a Europa como todo el continente excepto Rusia y Turquía, la situación en octubre ha sido dramática. Con prácticamente 4 millones de casos nuevos en este mes, ha más que triplicado los valores de septiembre, que a su vez ya habían duplicado los de agosto. El resto del mundo sin Europa también ha empeorado en octubre, con cerca de 8 millones de nuevos casos, medio millón más que en septiembre.
Si miramos el grupo de países líderes en la pandemia, los “sospechosos habituales” señalados en naranja, destaca el deterioro de EEUU, que en septiembre empezó a moderar sus registros, pero que en octubre parece haber entrado en una tercera ola.
Casi todos los países europeos han batido en octubre sus máximos diarios de la pandemia.
Por el contrario, la India, que en septiembre parecía ser el epicentro global de la pandemia, superando con creces a Europa y EEUU, ha mejorado significativamente sus datos, situándose por debajo de EEUU en el flujo mensual de infectados. También ha mejorado mucho Brasil, el tercer país más golpeado por la pandemia, que ha reducido su flujo mensual a casi la mitad con respecto al mes de agosto.
Por el contrario, en Rusia y Argentina, la situación ha empeorado de forma preocupante. Argentina se convierte en el segundo país más afectado de América Latina, tras Brasil, ha adelantado a México y Perú y, junto con Colombia, ha ingresado en el “selecto” club de países con más un millón de casos. Rusia, afectada por la evolución de sus vecinos europeos, ha más que duplicado en octubre unos datos que ya eran malos en agosto.
2. Situación en Europa
Como decíamos antes, Europa se ha confirmado como el epicentro mundial de la pandemia. De representar en agosto un 8% del flujo mundial de casos ha pasado a representar el 35% de dicho flujo en octubre.
Casi todos los países europeos han batido en dicho mes sus máximos diarios de la pandemia. Algunos, como Bélgica, Polonia, Ucrania, Austria o Chequia, que apenas habían tenido una primera ola, han sufrido con dureza la segunda, superándola en número de casos, ingresos hospitalarios y fallecimientos.
Pero dentro de Europa, destacan dos países, Francia y el Reino Unido. Mirando los datos con una cierta perspectiva, lo sorprendente es que el 31 de julio, con 188.000 casos, Francia tenía menos casos acumulados que Alemania e Italia, y no digamos que España y Reino Unido, que iban a la par en esas fechas con 300.000.
Pero desde entonces todo ha ido mal en nuestro país vecino. En agosto, como recoge la Tabla 1, tuvo cerca de 100.000 casos, sólo superado por España. En septiembre escaló, de la mano de España, a los 300.000 casos.
Pero es que en octubre, con cerca de 800.000 nuevos casos, no sólo ha sido el líder europeo, sino que ha desbordado incluso a Brasil, conviertiéndose en el tercer país del mundo en el flujo mensual de nuevos infectados.
Si los españoles estamos sorpendidos por la virulencia de la segunda ola desde el verano, en Francia deben estar anonadados. Cada vez tenemos más preguntas sobre qué está pasando en nuestros países, pero no recibimos respuestas convincentes.
En el Reino Unido tampoco han ido bien las cosas en Octubre. Con más de medio millón de casos nuevos ha superado a España en el flujo mensual y, en el último día del mes, alcanzó la terrible cifra psicológica del millón de casos acumulados, ingresando en ese triste club de nueve países, cuatro de ellos europeos.
En el "Gráfico 1" presento al evolución temporal de los casos en el mes de octubre para los cinco grandes países europeos. Italia, que iba relativamente bien en la segunda ola, con menos de 50.000 casos en septiembre, ha multiplicado por más de 7 sus casos en octubre.
Alemania, que sigue mostrando buenos datos absolutos, ha multiplicado por casi 5 sus nuevos infectados en este mes. En el balance del mes pasado señalaba a Francia y Reino Unido como los países más preocupantes por su ritmo de crecimiento. Y así ha ocurrido en octubre.
Ahora toca llamar la atención sobre Alemania y, sobre todo, Italia. Si no toman medidas drásticas, podrían seguir la estela de España y Francia en noviembre.
3. Situación en España
De la lectura de la sección anterior, el lector ha podido llevarse la impresión de que la situación de España no es tan mala. Sería una impresión errónea.
Es cierto que el ritmo de aumento de casos en octubre no ha sido tan explosivo como en otros países europeos. Pero es que en España llueve sobre mojado.
Con 416.000 nuevos casos, nuestro país ha aumentado en más de 100.000 los ya horribles registros del “septiembre negro”, y ha triplicado los casos de agosto, un mes en el que España ya asombraba al mundo al mostrar un flujo de casos cercano a los 140.000, un registro parecido al que tuvo en ese mes Rusia, uno de los países líderes en la pandemia.
Hemos sido el primer país de la UE en ingresar en el “club del millón” y hemos generado cantidad de literatura mundial sobre los motivos de nuestra segunda ola.
Nuestro país ha aumentado en más de 100.000 los ya horribles registros del “septiembre negro”.
Hay dos gráficos que resumen bien la situación reciente de la epidemia en España. En el "Gráfico 2", presento la tasa de crecimiento diario de los datos en España y su tendencia. Lo que parecía el pico de la segunda ola, a principios de septiembre, se ha revertido en octubre de forma explosiva, y la tendencia vuelve a mostrar un crecimiento exponencial, con tasas medias de crecimiento del 2%. Alguien puede preguntarse por qué ese 2% es una tasa preocupante. Hay dos formas de responder a esa pregunta:
La primera, la comparación internacional. A estas alturas de la pandemia, con más de un millón de casos acumulados, un crecimiento del 2% es muy superior al que registran los peores países como EEUU (+0,8%) o la India (+0,7%). Y, la segunda, desde una perspectiva “histórica” de la pandemia en nuestro país, no veíamos tasas del 2% desde mediados de abril. Por ejemplo, cuando a finales de abril se anuncia la desescalada “gradual y asimétrica”, el crecimiento del número de casos era el 0,8%.
Para completar la ilustración de la situación española, en el "Gráfico 3" presento la serie de los infectados con inicio de síntomas en los últimos 7 días. Es decir, de todos los positivos, se excluyen a los asintomáticos y a los que empezaron con síntomas más de una semana antes del resultado del test.
De esta forma nos quedamos, según nos decían los expertos del CAES, con la forma más “fresca” de caracterizar la evolución de la pandemia. El gráfico ya alertaba a primeros de octubre una aceleración de la tendencia, cuando los portavoces del CAES hablaban de una “estabilización”. Desde entonces, su evolución ha sido exponencial y no da muestras de suavización.
4. El final de la esperanza
La evolución de la pandemia y la respuesta política a la misma ha producido una gran desazón en la población. Y ello por varios motivos. A principios de octubre, en un programa de televisión de máxima audiencia, el responsable del CAES nos daba la primicia de que a finales de este año habría una vacuna, con lo que la pandemia quedaba liquidada. Mucha gente se ilusionó con esta promesa.
Unos días después se anunciaba que la curva de la pandemia había llegado a una “meseta” y podría empezar a disminuir. Pero, apenas 20 días después, el Presidente del Gobierno anunciaba que la situación era “extrema” y proponía un estado de alarma para nada menos que 6 meses. Ni vacuna ni meseta.
Mucha gente se pregunta cómo ha podido cambiar la precepción oficial de una forma tan brusca cuando, como hemos visto en los datos, el problema venía desde muy atrás, desde julio. Las batallas políticas entre el Gobierno y la Comunidad de Madrid y entre buena parte de las fuerzas políticas, han aumentado la desazón y perjudicado la imagen internacional de España. Pero hay más motivos para la desesperanza.
Para ese 70% de la población que está preocupada y quiere que se tomen medidas drásticas, aunque sean con un plazo corto de 10-14 días, la impresión es que se ha tirado la toalla. Hay dos fuerzas contrapuestas que invitan al desánimo. Una, la de los defensores de la idea de la “inmunidad de rebaño”, el modelo Bolsonaro, que invita a la inacción o a medidas de placebo, excepto quizás el confinamiento de la población de más edad, que llevan meses en una suerte de arresto domiciliario muy injusto por lo prolongado.
La otra fuerza no piensa tomar las medidas hasta que no se llegue a una saturación clara del sistema sanitario, en especial las UCI. Es decir, ir “por detrás de la curva” y, solo poner medidas cuando no quede más remedio, aunque sea en el peor momento y con una duración mucho más larga.
Invitar a los jóvenes a que se reúnan en las casas hasta las 6 es otra bomba de relojería.
El confinamiento perimetral es poco efectivo, sobre todo si se trata de perímetros amplios, en extensión o en población. Como Madrid, con cerca de 7 millones de habitantes o como Castilla-León con 100.000 km2 de extensión. Los toques de queda a las 12 de la noche tampoco parecen serios.
En el fondo, no hay medidas que cambien significativamente la movilidad y los contactos. Que se pueda ir a trabajar y llevar a los niños al colegio, pero no a lugares de ocio, tampoco se entiende.
La sensación que tiene el sector de restauración y hostelería es que las medidas se centran en ellos, cuando no está claro que sean el origen de buena parte de los contagios. No les falta razón. Invitar a los jóvenes a que se reúnan en las casas y se queden ahí hasta las 6 de la mañana es otra bomba de relojería que irrita a los sectores más afectados por las restricciones.
El control de fronteras sigue brillando por su ausencia, excepto de forma parcial en Canarias. Se ha tirado la toalla con el rastreo en general y con la aplicación Radar-Covid en particular. Los centros de atención primaria están saturados y no permiten la presencia de pacientes sin cita previa, una cita muy difícil de conseguir. Nadie entiende por qué sigue siendo tan complicado el testeo en el sector público y tan caro en el sector privado.
La sucesión de medidas, cambiantes y erráticas, desde el verano hasta hoy, han terminado de confundir a los ciudadanos. Pero lo peor, es que parece que no han servido para nada, a juzgar por los datos. Y mientras tanto, los países de nuestro entorno optan por tomar medidas drásticas, generando la sensación de que, de nuevo, vamos a llegar tarde. Winter is coming…
Miguel Sebastián - Universidad Complutense e ICAE