La suerte está echada
Cuando se publique este artículo la suerte estará echada. Los norteamericanos estarán camino de las urnas y pronto sabremos quién dirigirá el destino de la primera potencia económica y militar del mundo. Tratemos pues de hacernos una idea de cómo afectará a nuestras inversiones.
Digo que lo sabremos pronto, pero probablemente digo mal. El primer problema que nos podemos encontrar es un resultado muy ajustado. Y eso no le sentaría nada bien a los mercados. Baste recordar la tensión que generó el largo recuento adicional que tuvo que realizarse cuando se enfrentaron George Bush y Al Gore.
Superado el posible trance y con un presidente asentado en el despacho oval, más que analizar lo que ocurrirá si el inquilino sigue siendo Trump, aporta más valor analizar qué pasaría si gana Biden. Y no lo digo porque dé por hecho que gane, sino porque ya sabemos cómo puede afectar a la bolsa una presidencia de Donald Trump.
Cuatro años son suficientes para hacernos una idea, que podría resumirse en “resultado positivo … para quien sobreviva al riesgo de infarto”. Además de un paraíso para los “traders” (inversores de corto plazo), que hacen su agosto comprando cuando Trump pone al mundo en vilo y vendiendo cuando llega a un acuerdo con el enemigo de turno. Pero el resultado final de cuatro años de presidencia de Trump es una fuerte subida bursátil. Eso es indiscutible.
La mayor incertidumbre que aporta Biden es su avanzada edad. Que pudiera tener que ceder la presidencia a Kamala Harris. Eso sí que podría ser una importante fuente de incertidumbre. Pero cada cosa a su tiempo. De momento ya le hemos visto gobernar. Fue vicepresidente con Obama y no fue un vicepresidente florero. Trabajó muy de cerca con él y se convirtió en uno de sus principales asesores.
Todo puede cambiar, pero hoy estamos ante el mismo político profesional, pragmático y no especialmente radical que gobernó con Obama. Y recordemos que el periodo Obama fue muy bueno para la bolsa norteamericana. A mí me preocupa un poco la capacidad de liderazgo de Biden, pero eso no deja de ser una opinión personal.
Más que una mala noticia para la tecnología, la llegada de Biden al poder podría ser una buena noticia para otros sectores.
Si gana Biden, los mercados podrían tener un problema a corto plazo: los confinamientos. Si cumple su palabra será más estricto en aquellos que dependan del gobierno federal, lo que tendría un efecto inmediato negativo sobre la economía. Ahora bien, si todo va como previsto, a lo largo de los próximos meses empezará a hablarse de vacunas y vacunaciones, lo cual es música para los oídos de los mercados y podría compensar el mal trago de los confinamientos. Especialmente las noticias sobre vacunación de la población de riesgo, porque quitará presión a los hospitales, que es lo que fuerza a los políticos a realizar confinamientos.
Entrando en el terreno de lo concreto y muy especialmente en mí “negociado”, el diseño de carteras formadas por fondos de inversión, sí que podríamos ver cambios significativos, tanto a nivel sectorial como en cuanto a tipo de fondos. Y no me refiero a que vaya a ser un desastre para los fondos que invierten en tecnología, como dicen muchos analistas.
Tengo muchas dudas de que Biden vaya a revolverse contra los principales financiadores de su campaña, contra quienes le habrían ayudado a alcanzar la presidencia. De hecho, no me extrañaría nada que fuera Trump el que, de ganar, tratara de cortarles las alas, como venganza por el apoyo de Silicon Valley al candidato demócrata.
No olvidemos que lo que de verdad mueve el mercado norteamericano es la Reserva Federal de los Estados Unidos y la actitud de los consumidores.
Más que una mala noticia para la tecnología, la llegada de Biden al poder podría ser una buena noticia para otros sectores. Y no solo la ecología, lo cual sería evidente, sino todos aquellos que se beneficien de una política de fuerte incremento del gasto público. Tanto él como Trump querrán poner todos los medios a su alcance para una rápida recuperación económica, pero un presidente demócrata tiene a su favor que su base electoral no pone reparos a un incremento aún mayor del gasto público, mientras que Trump tendría que ir con más cuidado.
La rotación sectorial podría ser importante a la hora de gestionar una cartera de fondos porque podría haber cambios en los líderes, en el pelotón y en el pelotón de cola, es decir, los fondos “de valor”. Y, muy importante: podríamos ver un resurgir de los fondos que invierten en pequeñas y medianas empresas norteamericanas.
Pero, sobre todo, no olvidemos que lo que de verdad mueve el mercado norteamericano es la Reserva Federal de los Estados Unidos y la actitud de los consumidores. Y, en esta ocasión, también los programas de estímulo gubernamentales.
Para las bolsas lo fundamental es que la Reserva Federal sea “generosa” y mantenga su proceso de estímulo monetario hasta estar totalmente segura de que se produce la recuperación. Así mismo, es fundamental que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo para un nuevo programa de estímulo económico.
Si además el pueblo norteamericano decide que está harto de confinamientos y que lo que quiere es salir a vivir, eso en Norteamérica significa gastar y en eses caso la tendencia alcista estaría garantizada. Además, si los norteamericanos en lugar de confinarse deciden gastar, la renta variable tendría el atractivo adicional de que desaparecería totalmente el de los bonos. De hecho, los fondos de renta fija se podrían convertir en una auténtica trampa, pero de eso ya hablaremos en otra ocasión.
*** Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y fundador de Nextep Finance.